No pienso jactarme de ser analista político ni politólogo, ni mucho menos economista: soy un simple y común ciudadano con un poco de materia gris, que sabe cuándo desean engañarlo y cuándo no.

Su discurso de anoche, Señor Presidente, fue agradable a mis oídos, expresado en un lenguaje llano, muy lejos de la chabacanería de Hipólito y también de los discursos muy elaborados y complejos de Leonel. Eso me encantó, porque siento que usted es diferente tanto a uno como al otro.

Para ser sincero, mis expectativas de este gobierno no eran altas. No por usted, a quien  veía y veo con deseos de hacer las cosas bien y de hacer un gobierno diferente. Pero me he preguntado muchas veces, ¿cómo va a lograrlos, si  va a gobernar con la misma gente que lleva en el gobierno 8 años?

Me pareció fabuloso, Señor Presidente, que usara sus primeros 100 días para rendir cuentas. Eso manda un mensaje claro que hasta ahora en mis pocos años de ver a los políticos no lo había visto. Esto nos enseña que usted, Señor Presidente, trabaja para nosotros, el pueblo y que nos debe explicaciones de sus actos, algo que los demás presidentes dejaban solo para las fechas en las que la constitución se los exigía, como la presentación de sus memorias ante el congreso, cada 27 de febrero.

Creo que usted está haciendo muchos esfuerzos en demostrar que no es lo mismo que antes, sin tener que decirlo. De una manera sutil, lo dejó claro, pues fue enérgico al señalar que sus compromisos, como el de la educación, no eran negociables y que serían impulsados. A esto sólo puedo agregar, BRAVO SR. PRESIDENTE.

El discurso fue muy optimista, lleno de pasión por su país y con deseos de demostrar que quiere hacer las cosas bien y que tratará de hacerlas bien. Podría seguir dando ejemplos, no solo el de educación, también se puede decir el del Código de Ética, el pacto que firmaron sus ministros y el que no lo cumpla será sancionado y destituido. Ya veremos si es verdad o son solo palabras bonitas para congraciarse con una población que esta cansada de que la usen y de pagar los platos que otros rompen.

Llegó el momento en el cual habló de las personas como yo, que deseamos protestar y hacernos oír de una manera civilizada y sin violar las leyes ni las buenas costumbres cuando dijo “Sé que los ciudadanos y ciudadanas, especialmente los jóvenes, tienen razones sobradas para desconfiar de la clase política en general”. Ahí puse mucho interés en oírlo pk sentía que hablaban de mí.  Su discurso me pareció brillante, pues allí no se prometieron grandes obras, se habló de transparencia, se dijo que las obras se asignarían por sorteo. Esto me da esperanzas, porque puede acabar con la búsqueda de algunos funcionarios que se han vuelto asquerosamente ricos sin poder demostrar de donde sacaron una décima de lo que poseen.

Luego al final, Señor Presidente, tamaña decepción cuando dijo y cito: “Les pido que miremos al futuro con esperanza y al presente sin revanchismo. No perdamos el tiempo en lanzar piedras hacia atrás. Transformemos esas piedras en ladrillos, para, con ellas, construir un gran futuro para nuestro pueblo”.

Por 25 minutos que llevaba de discurso, nunca pensé que terminaría apoyando la impunidad, aprobando el borrón y cuenta nueva. Eso fue una gran decepción, lo hubiera esperado de otros políticos pero no lo esperaba eso de usted, Señor Presidente; con esa frase tumbó todos los santos que había en el altar.

Si se fija, Sr. Presidente, las protestas de nosotros los jóvenes no han sido contra su gestión sino contra la pasada, porque sabemos que no es tiempo para pasarle factura a usted; pero tenga bien claro que el pueblo siempre la pasa cuando llegue su momento. Van solo 100 días: le quedan 1360 días para enmendar su frase y demostrar que no es eso en lo que usted cree.

Espero que Dios lo ilumine, ya que usted es tan creyente y no apoye lo malo aunque venga desde su parcela. Por favor, Sr. Danilo Medina, haga lo que nunca se ha hecho: sea un presidente ejemplar con deseos de servir y hacer de este país un país mejor.

Vamos,USTED PUEDE.