El mismo perro con diferente hueso. Otro gran jaque-mate a la conciencia colectiva.

Esta vez le ha tocado el turno a Francia. Pero resulta y viene a ser que toda conducta psicopática sigue siempre el mismo patrón, sea un individuo o un sistema de individuos psicopáticos con la fijación obsesiva de controlar al mundo.

Como Alfonso Capone (Al Capone) se creen muy listos pero terminan cometiendo los mismos errores de siempre. Eso lo sabe cualquier psicólogo clínico o cualquier patólogo forense de experiencia. ¡Los muertos hablan más de la cuenta!

Reza una expresión en inglés: “the leopard never changes his spots” (el leopardo nunca cambia sus manchas). La táctica del “Diablo” es siempre la misma.

Veamos los hechos:

1. Una vez más, el mundo entero está bajo un shock colectivo. ¿Qué pasó con el Ebola? Qué sucedió con la fiebre aviar y la Chikunguña? Ahora la televisión internacional nos está atiborrando el subconsciente, bombardeándonos la zona del hipotálamo (específicamente del hipocampo) con las mismas escenas repetidas ad nauseam de la masacre ocurrida en Paris. “Nous sommes tous Charlie Hebdo” (Somos todos Charlie Hebdo).

Los cuatro millones que se citaron en toda Francia (dos millones junto a la Torre Eiffel), han quedado tan traumatizados que no pueden discernir objetivamente. Lo mismo pasó con el maratón de Boston. Lo mismo sucedió en Colorado cuando dos loquitos diezmaron a balazos la escuela donde estudiaban. Lo mismo en la escuelita de Sandy Hooks en Connecticut. Lo mismo de lo mismo de lo mismo.  Los mismos diablos con los mismos cuernos. Crónicas de tragedias previamente anunciadas. Cuando pensamos que nos estamos recuperando, ahí mismo nos dan otro porrazo para aturdirnos aún más con otra masacre.

El Procurador General y Fiscal Federal, Eric Holder (que brilló por su ausencia en la marcha, aunque se encontraba en Paris) declaró: “Tenemos que prepararnos porque este tipo de terrorismo puede suceder en nuestras ciudades”. ¿Estará loco este señor? No es que pueden suceder sino que ya han estado sucediendo en experimentos condicionados e intercalados y reforzados, como si estuvieran programados de antemano a la distancia.

En un artículo anterior publicado por Acento.com el 6 de noviembre del 2014, El Cuco, analizamos este fenómeno y sugeríamos que había que cambiar de paradigma mental para empezar a comprender la realidad de lo que está sucediendo en nuestro mundo. No solamente estas masacres nos dejan traumatizados y atontados, sino que poco a poco nos han estado convirtiendo en zombis, incapaces de distinguir la foresta de los árboles.

Como si todos se pusieran previamente de acuerdo, todos los medios de información, sobre todo los televisivos, nos repiquetean las mismas imágenes desesperantes. ¿Quiénes son los culpables? Por supuesto, ¡los seguidores del Islam mahometano! Ese es el mega-mensaje. Lo mismo sucedió el 11 de septiembre en New York con las Torres Gemelas.

2. Todos los posibles testigos de la masacre están muertos. Como lo estuvieron  Lee Harvey Oswald y Jack Ruby en Dallas, Osama Ben Laden, y un larguísimo etcétera de muertos idos a destiempo. La historia se repite siempre. El mismo perro con un hueso diferente, a través de los años. ¿Es que no acabamos de discernir la realidad de la manipulación masiva?

El presidente francés, Francois Holland, declaró: “No podemos permitir que este tipo de atentados terroristas de “iluminati” fanáticos controlen al mundo”. Parece un lapsus linguae involuntario, pero es la primera vez que un jefe de estado identifica a los culpables como “iluminati fanáticos”. Además añadió: “Los seguidores del Islam no tienen nada que ver con estos actos barbáricos de criminales terroristas  profesionales”. ¿Entonces quiénes son “ellos”? ¿Es que estamos viendo la misma película?

Lo que Francois Holland no dijo fue que estos “iluminati  terroristas internacionales profesionales” (una especie de “comandos urbanos”) son entrenados en Francia, bajo sus propias narices, entrenados en el uso de armamentos sofisticados. Un gobierno paralelo que opera bajo las sombras  la “irealidad” humana a través de “banderas falsas” y sin fronteras. Los que Hollande llama “iluminati fanticos” son los verdaderos culpables. Su comparecencia ante el mundo el 9 de enero por la tarde, pasará a la historia como el “viernes negro” de Francia.

3. Lo interesante de todo esto es que siempre repiten la misma táctica. A uno de los “terroristas profesionales entrenados militarmente”, de nombre Said Kouachi, se le ocurrió dejar caer, precisamente en la puerta principal de las oficinas de Charlie Hebdo (como una rúbrica de su crimen), su cédula de identidad francesa ¡Qué ingenuidad más “ingenua” para un militar profesional entrenado en Francia!

Lo mismo sucedió con Mohamed Atta y con Satam Suqami en las afueras de las Torres Gemelas de Nueva York. Todo estaba calcinado al derredor pero “ingenuamente” los pasaportes de estos señores aparecieron enteritos y limpiecitos en las inmediaciones de aquel infierno de cenizas, como para que los identificaran. Como en el caso de Lee Harvey Oswald y de Said Kouachi, a los diez minutos de la tragedia todas las estaciones de televisión estaban parloteando sus nombres con la historia de sus “crímenes” y de sus “milagros”. ¡Qué gran coincidencia! ¡El mismo perro con el mismo hueso! ¡Qué idiotas nos hemos convertido los zombis!

Los psicópatas que manejan al mundo continúan dejando las mismas huellas de sus garras como siempre lo han hecho. ¿Y el resto del mundo? Súper- traumatizado, como los perros de Iván Petrovich Pavlov, el cura que se metió a fisiólogo.

Esa es la consigna.