Quién diría que a veintiún años de la creación de un ministerio orientado esencialmente al desarrollo integral y cultural de la juventud, como lo es el Ministerio de la Juventud, en una sociedad politizada y excluyente, que en los últimos 25 años experimentó un fuerte crecimiento económico exclusivo para los negociantes de la política, exhibiendo una tasa anual del PIB de un 6,1% entre 2015 y 2019, previo a la pandemia de COVID-19; ya para 2016, uno de cada cinco jóvenes dominicanos ni estudiaba ni trabajaba. Los ‘NiNis son las personas comprendidas entre 15 a 24 años que por una serie de factores medibles e intervenibles, están excluidos del sistema educativo y laboral dominicano. Y por si fuera poco, igualmente uno de cada cinco jóvenes abandonará el sistema educativo sin las habilidades mínimas necesarias para insertarse de manera efectiva a la fuerza laboral.
Actualmente 850 mil jóvenes dominicanos se consagran oficialmente como ‘NiNis’. República Dominicana ocupa el primer lugar de America Latina y el Caribe con un 29%, mientras que el promedio regional es de un 17% de jóvenes en estas condiciones, según el estudio “Los jóvenes dominicanos: esos desconocidos” publicado en 2019, que contempla una juventud entre 15 a 29 años.
Quién podría pensar que un Ministerio orientado a producir con su intervención efectiva una mejora significativa del flagelo social de la exclusión juvenil, desde su creación en 2000 encontraría para 2003, una población de 434 mil joven excluidos completamente del orden social, dicha cifra se mantendría más o menos constante en 2016, hasta experimentar el aumento desproporcionado que actualmente se evidencia de ‘NiNis’ desde la fecha, es decir que, la existencia de dicho ministerio, una de dos, es una estructura inoperante y sin la capacidad de acompañamiento para la Juventud ante los desafíos que la era de la información y la tecnología representan, o es solo un reservorio de dirigentes políticos corruptos sin las competencias requeridas para enfrentar dichos desafíos nacionales, dicho de esta forma, porque una institución con una nómina de empleados de 3,486 personas, con un presupuesto asignado de 718,371,561 millones de pesos, en lugar de impactar mínimamente la condición de la juventud dominicana, tras su existencia –contrario al efecto esperado– más bien ha empeorado la realidad y se ha constituido en una carga más para el contribuyente, que tiene que escandalizarse ante cada acto de corrupción política cometida directamente por su dirección ejecutiva, antes que valorar cada gestión de la misma en función de sus indicadores.
La realidad es que desde su creación, cada funcionario que ha dirigido el ministerio de la Juventud, se ha destacado por corrupción administrativa en general; malversación de fondos, clientelismo, nepotismo, nombramiento de funcionarios estando privados de su libertad por denuncias de robo, sobrevaluación de viajes y del Premio Nacional de la Juventud, patrimonio de origen dudoso de jóvenes menores de 35 años de edad, distribución irregular de becas, violación sexual a una extranjera, violencia doméstica, duplicidad de funciones, licitaciones amañadas, falsificación de autorizaciones para consumo de combustible, ocultamiento de información pública y violaciones presupuestarias, documentadas por el movimiento social Participación Ciudadana, en su informe “Corrupción sin castigo 2000-2013”. Desde la dirección hasta cada una de sus operaciones, están orientadas deliberadamente para desviar los fondos y los esfuerzos hacia el provecho personal de sus dirigentes, familiares y allegados, dificultando el acceso a las pocas oportunidades que se gestionan desde la misma para los jóvenes que no cuenten con las conexiones claves con el jerarca de turno. Lo que como es de esperarse produce efectos negativos en la población que justifica la razón social de su existencia.
En cuanto a los indicadores, el Plan Nacional de la Juventud 2020, creado por UNFPA y el Ministerio de la Juventud de la administración anterior, fue engavetado, en una muestra fehaciente de que el autoritarismo y personalismo político solo está dispuesto a trabajar en función de su capricho e implementar su librito, el sistema amañado que aúpa a los negociantes de la política y excluye a los que no prestaron sus credenciales a la gran estafa. Haciendo de una estructura política una herramienta más para concentrar poder político y económico, que posteriormente les permita impulsar su propio proyecto político a la vez que se convierten en “emprendedores y en un ejemplo de liderazgo y empoderamiento social”, un negocio redondo.
Rápidamente se advierte la artimaña, la condición de la Juventud es la excusa perfecta para justificar la existencia del despropósito de Ministerio de la Juventud que tenemos, cuyo único sentido radica en acaparar recursos para instrumentalizar incautos y maniobrar ilegalmente para provecho personal, en detrimento de una juventud cada vez más desamparada en una etapa crucial de su vida y de su integración efectiva en el orden social. Uno de cada seis jóvenes abandona la educación secundaria; en Latinoamérica y el Caribe el 44% de los jóvenes llega a la universidad, en países de la OCDE el porcentaje es de 70%, Estados Unidos 89% y la Unión Europea 66%. Los ‘Ninis’ configuran el 29% de un 56,8% de los dominicanos que se encuentran en la informalidad laboral y la tasa de desempleo juvenil prevista para 2020 es del 18%, el doble de la general y el triple que la de adultos, según las tendencias mundiales del empleo juvenil 2020 de la OIT para América Latina y el Caribe. Aún ante este panorama estructural deliberadamente entrampado, la voluntad de la Juventud Dominicana no decae, más del 40% quisiera emprender y el 64.4% de las empresas formales cuentan con al menos un accionista joven en microempresas, empresas medianas y grandes, y Latinoamérica es la segunda región en el mundo en cantidad de emprendimientos manejados por jóvenes, aunque posteriormente su destino final sea la quiebra o el estancamiento, en vista de la doble trampa de alta desigualdad estructural y baja productividad, que a juzgar por el protagonismo en corrupción de la representación política juvenil no se tiene la intención de enfrentar.
Entonces disculpen tanta perorata, pero finalmente y, ¿los ‘NiNis’ pa’ cuándo?… La respuesta es una verdad de perogrullo, para conocer las verdaderas intenciones de alguien solo basta con observar lo que hace, no lo que dice.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? Mateo 7:16