Introducción
El día jueves 30 de junio de 2016, fui invitado por el Foro para la Reflexión, a un panel sobre “Democracia y Proceso Electoral”. En el curso de mi exposición dije, entre otras cosas, que los partidos tradicionales del país están en la imposibilidad de realizar movilizaciones populares de contenido político y social. Mi opinión fue refutada por algunos de los asistentes, bajo el argumento de que con el planteamiento que había hecho contribuía a la desmovilización. Le contesté de inmediato, y mediante este escrito hago una más amplia motivación al criterio expuesto
I.- Los partidos políticos del sistema temen a las movilizaciones
1.- Está equivocado el que cree que un partido político se forma para ocupar un lugar en el espacio y ser aplaudido; que es un club social o una agrupación de personas en procura de hacer en común labor de filantropía. Pero nada de eso; el partido es una asociación que expresa los intereses de determinadas clases o capas sociales, creado para encaminar sus pasos a la conquista del poder y dirigir la sociedad. No se identifica como defensor de una clase, sino de la comunidad entera, para hacer creer que su existencia es para bien de pobres y ricos, de los de arriba y de los de abajo. La verdad es que oculta su verdadera esencia de clase para confundir a las masas populares.
2.- Los partidos constituidos para proteger un sistema que favorece a las minorías, propugnan por conservar el orden establecido, aunque no se definen como tales fines. A veces se disfrazan de paternalistas llegando a estimular la repartición de migajas para acallar las protestas de las víctimas de la explotación.
3.- En nuestro medio, las organizaciones del sistema conocidas también como tradicionales, poseen sus programas y métodos de trabajo que responden a la ideología de las clases sociales que lo forman, y tienen como objetivo alcanzar el poder del Estado, y el mecanismo para lograrlo son los procesos electorales. En su afán por conseguir el favor de los votantes diseñan las más variadas formas de captación de la voluntad de los posibles sufragantes. En los marcos de las campañas nada quita que los candidatos promuevan movilizaciones.
4.- En periodos electorales es de gran satisfacción para los partidos tradicionales, que las masas respondan a sus llamados movilizándose por calles y avenidas, o verlas concentradas en plazas públicas escuchando los discursos de los candidatos. Pero ojo, hasta ahí.
5.- Una vez concluye el proceso electoral, los dirigentes de las estructuras del sistema quieren que las masas populares permanezcan tranquilas, sin ocuparse de nada relacionado con política, hasta que nuevamente vuelva otra campaña electoral.
6.- Las organizaciones tradicionales sólo toman en cuenta al pueblo cuando les conviene legitimar el sistema por medio de los procesos electorales. Después de las campañas, los grupos políticos conservadores no quieren movilizaciones ni por asomo, se muestran intranquilos, en zozobra si ven al pueblo agitado.
7.- Las corporaciones del orden establecido, una vez logran su objetivo de legalizar las instituciones del Estado por medio del voto, en lo adelante lo que les conviene es la inactividad, la pasividad, la apatía del pueblo hacia la política; que desaparezca el dinamismo, la inquietud que había mostrado en el curso de los comicios, concluidos los cuales esos organismos entran en una especie de reposo, cambian de actitud; ya no quieren nada de ruido, de algarabías, ni mucho menos movilizaciones de masas.
8.- Las entidades del sistema se sienten temerosas, muy asustadizas cuando les hablan de movilizar al pueblo; se tornan tembleques desde que escuchan que las masas populares van a movilizarse, se sienten con el alma en un hilo si saben que se efectuarán acciones públicas.
9.- Mientras las masas se mantienen quietas todo marcha bien para el sistema. Permanecer serenas, armadas de paciencia, entregadas a lo que Dios quiera, hace sentir bien a los aprovechados del orden establecido.
10.- El ente conservador no quiere que nada le estorbe su funcionamiento; trata de que no aparezca algo que llegue a entorpecer, obstaculizar la marcha normal del orden establecido que necesita tranquilidad, paz social para seguir su misión explotadora.
11.- El cuerpo social dominante está contra todo aquello que pueda causar un cambio, una modificación del sistema. De ahí que es celoso, no acepta que nadie venga a revolotear el medio social, quiere que sea espantado lo que cause revuelo.
12.- A los principales dirigentes de los organismos del sistema se les ve dar diente con diente, cerrar los ojos, cuando presencian una acción de masas, el pueblo en la calle reclamando, exigiendo reivindicaciones. No están preparados para ser testigos de semejante vía de lucha social, porque fueron creados para el mantenimiento del orden establecido, no aceptan cambiarlo porque la transformación va contra sus intereses, y el pueblo movilizado representa un peligro para que persista el dominio de sus adversarios.
