Bastaría una observación rápida al entramado urbano en los pueblos dominicanos para concluir, que la recolección de los desechos es un problema superado en los municipios. Si nos adentramos otro poquito, la conclusión será, que a lo que hay que “meterle el pico” es al destino final de la basura, es decir, a los vertederos.
En efecto, desde hace años la cooperación alemana desarrolla una iniciativa tendente a contribuir con el saneamiento urbano en el ámbito municipal. El proyecto “Basura cero” tiene La Placeta como su niña mimada. La localidad está enclavada en lo alto de la sierra de San José de las Mata, provincia Santiago. Aunque, la GIZ ha invertido en otras demarcaciones es en La Placeta donde están sus mejores resultados.
Más reciente, el gobierno central inició “Dominicana Limpia”, una propuesta que pretende sanear el país de “cabo a rabo”. El “Plan General de Residuos Sólidos” tiene entre sus componentes: “Manejo Integral de Residuos Sólidos, Equipamiento, Educación Ciudadana, Puntos Limpios en las Escuelas, y Reciclaje”.
Es poco entendible, que siendo el Presidente Danilo Medina un dirigente tan previsor, a medio año de iniciado el programa, ¿Qué se ha reciclado?
En la ¿alianza Dominicana Limpia público-privada? Hay 7 instituciones del gobierno. De las cuales, 5 responden directamente al Poder Ejecutivo. Entre las partes están: “Gobierno Central, Dirección de Programas Especiales de la Presidencia, Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Ministerio de Educación, Gobierno Local y Liga Municipal Dominicana. También, está la Federación Dominicana de Municipios, que aún no consigue definir su estatus institucional, ni es gobierno, ni es ONG, pero en este berenjenal entra como gobierno.
El sector privado tiene en la sociedad público-privada, la Cervecería Nacional Dominicana, y el Centro de Innovación Atabey. No está de más, informar que el presidente de Atabey es parte del funcionariado del Poder Ejecutivo.
Según el gobierno, “Dominicana Limpia es la oportunidad de pasar del Caos de la Basura a la Industria de los Residuos Sólidos, generando empleos.” Sin embargo, los casos de Puerto Plata, Moca, Tamboril, entre otros, auguran que todo no es más que un recurso clientelar para seguir despojando los Ayuntamientos de sus competencias.
En ese sentido, al municipio de Tamboril, en Santiago, lo obligaron a cerrar su vertedero. A puerto Plata por igual. Y los mocanos están en remojo. Ya el senador de la provincia Espaillat anda proponiendo que se mutile el derecho de los munícipes mocanos a gestionar por su cuenta sus desechos. Todo indica, que al 2020, la competencia de gestión de desechos urbanos por parte del gobierno municipal será ilegal. En cambio, en la nueva ley municipal está capacidad será transferida al gobierno central. Ante esta vejación institucional surge una retahíla de preguntas.
¿Por qué el Plan Dominicana Limpia no asume como centro y protagonista el municipio y sus respectivos ayuntamientos como principales beneficiarios-gestores?
¿Será que Dominicana Limpia está concebida como una alcancía para alimentar aspiraciones municipales frustradas?
Si el Ejecutivo de la Nación solo transfiere el 2.8% del presupuesto a los ayuntamientos, cuando debería pasarle el 10%, ¿por qué no invertir los recursos en la transformación técnica de los verteros sin quitarle la competencia al municipio?
Hace poco, un alcalde me confesó lo siguiente:
— Miguel, yo estoy asumiendo cerrar el vertedero de manera voluntaria, pero con el cañón de una carabina en la cabeza –, dijo amargado el ejecutivo municipal.
¿A cuántos alcaldes, de los que son parte de “Dominicana Limpia” les tienen esa misma carabina en la cabeza para obligarlos voluntariamente a clausurar el vertedero?
Yo, por mi parte, creo que en vez de quitarle, hay que transferirles más capacidades a los ayuntamientos. En suma, sería, la mejor manera de salir airosos en la difícil tarea de transformar la basura en fuente de empleo digno y un incentivo al desarrollo local.
“Con Dominicana Limpia Ganamos Todos”, reza el lema. ¿Es cierto eso?