El tiempo no ha sido suficiente para que los morados en su afán de controlar, como hasta ahora lo hacen; todos los procesos electorales, lograran por la vía del consenso determinar el tipo de primarias que se establecería en la eventual ley de partidos y agrupaciones políticas, que conviniera a los dos grupos hegemónicos a lo interno de la Empresa que algunos llaman partido, con su mayoría absoluta en las dos cámaras legislativas. Situación que pone en riesgo la posibilidad de contar con una herramienta legal que mínimamente, equilibre la balanza entre el oficialismo y la oposición para los comicios venideros.

La postergación de una norma que regule el uso de los recursos y la utilización de los espacios publicitarios, que ponga control a la injerencia de las instituciones públicas en los asuntos de campaña. Que establezca una figura jurídica que penalice y judicialice los actos que riñan contra la ley en materia electoral y de primarias. Así como el tope de los gastos en las mismas, la identificación de los recursos aportados y un límite para dichos aportes, aparentemente muere en manos del sanedrín morado por una simulada beligerancia  entre los grupos de Leonel Fernández y Danilo Medina.

El supuesto tranque entre ambas corrientes, que en nada atañe a la mayoría de los dominicanos, tiene en un limbo la elaboración de una ley que probablemente subsanaría las persistentes desigualdades en los procesos de competición a cargos electivos, entre los que ocupan un puesto en el Estado y los que solo tienen a su favor, las inmensas ganas de aportar soluciones a sus comunidades y al país.

Los peledeístas; es de todos sabido, son buenos posponiendo todo aquello que los obligue a ser transparentes, han sacado pingües beneficio al desorden y la falta de institucionalidad. Son promotores por excelencia de los actos inescrupulosos, cómplices de desfalcos y corrupción administrativa.  Han fomentado el estado de inseguridad actual, se nutren de la ignorancia, de la pobreza y abusan sin remordimiento de las necesidades por la que pasa gran parte de la gente humilde de esta tierra de nadie.

Su misión y lo único que los ha mantenido compacto a los ojos de los inocentes, es el manejo irregular que han dado a la nomina publica, la que maniobran a su antojo y por lo que son capaces de cualquier cosa. Que no nos quepa dudas, de que ahora con los proyectos de ley de partidos y  Código Electoral, harán lo que mejor saben hacer. Jugar a la escaramuza, mientras ellos encuentran la fórmula perfecta para seguir abusando de los recursos públicos. Porque ellos no quieren reglas.

Nos seguirán manteniendo ocupados con eventos insignificantes, sumisos ante sus pretensiones de perpetuarse por tiempo indefinido en el aparato del Estado. Seguirán como siempre inmunes a los reclamos de la mayoría,  utilizando nuestros impuestos para doblegar voluntades. Porque tienen el congreso, el poder ejecutivo y las cortes, tienen ganas de seguir ordeñando al pueblo y la fuerza para hacerlo. No en vano dijo el líder más grande que haya parido esta tierra: «cuando la fuerza manda, la ley no es más que el vestido con el que consumen el cuerpo enfermo de las naciones »José Francisco Peña Gómez.