II.- Las movilizaciones de masas
13.- En países con estructuras económicas como el nuestro, donde un puñado de hombres y mujeres controlan el poder, el pueblo está representado por los trabajadores del campo y la ciudad, las capas medias, intelectuales de avanzada y sectores de la burguesía no ligados a los monopolios extranjeros. Los ideólogos del sistema saben que la fuerza del pueblo reside en su movilización con la que demuestra inconformidad, y no resignación ante la opresión.
14.- Los partidos de la minoría nacional están interesados en que se mantenga el sistema que garantiza el statu quo, para que todo siga igual, sin modificación alguna que pueda favorecer al pueblo. Sustituir, o de cualquier forma reemplazar el orden actual, lesiona a los que son menos en la sociedad dominicana.
15.- El pueblo tranquilo, con signos de entrega no significa nada, carece de influencia. Por el contrario, se observa vigoroso, activo, altamente pujante, demuestra energía cuando está accionando política y correctamente orientado; se revela con dominio y real poderío movilizado, dando demostración de pleno vigor. Sólo así se puede hablar de que el pueblo es poderoso, recio, con capacidad de demostrar su entera energía.
16.- Cuantas veces las masas se mueven políticamente bien dirigidas, logran sus objetivos; impulsarse, sacudirse, removerse hacia lo que es de su provecho, guía a los que en cada país son los más, el pueblo, al triunfo, a innovar el medio social.
17.- No es lo mismo estimular a las masas oprimidas y burladas a que estén caravaneando en procesos electorales, que exaltarlas, incitarlas para que vean materializadas sus más sentidas aspiraciones, logrando así transmutar la correlación de fuerzas.
18.- Lo que sirve de motor, de causa movilizadora al pueblo, son sus legítimos intereses. Su acción es noble porque es por el bien de las mayorías; con su movilización cambia el atraso por el avance y lo individual por lo colectivo.
19.- Es correcta la movilización para el pueblo cuando se le explica la razón por la cual debe accionar; si se le enseña el método correcto que debe ser aplicado en la ocasión para que tenga éxito en su empresa. Las masas tienen que ser dirigidas con conciencia, no tomarlas como cosas, poniéndolas a dar vueltas detrás de un caudillo.
20.- Las masas despiertan, adquieren la conciencia necesaria y se hacen dueñas de su destino desde el momento que por convicción infunden energía y combatividad, lo que les permite despertar en la política para tomar caminos liberadores.
21.- Cuantas veces las masas movilizadas toman las calles, tienen éxitos y avanzan hacia la conquista de amplias y nuevas victorias. La realidad demuestra que el avance, la acción del pueblo paraliza la prepotencia de los grupos de poder.
22.- Es una verdad histórica comprobada que cuando las mayorías están movilizadas, realizando manifestaciones públicas, sus enemigos tradicionales tienden a replegarse y luego, miedosos, responden con reformas destinadas a remendar el sistema en las áreas más deterioradas, procurando así calmar a los oprimidos.
23.- Las expresiones populares conjuntas sirven para las masas demostrar la unidad de acción y propósitos, así como también ponen en evidencia sus potencialidades para librar batallas de más amplio contenido social y político, algo que sólo puede estar dirigido por una organización o un partido con una política que reconozca como necesaria y correcta la lucha y movimiento de los hombres y mujeres del pueblo.
III.- Los partidos del sistema son contrarios al pueblo movilizado
24.- Los partidos que tienen por finalidad que prosiga el estado actual de opresión contra el pueblo, son contrarios a las movilizaciones porque les conviene preservar el estado actual y que sea aceptado sin resistencia alguna. Además, las acciones de masas obligan a las minorías a hacer concesiones a favor de las mayorías.
25.- Cualquier movimiento de los de abajo es visto como una turbulencia por el grupo que está arriba disfrutando de los beneficios que genera el poder político, y se siente amenazado con los movimientos sociales.
26.- Es algo peligroso para el sistema que predomina en el país, que aquellos que representan las grandes mayorías, rompiendo los lazos que las atan a los partidos tradicionales, se pongan en actividad política y social demostrando sus potencialidades. El desplazamiento de las masas, con objetivo político y social, motoriza los cambios que requiere la sociedad dominicana.
27.- Los hombres y mujeres que deciden movilizarse sin tomar en cuenta los partidos del sistema, dan prueba de su deseo de construir el futuro suyo y de todos los afectados por el ordenamiento económico y social actual que genera desigualdad en perjuicio de los que se llama pueblo dominicano.
