Con caídas y elevaciones, los movimientos sociales expresan para los sociólogos un malestar social en un sector al que hay prestarle atención, o es la expresión de un conflicto en el seno de una sociedad y que se hace presente a través de la organización, demanda y manifestaciones que le acompañan en sus acciones de masa.

Agrupa en términos generales, a gente con intereses diversos, pero en ese momento los unifica demandas particulares que les afecta como sector social, comunitario o gremial. Pueden estos ser territoriales, sectoriales o nacionales su núcleo de acción, pues las demandas pueden tener una naturaleza diversa. En todo caso, no son partidos políticos, sino más bien, expresiones de insatisfacciones sectoriales, sin que ello niegue su dimensión política, no así partidaria, pues en las sociedades, todo es político.

Por el contrario, la capitalización de un partido o la instrumentalización partidaria por parte de algunos de sus dirigentes, que termina desvirtuando su razón de ser y lo atomiza perdiéndose una importante iniciativa espontánea de la gente. En algunos casos, un malestar colectivo puede iniciarse con un movimiento popular y terminar con demandas político-partidarias, dependiendo el deterioro que presente el tejido social.

Siendo aún muy importante el campo en la vida social, política, económica y demográfica del país, surgieron asociaciones de campesinos sin tierras, relacionado a la desigualdad en la tenencia de la tierra en nuestro país. Siguieron en orden de aparición una estampida de gremios profesionales, de oficios y de trabajadores especializados. Vivíamos la época del destape social dominicano

Muchas veces este compromiso es precedido por una toma de conciencia de sus adeptos alrededor de problemas que les conciernen, convirtiéndose entonces, en sujetos sociales, por esa razón no se le pregunta de qué religión viene, de qué partido, o de qué sector social, sencillamente todos están presentes por el mismo motivo que los afecta como grupo, comunidad o problemática nacional.

Estos movimientos van cambiando su naturaleza en función de cómo va cambiando a su vez la sociedad, y su dinámica son al mismo tiempo, reflejo de esos cambios. En un momento puede ser un movimiento social dominante de naturaleza campesina, obrera, barrial, sectorial, rural, urbana, comunitaria, étnica, de género, laboral, profesional o nacional, si las demandas los motiva y respondiendo a determinadas situaciones políticas.

La historia de estos movimientos es también la historia política del país en un momento: luego del ajusticiamiento de Trujillo, los jóvenes se hicieron dueños del accionar social y político del país, los movimientos estudiantiles y sus líderes eran muy jóvenes, como lo fue también el artístico.  Los jóvenes en sentido general fueron dominantes en la vida social y política del momento, luego siguieron gremios, sindicatos y asociaciones de orden laboral, de trabajadores y sectores productivos urbano y rural que también tomaron las calles como respuesta al enclaustramiento en que vivieron en la época de Trujillo.

Siendo aún muy importante el campo en la vida social, política, económica y demográfica del país, surgieron asociaciones de campesinos sin tierras, relacionado a la desigualdad en la tenencia de la tierra en nuestro país. Siguieron en orden de aparición una estampida de gremios profesionales, de oficios y de trabajadores especializados. Vivíamos la época del destape social dominicano.

La consolidación de la vida urbana y las ciudades en el dominio de la vida pública de la República Dominicana, hizo que lo urbano adquiriera un predominio en la vida social, protagonizando las organizaciones barriales este movimiento social, determinante en la vida político-reivindicativa nacional, reflejo por cierto, de lo que ya era un hecho: una sociedad que había dejado el mundo rural, internándose en las zonas marginales urbanas y generando necesidades, estrecheces y limitaciones propias de estos barrios urbanos y su crecimiento macrocefálico y anárquico.

Con el tiempo las cosas fueron cambiando y dieron paso a una anomia social reflejada en la ausencia por mucho tiempo de estos movimientos y su peso en la vida social, contestataria y de gran activismo reivindicativo. Esta desarticulación del movimiento social fue acompañada de una transformación generada en los cambios políticos acaecidos luego de la última década del siglo XX en la República Dominicana a la que finalmente siguió una inacción social y la falta de liderazgo del movimiento, además, de la ausencia de estructuras fuertes y reconocidas como interlocutoras de estos movimientos sociales.

Finalmente, este adormecimiento despierta con la aparición de un movimiento cívico emergente que se crea en los últimos años. La Marcha Verde (2017), precedido de los movimientos del 4% por la Educación y Toy Jarto.com, que su espontaneidad, insurgencia en la vida pública, toma de sorpresa hasta a los convocantes, era la delación de un sentimiento oculto, que latía en el corazón de muchos dominicanos.

La Marcha Verde, de mayor proyección en el tiempo, se hace rápidamente vocera de una parte importante de la población, se suman sectores, no solo distintos del arco iris nacional, sino hasta contradictorios y conflictuados. ¿Qué los unifica?, una consigna que, como los viejos movimientos anteriores y todos los movimientos sociales, los aglutina, esta vez, la lucha contra la corrupción y la impunidad que llega fácilmente a muchos sectores.

Su amalgamada configuración lo hace típicamente un movimiento social de una característica atípica, no tiene cabeza visible, es multipartidario, multisectorial, multi clasista y multi religioso. Es rural y urbano, nacional e internacional, en relación a que tiene extensión transterritorial entre los dominicanos de la diáspora y posee una característica: que no se ha dejado influenciar por métodos que a veces alejan sectores que lo integran, sobre todo en los estilos de lucha. Participan igualmente jóvenes, adultos, envejecientes y niños.

Es este movimiento de la Marcha Verde un típico movimiento social, que continúa con sus causantes propias y su fisonomía diversa. Las luchas sociales de nuestro país, en todo caso, y por la experiencia de la Unión Cívica Nacional –UCN- (1962), debe cuidarse de la tentación de convertirse en partido político porque inmediatamente pierde su naturaleza, se segmenta, se parcializa, se desnaturaliza y se diluye. En su ausencia partidaria, pueden surgen opciones que el momento político así lo determine. La Marcha Verde ha de seguir como árbitro y mecanismo de presión social.

A los partidos los une intereses del poder político (como parte de la sociedad política), las ideologías, los programas de gobierno y a veces, las doctrinas y los compromisos sectoriales y de clase, no necesariamente convicción e interés colectivo. Los movimientos sociales son espontáneos, no partidarios, aunque sí políticos, por la naturaleza de sus demandas. Con una organización no necesariamente verticalista, estas organizaciones sociales o movimientos, no deben ser instrumentos de sus líderes, sino expresiones de la gente. Surge el movimiento social, como ideal de un grupo, sector o nación, según los casos, y son parte de la llamada sociedad civil.