No cambies la salud por la
riqueza, ni la libertad
por el poder.
B.Franklin.-
Hoy me dio por pensar, ante los hechos y la vocinglería política, lo cerca que quizás estemos del hundimiento total de nuestra estabilidad en todos los sentidos imaginables. Es la sensación posible de que según se muevan estos meses nos encontraremos en el punto culminante para la apertura del caos o en el perihelio de la cremación de la paciencia y cordura de este pueblo.
Sé que vivimos conmocionados por los mitos, ya sean estos religiosos o históricos, los cuales forman tremendas paradojas que pueden desquiciar a cualquiera: Lo quiso tanto, que hasta a su propio hijo lo mató; Colón descubrió “Las Américas” y bajo abusos y robos la descuartizó, pero por suerte, nunca llegó al Norte, ¿imaginan lo que sería el mundo? ¿Todas esas tierras ocupadas por cientos de míseras “republicas”? ¿Llenas todas de héroes, políticos e insaciables “representantes”, engullendo todo lo que poseyera algún valor? Y de las monarquías y reinos mejor no pensarlo, porque ese solo hecho le quita el sueño a cualquiera.
Ahora estamos en medio de una función política que se hereda sin que en apariencia nadie se dé cuenta. En tanto esto sucede el país se hunde, pero su equipo de profanadores de mentiras dicen que es nadando en abundancia que estamos. Muchos culpamos a la política, simplemente quizás porque a pesar de todo, son los que dan la cara y no se avergüenzan de la situación pero, la real culpable es la justicia, porque además de dar la sensación de haberse convertido en el brazo armado de un comité, participa cobardemente en el mantenimiento de una impunidad que aterra. En tanto, las personas responsables que no han doblado la pelvis ante el amo o tirano corrupto, simplemente tiran la toalla ante la cruda realidad de que no pueden siquiera respirar frente a la atmosfera perversa y corrupta que se respira en la justicia dominicana, salvo contadas y muy pocas excepciones.
Tenemos un tremendo problema dentro de la creencia de estos políticos –sean viejos o nuevos-, que carecen del suficiente valor para reconocer su finitud en esta única vida comprobable hasta ahora, y quizás por eso, solo por eso, es posible que tenga algo de razón al decir que me asiste la aseveración de creer que todos aquellos cuya única meta es el dinero y el poder, no tengan o posean tal nivel de inteligencia como creen tener.
En estos tiempos de lucha a muerte por obtener o mantener el poder, muy pocos, quizás ni por asomo, han pensado que en cualquier momento podría aparecer un vaquero, que ya sea de cerca o lejos, tenga el tino de ponerle otra vez la venda a la que en algún momento era ciega y dé inicio al reparto de culpas y crímenes a quienes la tienen esclavizada y atemorizada desde el preciso momento que le quitaron la venda y la pusieron a ver para que fuera selectiva, abusiva y olvidadiza.
Si a esa señora le ponen la venda, de tal manera que no distinga ni pueda leer aun sea en braille lo que le ponen al frente, de seguro sabría qué hacer con cosas que hasta ahora le ha sido imposible, por ejemplo: con lo que se ha dado por llamar Peajes Sombra; Odebrecht; Puta Catalina; Pinalito; Autovía del Coral; el sucio negocio de los combustibles y la proliferación sin control de estaciones de expendio sin importar si pertenecen a los “blanquitos” o a los “Pobres Padres de Familia”. Que no pueda ver pero si escuchar, como esos rumores sobre la obtención de los equipos para el 911 y sobre todo, que no permita que estos hechos bochornosos a toda vista, sean enviados a las profundidades monstruosas del silencio, del olvido y al inmenso zafacón donde se albergan la señora impunidad y el señor blindaje. ¡Sí señor!