28.- Es legitima la movilización del pueblo dominicano para alcanzar un nuevo amanecer desarrollando acciones sin ataduras politiqueras, soltándose de las ligazones que ha mantenido con los partidos que juegan a la politiquería para conservar los irritantes privilegios que históricamente han lesionado a lo mejor del país.
29.- Solo el pueblo movilizado tiene capacidad y posibilidad para hacer efectivas sus reivindicaciones, porque posee las condiciones necesarias para, sin limitación alguna, llevar hasta las últimas consecuencias la lucha emprendida. Su accionar por causas justas no tiene límites y da demostración de gran poder porque con su empuje hace añicos el bloque de sus adversarios.
IV.- Los partidos del sistema están impedidos de movilizar al pueblo
30.- Los partidos políticos tradicionales, aquellos que aquí representan a las clases sociales en decadencia, y han controlado el poder político luego de la desaparición física de Trujillo, no están en condiciones de motivar, o de cualquier forma estimular a las masas populares a movilizarse reclamando derechos políticos y sociales, porque de hacerlo así conspirarían contra sus intereses, que son los mismos a los cuales hacen oposición los que movilizados impugnan.
31.- Es un contrasentido, una sin razón, que las organizaciones que hacen posible el mantenimiento del actual orden económico decidan apoyar con movilizaciones demandas que conducen a cambiar el sistema que, por apego a sus ventajas particulares, han mantenido invariable en perjuicio del pueblo.
32.- Es impropio de un partido de las clases dominantes respaldar acciones públicas de masas que tienen por objetivo sacar del poder a los que lo detentan para beneficio propio, y de grupos minoritarios que se oponen a cualquier modificación de las arcaicas estructuras que asfixian a la mayoría.
33.- Los partidos de la minoría nacional que se aprovechan de las inactividad, quietud e inamovilidad de las masas populares, de un momento a otro no van a provocar dinamismo en ellas, a sabiendas de que con semejante proceder se convierten en sus propios sepultureros. Las clases no se suicidan, jamás llegan a inmolarse por capricho, ni abandonan el escenario voluntariamente.
34.- Partidos políticos estructurados para hacer politiquería, están incapacitados a motivar al pueblo a luchar por cambios verdaderos; demuestran impotencia para accionar a los fines de que los afectados por el presente régimen tomen las calles en busca de hacer realidad sus demandas.
35.- Los intereses a los cuales están vinculadas las organizaciones políticas tradicionales, las inhabilitan para vincularse con el pueblo movilizado; es algo quimérico pensar que un partido que tiene por base un programa político que santifica el orden establecido, pueda guiar a las masas a movilizarse para cambiar la realidad actual.
36.- A las agrupaciones políticas preocupadas por la conservación del orden establecido, conviene el quietismo de las masas; procuran verlas estacionarias, sosegadas, envueltas en el marasmo de la politiquería clientelar. La movilidad, la aspiración de cambio por parte de los hombres y mujeres del pueblo, aterra a los que disfrutan de las ventajas del sistema.
37.- La excitación de los golpeados por el presente orden económico, hace morir de miedo, pone a temblar, con los pelos de puntas a los dirigentes de los partidos fabricados para engañar al pueblo mediante la politiquería de dádivas. Los politiqueros pegan el grito al cielo, se llenan de espanto, quedan impávidos cuantas veces observan en forma activa movilizados a los oprimidos levantando sus banderas de liberación de toda clase de opresión.
Reflexiones
a.- En la sociedad dominicana, por su naturaleza policlasista, proliferan partidos políticos que, aunque con nombres diferentes, representan los intereses de las clases dominantes, de la minoría nacional. Aquellas organizaciones políticas dirigidas por grupos curtidos en la marrullería, son incapaces de impulsar acciones de masas en interés de la mayoría. Los movimientos democráticos solo pueden surgir de los sectores con visión de futuro, dispuestos a romper con el pasado y construir un orden nuevo en provecho de lo que en verdad se llama pueblo.
b.- La movilización popular solamente puede ser comprendida, aceptada y llevada a la práctica por partidos no comprometidos con el mantenimiento de caducas estructuras que representan la opresión de las mayorías. La vida enseña que en los movimientos voluntarios de masas está el germen de los grandes cambios sociales que van en consonancia con los deseos del pueblo en general.
c.- Movilizar al pueblo para que haga efectivas sus conquistas, nunca puede estar en los planes de los partidos que representan a los que se nutren, precisamente, del sudor de los oprimidos, como tampoco pueden coordinar movimientos que tengan por finalidad cambiar la situación de penurias de las masas desposeídas, de los marginados de la sociedad. Partidos diseñados para estar en el juego de la politiquería, jamás van activar al pueblo para que movilizado modifique el orden actual que sirve de base de sustentación y operaciones a la politiquería y el engaño.