No obstante haber vivido casi un tercio de siglo bajo el duro régimen franquista, no deja de maravillarme como un solo pendejo, que de pendejo no tiene nada sino todo lo contrario, puede mangonear a su antojo millones  y millones de personas. Esos son los señores dictadores, los que ordenan, ordeñan el rebaño del pueblo y mandan de manera absoluta sobre países e imperios, y no cabe duda que para atraer a la gente a sus causas y hacer el mal tienen un talento y un carisma especial.

Los dictadores están hechos de un extraño material viscoso, inflamable y contaminante que se lo reparten entre todos. Son autoritarios, hipócritas, ambiciosos, crueles, sanguinarios, mentirosos, ladrones, corruptos, violentos, y por si fuera poco cobardes pues cuando las cosas se les ponen feas siempre tienen un avión listo para escapar solos o con la familia llevándose todo lo que pueden en dinero, oro, joyas o hasta un camión de berenjenas si está a mano.

Este fenómeno de las dictaduras no es nuevo, ni siquiera reciente o moderno, ya los romanos tenían en el senado dictadores con mucha autoridad que al principio tenían que seguir las leyes existentes pero como sucede siempre mientras el poder personal va creciendo el de las leyes va disminuyendo hasta que surgen los mandamases todopoderosos ¨autónomos¨. En la edad media predominaban los reyes absolutistas de impuestos, patíbulos y guillotinas, y los nobles, señores de horca, cuchillo y pernada.

Dictadores los hay de todas las clases, militares, civiles, religiosos, monárquicos, extraterrestres seguro que también, y de otros pelajes y variantes más sofisticados pero igual o más crueles como los tiranos y los sátrapas orientales al estilo del famoso Aga Khan que en sus cumpleaños se subía a una balanza y su pueblo tenía que pagar su peso en oro y joyas, por lo que es de suponer que nunca se pondría a dieta y días antes de la celebración comería como un glotón desaforado.

Aquí se conoce muy bien el asunto con el Santo animal de Trujillo y sus trujilleces por lo que no hay nada que abundar, en el lado vecino el otro Santo Duvalier con su famoso tontonmacutismo sanguinario. Más a la derecha -geográfica- el Super Santo Fidel Castro que con sus cincuenta y dos años imperando sobre su isla-finca bate un record mundial de permanencia por lo que supera la categoría de dictador y pasa a la envidiable de Sinvergüenza Político.

En Latinoamérica ha habido muchos más dictadores que longanizas que ya es decir, famosos son el cruel Anastasio Somoza alias Tachito , el ¨ché pero vos que me decís¨ el Perón estrella de cine, el sargentillo Batista, el militarote Pinochet, el criminal Videla, el paraguayo mano de hierro Strossner que posee la permanencia más larga de América del Sur desde 1954 a 1987, siendo otro Sinvergüenza Político más, Guétulio Vargas en Brasil, el actual Daniel Ortega que desea perpetuarse a toda costa y vidas de sus conciudadanos nicaragüenses, y así podríamos estar citando personajes hasta el próximo Siglo XXII. América Latina tiene alma de dictadura y vocación de golpe de estado. Cabe destacar que hasta hace poco tiempo Bolivia tenía más golpes de estado y gobiernos que años de independencia.

Si nos vamos a Europa además de últimos reyes, kaisers y zares destacan la trilogía dictatorial nazi-fascista formada por el Mega Santo Hitler quien causó una guerra mundial en la que murieron más de cincuenta millones de personas incluyendo veintisiete de rusos y seis de judíos, su papá de ideología y hermano de andanzas el creador del ¨fascio¨ (significa puñado) y también Mega Santo Benito Mussolini, aliado incondicional en la contienda que acabó colgado bocabajo como un salchichón de colmado cualquiera junto a su amante Clara Petacci.

El único sobreviviente porque no entró en la contienda, el Santísimo Francisco Franco, aún más que el de Asís, conocido por sus colegas de promoción de academia militar como Paco la Culona, católico hasta la médula de comunión diaria y entrada bajo palio, pero asesino de afición que además del casi  millón de muertos de la guerra civil española provocados con su insurrección, fusiló después de acabada ésta a más de ciento cincuenta mil personas del bando perdedor, muriendo en la cama con cerca de cuarenta años de mandato absoluto. Satanás lo tenga en su hirviente gloria.

Mención especial merece el otro Mega Santo el amigo Pepe -Jossif- Stalin matando según dicen las buenas y no tan buenas lenguas a más de diez millones de compatriotas rusos entre liquidados por sus órdenes y muertos de hambre. Frío y calculador, tanto era el pavor que le tenían que sus más allegados del gobierno ni muerto se atrevían a tocarle.

En el antiguo Lejano Oriente, ahora es Oriente de Al Lado porque queda a solo diez o doce horas de avión, está otro Mega Santo más, Mao Zedong, o Mao Tse Tung, como quieran llamarle, gran militar, gran estratega, gran político y el gran matarife de la historia, se le calculan entre cuarenta y setenta millones de muertes por fusilamiento y sobre todo la bestial hambruna que causó el fracaso de su programa económico de ¨Salto hacia adelante¨.

Podríamos hacer una especie de ranking de otros dictadores y muertes, los más famosos son Hydeki Tojo de Japón con 5 millones de víctimas, Enver Pasha de Turquía con 2.5 m., Pol Pot de Laos con 2 m., King Sun de Corea del Norte 1.6 m.. África no se queda atrás en cuestión de dictadores, destacan el etíope Haile Marian con 1.5 m., Yokubu  Gowon de Nigeria 1.5m., el simpático y grandote Idi Amin Dada con 500.000 de compatriotas ugandeses.

Aunque de pura cepa europea, lo citamos en el continente negro al rey Leopoldo de Bélgica que causó en el Congo actual -el ex Congo belga- nada menos que 15 millones de muertos entre trabajos, torturas, mutilaciones, fusilamientos y otros métodos de exterminio. Mobutu sese seko si bien fue elegido presidente de Tanzania por sufragio no se le cataloga como dictador tradicional pero sí puede considerarse como dictador económico se hizo con una fortuna personal de 5.000 millones de dólares depositados en bancos extranjeros, millones de los de entonces cuando el dólar era el dólar

Como vemos dictaduras, muertes y corrupción van de la mano. Tratemos de combatirlas de todas las maneras posibles, o bien evitando que esas plagas suban hipócrita y camaleonísticamente por medio del voto, o luchando contra ellas si se aúpan con la fuerza de las armas ¿Dictaduras? ¡Nunca más! ya tenemos bastante con las del marido o la mujer, la de la suegra o del suegro, la de los hijos e hijas y por si fuera poco las de los jefes de nuestros trabajos.