El miércoles 4 de este mismo mes nos sacaron del sueño placentero a las 5:10 de la madrugada para cobrarnos un “atraso” en el pago de la basura con una llamada telefónica que nos alarmó por lo absurda e intempestiva.
Todos conocemos de los beneficios para la salud del sueño reparador. Dicen que seis a ocho horas son suficientes en un adulto normal.
El sueño es el estado de reposo del organismo caracterizado por bajos niveles de actividad fisiológica (respiración, circulación, tensión arterial) y por menor respuesta ante cualquier estímulo externo.
Tiene varias etapas que van desde el sueño ligero hasta alcanzar la profundidad. Se habla de la participación del mismo en la consolidación de la memoria reciente. También que nos prepara para una mayor disponibilidad de dicha memoria en la vigilia y en los momentos de gran actividad.
Las zonas del cerebro que están relacionadas con el sueño y la vigilia son la región anterior del hipotálamo y la posterior o mesencéfalo, respectivamente.
William Dement, psicólogo estadounidense, describió los movimientos oculares rápidos (MOR) destacando que aquellas personas a las que se despertaba durante el sueño MOR expresaban claros indicios de trastorno psíquico y podían recordar lo que soñaban.
Solo el hombre sueña. No hay prueba de que algunos animales que también pasan por la fase MOR, experimenten algo parecido. El gato duerme en mayor proporción que el resto. La oveja, el pato y el caballo pueden dormir tanto de pie como acostados. Los cetáceos como la ballena y el delfín, tienen que estar siempre alertas, pues deben salir a la superficie a respirar y solo duerme alguna zona de sus cerebros.
Describen algunos la eficiencia del sueño relacionándola con el sueño verdadero, en el que es perjudicial un brusco despertar. Los sueños rotos (y no estamos hablando de la pieza musical que hizo famoso al grupo español “La Quinta Estación”, ni de la película dirigida por Jonathan Kaplan) son perjudiciales para la salud.
A propósito de estos despertares bruscos y traumáticos, quisiéramos llamar la atención ante la nueva modalidad de cobro compulsivo que, como una broma de mal gusto o un sainete mediocre, representan nuestras autoridades edilicias.
Resulta que hace ya muchos años vivimos en un edificio de apartamentos en el que pagamos la cuota de gastos comunitarios, entre los que se incluye la basura. Nos acercamos a la Administración y confirmamos que se paga a una empresa privada porque las autoridades encargadas de dicho servicio no cumplen con sus obligaciones.
La llamada del cobro se ha repetido este sábado pasado, a pesar de que aclaramos por teléfono, al departamento correspondiente, que no había tal atraso. A sabiendas del daño que provoca ese tipo de interrupción del sueño y en nombre de la calidad de vida que se supone dichas autoridades deben defender, exigimos respeto.
Tenemos entendido que hay muchas personas quejándose de lo mismo y si pasáramos balance, el resultado arrojará mucho más pérdida que lo que se pueda recaudar de manera compulsiva.
Erraron el tiro. Cobren a quien deban cobrar y la basura, recójanla por favor!