La política se nutre de realidades, no de fantasías, aunque a menudo los políticos apelan a las fantasías para tratar de “congraciarse” con sectores populares y también conseguir votos que los lleven al Poder.

Eso mismo hace la oposición, cuando utiliza las fantasías para captar prosélitos contra el gobierno, a sabiendas de que miente o propone cosas que jamás pondría en práctica si estuviera en el Poder.

El presidente Danilo Medina, con bastante prudencia, está navegando en un archipiélago de intereses, donde se requiere de bastante pericia para llegar a puerto seguro. No obstante las dificultades, ha comenzado a dar unos cuantos pellizquitos, que finalmente le pondrán en la ruta que desea el pueblo llano.

Comenzó por aplicar una serie de medidas de austeridad para ahorrar dinero, algo que solamente se le ocurrió a Balaguer en 1966; luego canceló de sus cargos a dos funcionarios severamente cuestionados por servirse “con la cuchara grande”, auto asignándose pensiones escandalosas; dispuso la suspensión de los aportes de fondos públicos que hace el Estado a los planes y fondos de pensiones complementarios, que deberán retornar a las instituciones  para su correcto uso en el marco de sus presupuestos de gastos correspondientes;  se ha preocupado por las precarias condiciones de vida de sectores vulnerables—como La Barquita de Santa Cruz y los damnificados del Lago Enriquillo—con visitas personales para enterarse de sus problemas y buscar soluciones, aparte de su anuncio de que el próximo año iniciara un Plan Nacional de Alfabetización para sacar del oscurantismo a más de un millón de dominicanos que no saben leer ni escribir.

Es probable que haya pasado por alto otras medidas, pero creo que esas mencionadas bastan para uno darse cuenta de las buenas intenciones del presidente, aunque muchos quisieran que actúe como si fuera un revolucionario que llegó al poder por medio de las armas.

No, no es así: son unos necios quienes proponen al presidente que disuelva de un plumazo la Policía para crear una nueva. ¿Habrá suizos para reemplazar a sus actuales miembros? Esa  expresión no es mía, sino de Joaquín Balaguer.

Otros le proponen “meter a la cárcel a los corruptos del gobierno”, algo que  quizás sea  posible “más tarde que temprano”, pues resulta que quienes hacen esa sugerencia se hacen los tontos, como si ignoraran que esos camajanes forman parte de la estructura superior que sustenta a Danilo Medina, vale decir el Comité Político del PLD. Esto es aparte de que por más buenas intenciones que haya, en el país no existe una judicatura lo suficientemente firme para sancionar como se debe a quienes se han apropiado de los fondos del Estado.

Los críticos de Medina, muchos de mala fe, le sugieren que rompa de un plumazo los contratos con firmas extranjeras, aunque la que cito es dominicana, olvidándose del caso de la Concesionaria Dominicana de Autopistas y Carreteras (CODACSA), empresa a la que se le rescindió el contrato de concesión del peaje de la autopista Las Américas.

Sucedió que dicha compañía entabló un litigio a nivel internacional que no solamente obligó al gobierno de Leonel Fernández a gastar sumas millonarias en abogados extranjeros que cobraron en dólares, sino que además dio lugar a que la  Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional (CCI) condenara  al Estado Dominicano  al pagar a la demandante la suma de   US$37, 438,424.56 por incumplimiento de contrato.

Esto es independientemente de que cualquier amago de agresión contra un inversionista extranjero dará lugar a sanciones internacionales, creando también incertidumbre entre los empresarios que creen todavía en la seguridad jurídica que hay en la República Dominicana en cuanto a las inversiones.

No temo que estas sean consideradas como “ideas reaccionarias”, como se decía en el pasado cuando ante la falta de argumentos para refutar, alguien utilizaba el epíteto de “reaccionario” contra su adversario ideológico. En ese sentido estoy curado de espanto.

Sencillamente, son realidades que impone el mundo de hoy,  donde la llamada “globalización”    se ha impuesto a la fuerza contra los pueblos débiles, en beneficio de los más fuertes. Es por eso que creo que es mejor que el presidente Medina continúe dando “pellizquitos”, que a la larga darán resultados a favor del pueblo.

Pero creo, como dijo el historiador  británico de origen egipcio Eric Hosbwan, que “si la humanidad ha de tener un futuro, no será prolongando el pasado o el presente. Si  intentamos construir el tercer milenio sobre estas bases, fracasaremos. Y el precio del fracaso, esto es, la alternativa a una sociedad transformada, es la oscuridad”.