"La pandemia puso al desnudo el sistema sanitario de la República Dominicana". Muchos dominicanos murieron sin conseguir hacerse la prueba en un hospital público o en un centro médico privado. Esos muertos no cuentan en las estadísticas oficiales. Pero están muertos sin que nadie los contara. Sus nombres no fueron registrados en los libros del Ministerio de Salud Pública.
El que no tuvo la suerte de conseguir que le hicieran una prueba y murió por el terrible Covid -19, se quedó sin que lo contaran entre los muertos. Ni para eso les dio la vida. La ecuación es muy clara y sencilla: un rígido protocolo funerario y una familia destrozada a la que no le alcanzaron las palabras para decir ¡adiós!
Los datos de las estadísticas oficiales no son confiables para diseñar planes para combatir la pandemia, puesto que no permiten realizar proyecciones, en virtud de que no son científicamente reales. Se hace necesario buscar una alternativa científica que posibilite realizar un muestreo probabilístico a nivel nacional para conocer la proporción de la población que ha sido afectada por la pandemia.
Este muestreo debe ser dirigido por el propio Ministerio de Salud Pública en los hogares, dado el hecho de que tiene los expertos y las capacidades instaladas para la toma y análisis de las muestras.
La inexistencia de un verdadero sistema de salud pública en el país es la primera dificultad que habrán de encontrar las nuevas autoridades en el área sanitaria, que están interpretando y ejecutando la decisión del presidente de enfrentar, de manera firme, la pandemia y los efectos negativos de la misma en términos económicos, sociales y humanos, después del mal manejo que las pasadas autoridades del gobierno saliente le dieron al Covid-19.