“El mandar no es un privilegio,
Es un sacrificio y un deber, no
Merece mandar y ser jefe a la vez,
Quien no se haga cada día
Digno de ello”.
Considero sin lugar a dudas, que en la mayoría de los países más o menos desarrollado, el castigo se aplica a todos por igual. El ser pobre o como le decimos por estos lares, “pobres padres de familia” no los exime de recibir el castigo al cual son acreedores de acuerdo con la ley. Y esto es así porque se busca proteger la sociedad de cualquier grupo o casta que se quiera convertir en algo por encima de la ley.
Por eso es penoso el ver, como ciudadanos que poseen algún tipo de propiedad, principalmente tierras, miran cómo los llamados pobres padres de familia sin tierras, invaden y destruyen todo lo que a otros les ha tomado quizás décadas para construir y que impunemente, una casta de miserables se adueñan de lo que no le ha costado un solo centavo y mucho menos una gota de sudor. Siendo en la mayoría de los casos aupados por políticos inescrupulosos que se auto titulan “lideres”, sin que a todo esto las autoridades ejerzan la fuerza que le confiere la Constitución para proteger a la sociedad, esto es, temen, por una u otra razón, ejercer el monopolio de la violencia, derecho que le confiere la Constitución.
El robo y las invasiones de tierras por parte de los mal llamados “padres de familia”, es una especie de orgullo mafioso para pavonearse en los barrios, mientras todos los demás se hacen los locos y en otros tantos casos, los cobardes. Y en apariencia esto no nos perjudica en nada a la gran mayoría, ¡craso error!
En estos últimos meses la sequía estuvo aniquilando tanto a los animales como a sus propietarios. Las presas estaban que parecían un abrevadero de puercos, llenas de lodo y prácticamente carentes del preciado líquido, mientras los pobres “padres de familia” depredan las lomas que hasta hace poco tiempo mantenían esas presas llenas de agua; otros bárbaros, arrasan con los cauces de todos los ríos del país.
No hay autoridad, sólo políticos y clientelismo barato y burdo. Pero hoy quizás sea un buen día, ya que como estamos de fiesta celebrando el nuevo triunfo político, a unos cuantos de ellos les dé por ir a bañarse a un rio, y vaya desilusión, cuando sólo encuentren orine de las vacas o la fetidez de agua procedente de alguna cañada. Y dijo esto hoy, porque sé que a nadie le importará un bledo. La campaña terminó y solo resta celebrar, a sabiendas de que continuaremos en lo mismo.
Pero a pesar de todo tenemos que felicitarnos, porque aun sin autoridades que se ocupen de ejercer sus funciones, aun así, supuestamente somos todavía una nación, aunque de continuar con esta chercha, con ésta sin razón de ser, que nadie se extrañe o me acuse de pesimista pero, fácilmente podemos llegar a comportarnos no como pueblo, sino como si viviéramos en el salvaje viejo oeste, llenos de pistoleros y caciques de comarcas.