El Ministerio de Salud Pública continua manteniendo un enfoque tradicional en relación al abordaje del tratamiento del virus Zika. Esto se reafirma con las últimas noticias: 500 embarazadas infectadas durante su tiempo de gestación y el nacimiento de un niño con microcefalia a causa del virus.
Este abordaje tradicional se sustenta en las siguientes prácticas: Desde el órgano rector de la salud continúan invitando a las mujeres a posponer su intensión de procrear, se realizan operativos de concientización para el almacenamiento de agua potable, la eliminación de cacharros, la divulgación de información preventiva y el autocuidado para la población general.
Aunque el zika es un virus transmitido por el mosquito “Aedes aegypti”- endémico en nuestro país- esta enfermedad repunta como una epidemia de altísimo riesgo para nuestra población, pues se le adiciona cómo vías de contagio la sexual y sanguina, sumado a las implicaciones económicas para su diagnóstico, el síndrome de Guillain-Barré y las consecuencias en el caso de las mujeres embarazadas.
Estos factores hacen que sea imperativo la generación de una reflexión sobre el ancestral enfoque que utilizamos para el manejo preventivo de las enfermedades asociadas al mosquito. Quizás, sea el momento propicio para realizar un análisis interseccional y dar una mirada distinta al como estamos manejando la enfermedad, pues en este caso, no basta el abordaje comunitario e informativo desarrollado.
El sistema de salud- por la salud de todos- necesita sincerar la situación, olvidarse del impacto político -si es que eso se puede olvidar al menos por un momento- y enfrentar los hechos: La estrategia no está funcionando, y quizás, sólo quizás después de un ejercicio de honestidad y humildad se podrían tomar decisiones reales y efectivas. De lo contrario nos tocará asumir las implicaciones de continuar realizando estrategias de prevención fallidas y pobremente implementadas- que cuestan los dineros tuyos, míos y de todos los dominicanos-.
Es necesario que se despliegue un abordaje multidimensional, que involucre políticas públicas destinadas al saneamiento urbano, distribución y uso eficiente del agua potable y el manejo de residuos; que garantice soluciones habitaciones destinadas a reducir ágil y progresivamente los niveles de hacinamiento; que brinde acceso universal a la prueba para la detección de la enfermedad; disminuyendo de esta forma el alto nivel de sub-registro epidemiológico y proveyendo información confiable; que garantice el tratamiento profiláctico adecuado en el manejo de la sangre y sus derivados; que dote de métodos anticonceptivos a los 3 niveles de atención del sistema nacional y ofrezca consejería adecuada para la entrega de los mismos; que pueda brindar educación integral en sexualidad, fundamentada en un enfoque de derechos y no en el temor de un embarazo en época de zika.
En fin, que disminuya las brechas de acceso a servicios de salud, vivienda y educación, que son las que al final generan y perpetúan la desigualdad social en nuestras ciudadanas y ciudadanos