Se supone que, por las características de nuestro país, ha de esperarse que el sector agropecuario tenga una gran fortaleza dentro de los que conforman la estructura económica reflejada en función del valor agregado que aporta cada sector económico al producto interno bruto (PIB).
De acuerdo con la publicación “Dominicana en Cifras, 2020. P230” de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), la participación de los sectores económicos (Agropecuario, Industria y Servicios), medidos por su valor agregado al PIB en el año 2019 eran las siguientes:
Sector Contribución (%)
Agropecuario 5.2
Industria 27.5
Servicios 59.9
Estas participaciones no han variado de manera significativas en los últimos cinco años, reflejándose descrecimientos porcentuales en los sectores agropecuarios y de servicios. Solo el sector industria aumentó su participación en el PIB, ya que, en el 2015, era de un 25.7%. Este crecimiento fue producto del subsector construcción que aumentó su participación de un 10.2% a un 12.0% en el periodo 2015-2019.
Aunque tal como indicamos arriba, el sector agropecuario, se supone que en el país debe ser de mucha fortaleza, los indicadores reflejan que en la realidad no es así y su participación se ha visto decrecer en el periodo 2015-2019 de 5.6% a 5.2%.
El estudio, “Los sectores económicos en América Latina y su participación en los perfiles exportadores”, Schmidtke, Koch y Camarero, determinó las siguientes participaciones de los sectores económicos en los países de América Latina en el año 2014:
Aunque estas cifras corresponden al año 2014, podemos observar que la República Dominicana, no está
precisamente dentro de los países de América Latina líderes en cuanto a la participación del sector agropecuario en el PIB, ni tampoco se acerca al porcentaje promedio de la región que es en este caso de 8.64%.
Entendemos que el desarrollo de una política estatal orientada a incrementar la productividad del sector agropecuario, debe generar una mayor cantidad de empleos y además reducirá el traslado de la población rural a las ciudades, ya que la emigración actual del campo a la ciudad, creemos que tiene su principal explicación en las pocas oportunidades que encuentran en el campo o la calidad de las mismas.
Se requiere que nuestro país, que tiene todo el potencial para el desarrollo de una agropecuaria fuerte y que consecuentemente de lugar a procesos de industrialización de los productos del agro, y por tanto incrementen el valor agregado a nuestra economía, reciba el apoyo estatal orientado fundamentalmente al aumento de la productividad mediante la incorporación de las nuevas tecnologías que promuevan, por señalar algunos; el mejoramiento de la calidad de los productos, la introducción de nuevos cultivos, la mejora de los sistemas de producción que aumenten los rendimientos, entre otros.
Por otro lado, el sector industria, está compuesto principalmente por los siguientes renglones:
Se destaca que la participación de la manufactura local, dentro del sector industria de un 10.6%, podría considerarse muy pobre, inclusive comparada con la participación de la construcción que la sobrepasa en 1.4%. Esto es un indicador del porqué la tasa de desempleo en el país se mantiene por encima de un 6%, es decir mas de 300 mil personas desempleadas de la población económicamente activa.
Es importante que el estado dominicano, desarrolle un programa integral que le dé un impulso a nuestra industria y que permita mayores y mejores oportunidades de empleos a la población.
En cuanto al sector servicios, o terciario como lo define el Banco Mundial, en nuestro país está compuesto principalmente por los siguientes renglones:
El sector terciario en el país es el mas fuerte y contribuye al valor agregado en una proporción por encima de la mayoria de los países de América Latina, sin embargo, su composición no lo es, ya que renglones de mayores importancias, como lo son las comunicaciones, salud y educación, tienen un muy bajo aporte en el sector. También indicar que el crecimiento y aporte de este sector, no necesariamente va acompañado de un buen desempeño económico y tal como indica Weller, el crecimiento del mismo contribuye a la “creación de trabajo precario y poco productivo”.