«Discutir no cuesta nada y las normas, una vez formuladas e institucionalizadas, hay que ajustarse a ellas». «Nos toca obedecer». Así concluí una breve discusión informal sobre el trabajo de investigación final como requisito ineludible para maestrantes del área de educación, específicamente de Lengua y Literatura. Hay un reglamento para la educación superior que así lo estipula; hay una normativa que intenta homogeneizar los criterios para la realización de este requisito de egreso de una maestría profesionalizante. En fin, el pesado trabajo de hacer una «tesis», como solíamos llamarlo tiempo atrás. Surgen preguntas, vienen cuestiones y reflexiones que comparto con ustedes.

¿Es el único modo de probar que se es un «experto» en el área de estudio? No. Regularmente la fragmentación de las asignaturas de que adolecen los programas de posgrado no ha hecho experto al alumnado en ningún tema; sino que se ha brindado una aproximación más o menos densa (depende del profesor y de la aplicación del alumno) a una serie de temáticas y problemáticas relacionadas más al área de especialización que a los problemas a los que puede y debe enfrentarse el maestrante. Ciertamente, hay mejoría; pero es notoria la falta de vinculación entre programas de posgrado y realidad circundante o el programa como estudios avanzados bajo una línea de investigación. Para solucionar este escollo es por lo que se ha distinguido entre las maestrías profesionalizantes y maestrías con orientación a la investigación.

La distinción anterior rara vez es tomada en cuenta como norte en la ejecución del programa y de la misma normativa para los programas. Aunque se explicita en la fase de diseño de los programas y es un requisito indispensable para su aprobación, se mantiene en el papel. Se olvida del todo la orientación del programa una vez avanza la ejecución de este. He impartido clases en programas de posgrado en el que asumo tiene una orientación profesionalizante porque es lo común en nuestro sistema de educación superior, pero no porque se ha informado debidamente. Incluso, cuando he acompañado a maestrantes en la realización de sus trabajos de investigación final es lo primero que pregunto al coordinador y no siempre obtengo una respuesta inmediata y satisfactoria.

Cuando se realiza un programa de posgrado con orientación a la investigación es claro que se busca brindar al maestrante competencias y herramientas que le permitan producir conocimiento en un área y bajo una línea de investigación. Aquí es legítimo que como requisito de egreso se exija una investigación de campo bien sustentada y se produzcan procesos de inferencias a partir de evidencias documentadas ya que se trata de producir y aportar conocimientos al área del saber. Realizar esto bajo la metodología científica es lo apropiado.

Ahora bien, cuando se realiza un programa de posgrado con una orientación profesionalizante el objetivo primordial no está en la producción de conocimiento, sino en la respuesta a una problemática concreta del entorno en el que se pone a prueba el desempeño profesional; esto es, saber si el maestrante tiene las competencias necesarias y los conocimientos teóricos para «desempeñarse» en su área profesional.  Aquí la «cosa» se dirige a una formación interdisciplinar que permita enfrentar situaciones prácticas reales dentro del ámbito de ejecución de la profesión.

El problema es que se exige para uno y otro programa, al menos en la práctica, lo mismo como requisito de egreso: un trabajo de investigación o tesis. La tesis se hace bajo el esquema de la metodología científica porque se tiene la convicción de que esta última es la que proporciona un conocimiento «verdadero» o al menos que pretende ser verificable. Así se poseen un millar de «investigaciones» que no han aportado a la solución de ningún problema del área educativa y que nadie revisa en la biblioteca. En la mayoría de los casos nadie se entera de lo investigado, solo de que se obtuvo el premio: la graduación.

Las maestrías profesionalizantes, como son el 95% de las nacionales, deben revisar si la realización de una «tesis» bajo el esquema de la metodología de investigación científica es la solución al problema de cómo el maestrante muestra su «profesionalidad» para obtener el diploma. No siempre el «conocimiento» producido se transfiere ni prepara.