Posiblemente como resultado del declive sufrido por los estudios de folklore y de otros temas de interés afines, la sociedad dominicana y sus investigadores carecen de un levantamiento temático de aquellas manifestaciones folklóricas que ameritan seguimiento, estudios particulares, sistematicidad o exploración de nuevos e insurgentes temas de la vida cultural y social de la nación. Esta reflexión fue el resultado de un encuentro sostenido en la Dirección Nacional de Folklore el pasado fin de semana con folkloristas y gestores culturales.

La ausencia de Fradique Lizardo y la falta de continuadores y relevos, que pudieran en su momento mantener el control de los estudios de folklore en la República Dominicana, a lo que sumamos una apatía oficial y que hace poco se reanima, hizo que perdiéramos un tiempo precioso en la sistematicidad de estos estudios y la valoración del folklore como una disciplina de cierta importancia en la lucha y defensa de nuestros patrimonios culturales y de las más genuinas manifestaciones de la cultura popular, que como sabemos siempre tendrá su agenda ocupada con expresiones culturales emergentes, y el seguimiento de otras ya existentes, algunas en peligro de extinción.

Por tanto, el tema de la agenda del folklore dominicano es casi una prioridad establecerlo en base a un gran diagnóstico del sector, sus representantes, institucionales e individuales, las fortalezas y debilidades de la disciplina, y la ebullición que se vive en el día a día, con nuevas y espectaculares maneras de expresiones populares, creativas y anónimas que dan vida y permanencia a los elementos esenciales de nuestra identidad.

La idea es ir al mismo tiempo, más allá de las formas convencionales de estudios del folklore de campo y empírico y traducir también la realidad viva de la sociedad dominicana a través del folklore, rompiendo el viejo enfoque de que los estudios folklóricos solo se reducen a cosas rurales, del pasado o ya desaparecidas

Por eso llamamos a las instituciones responsables a convocar a este encuentro de diagnóstico, levantamiento y listado de prioridades del folklore dominicano con el interés de fortalecer las áreas débiles de nuestros estudiosos y gestores del folklore, organizar el sector y dar orientación al trabajo, que permita listar temas, priorizar temas y como consecuencia, iniciar procesos de investigación y seguimiento, de aquellas expresiones folklóricas que lo requieran.

Parece una tarea ciclópea, sin embargo, es solo acercarse, dialogar en base a una agenda de trabajo, las organizaciones estales responsables asumir su cuota de compromiso, detectar los focos de debilidad y brindarle los auxilios necesarios, terminando con un listado de tema.

De ese encuentro saldrían las prioridades y tareas para el sector y quiénes asumirían estos compromisos de cumplimientos en cada caso. Es decir, por la naturaleza del estado y sus instituciones responsables de lidiar con estos temas, la formación de cursos y talleres debe ser auspiciada desde sus instituciones, junto a las universidades que apoyarían esos programas formativos y de consolidación metodológicas.

Quizás la elaboración de la agenda pueden ser pueda hacer por fase fase, al menos que se puedan hacer planes pilotos de experimentación para ir entrenando los folkloristas. De todas maneras, el fin último es pasar a una fase de investigación de temas folklóricos, ese reto es que probaría cuan preparados estamos para relanzar los estudios del folklore en nuestro país.

Entre los temas que podrían ser de interés de esa agenda están: la gastronomía, la artesanía nacional, la música urbana, el carnaval, temas teóricos con conexión a la realidad entre sincronía y diacronía del folklore dominicano, diáspora y folklore social, globalización e impacto en el folklore, entren otros.

La idea es ir al mismo tiempo, más allá de las formas convencionales de estudios del folklore de campo y empírico y traducir también la realidad viva de la sociedad dominicana a través del folklore, rompiendo el viejo enfoque de que los estudios folklóricos solo se reducen a cosas rurales, del pasado o ya desaparecidas.

Estos retos son los que proponemos en esta agenda de temas del folklore dominicano que compromete como podemos ver, amuchas instituciones y personas ligadas al tema como el Ministerio de Cultura, el Ministerio de Turismo, ASONAHORES, Gremios e investigadores relacionados al quehacer folklórico como los artesanos, carnavaleros, músicos, pero también instituciones de la sociedad civil, gestores culturales, sector privado y al propio Ministerio de Educación, visto en perspectiva se ve gigantesco, pero su operatividad dependerá de cómo se formule la convocatoria, en cuyo caso la representación es por delegación.

Si nos damos propuestas de este tipo podríamos sacar del marasmo en que se encuentran los estudios del folklore en nuestro país. Lamentablemente todo esto tiene que ver con el ya mencionado doloroso tema de la discontinuidad de los relevos en el área de las ciencias sociales que sufre nuestro país y que afecta la continuidad y sistematicidad de estos estudios.