En esa "aventura de la voz", el sujeto-autor ha moldeado su estilo, hasta sincelar una expresión centrada en la cotidianidad del ser, haciendo del entorno un espacio de la lengua, las costumbres y las vivencias de la gente, de su gente, de nuestra gente. Aquí el concepto "gente", nos aproxima a lo humano, al apego a las vicisitudes del hombre. Veamos:
Motivos de son
"Ayé me dijeron negro
pa que me fajara yo:
pero e que me lo desía
era un negro como yo.
Tan blanco como te ve
y tu abuela sé quién é.
¡Sácala de la cosina:
Mamá Iné!
Mamá Iné, tú bien lo sabe;
Mamá Iné, Yo bien lo sé;
Mamá Iné, te dise nieto,
¡Mamá Iné!"
(Motivos de son, 1930).
Aquí la "aventura de la voz", el ritmo es más que cadencia del decir. Aquí el ritmo es sentido. Es semántica expresiva de la voz, de la palabra y de la creatividad del suneto-creador.
Es la vida misma del negro cubano traducido desde la lengua musical que lechuza al poema, hasta convertirlo en nota musical, en sonoridad de la palabra, en ritmo-sentido de la lengua.
Sobre la poesía de Nicolás Guillén, quiero destacar lo que algunos críticos han dejado, lo lo expresado por Miguel de Unamuno.

El gran Miguel de Unamuno llamó a Guillén “hermano de ensueños” en su memorable epístola (junio 8, 1932), incluida en otras ediciones como parte del prólogo. Allí reconoce: “[…] leí –apenas recibido- su Sóngoro-Cosongo, […] Después lo he vuelto a leer –se lo he leído a los amigos míos– y he oído hablar de usted a García Lorca. No he de ponderarle la profunda impresión que me produjo su libro, sobre todo “Rumba”, “Velorio de Papá Montero” y los "Motivos de Son". Me penetraron como a poeta y como a lingüista. La lengua es poesía. Y más que vengo siguiendo el sentido del ritmo, de la música verbal, de los negros y mulatos.”

El poeta de generación del 27 la Manuel Altolaguirre, le dedicó unas entusiastas “Notas” en la importante Revista Occidente (Madrid Abril-junio 1932): “Sóngoro cosongo" es el título de un libro que une a los hombres, que nos acerca a otra raza, con una blandísima emoción, fuerte, con una enseñanza de humanidad”.

Por su parte, José María Chacón, escribe también desde la capital española (diciembre 25, 1931): “[…] Su libro me impresiona profundamente. No creo que haya en nuestra literatura más auténtica poesía folklórica. No es folklore como motivo literario, sino como impulso vital. Como elemento humano, como creación superadora de la realidad cotidiana”.

Los poemas poemas recogidos en "Motivos de Son", fueron musicalizados por el músico cubano Amadeo Roldán en el 1934, recibiendo el texto una difusión continental desde una lectura del pentagrama musical que trascendió los linderos del espectro geográfico caribeño.

Hay que señalar aquí el despertar identitario que provocan ambas obras en la cultura afrocaribeña y afrolatinoamericana. Veamos:

Hay que tené boluntá

"Mira si tú me conose,
que ya no tengo que hablá:
cuando pongo un ojo así,
e que no hay na;
pero si lo pongo así,
tampoco hay na.

Empeña la plancha elétrica,
pa podé sacá mi flú;
buca un reá,
buca un reá,
cómprate un paquete' vela
poqque a la noche no hay lu.

¡Hay que tené boluntá,
que la salasión no e
pa toa la bida!

Camina, negra, y no yore,
be p’ayá;
camina, y no yore, negra,
ben p’acá;
camina, negra, camina,
¡que hay que tené boluntá!"

No se extrañe usted, al leer términos escritos, no respondiendo a la norma oficial de la lengua española, sino que su escritura se corresponde a la expresión fónica o fonetica de los sujetos,  tal y como se expresa el sujeto común en determinados sectores de la sociedad, en este caso, de la sociedad cubana.
Es como un eco que nos llega, para despertarnos y hacernos abrazar a la conciencia de que en esos ritmos, en esa música, está latente nuestro sentido de identidad que no es estático, sino que es un constructo que también se evidencia en movimiento, prefijando nuestro ser desde la lengua, desde la cultura, desde el ritmo-sentido del poema.