Aunque en el primer capítulo de ética del posdesarrollo se presenta de inmediato por dónde iría una ética del encuentro intercultural en estos tiempos inciertos de modernidad-colonialidad, la dejo para verla en su conjunto y prefiero comentarles brevemente los modelos de desarrollo que trabaja Pablo Mella en el segundo capítulo de su obra que lleva como título la pregunta ¿cuál desarrollo?

Desde un enfoque del desarrollo como “mundo” dentro del “sistema mundo capitalista en transición” (Wallerstein), Pablo divide la historia de los modelos de desarrollo en lo que denomina la historia oficial y la historia alternativa. La revisión de estos modelos de desarrollo se hace procurando vislumbrar un concepto de desarrollo “que permita instaurar las instituciones sociales acordes con la ética del encuentro intercultural” (p. 129).  Como lo hemos referido anteriormente, el punto nodal de ética del posdesarrollo es buscar alternativas viables para reconquistar el gusto por una vida más justa para todos. En el examen de los modelos de desarrollo se procura “abrir las rendijas” de una propuesta política que responda a los signos de los tiempos.

La historiografía oficial sobre el desarrollo está caracterizada como el modelo que viene desde los centros de poder. La comunidad científica es aliada de las grandes agencias multilaterales, de las ONGDs y de los centros de desarrollo de las universidades. Su mirada sobre el desarrollo es el de “una compleja trama de actividades sociales que redunda en beneficio de la calidad de vida de todas las personas que habitan el planeta, especialmente de las más pobres, y que ven el proceso del lado de los “vencedores” de la modernidad” (p. 131).

Esta historia oficial del desarrollo se ha decantado, en orden cronológico, por el modelo de desarrollo como crecimiento económico que, inspirado en la economía neoclásica, consideró que una nación desarrollada estaba provista de gran productividad y altos niveles de consumo. La industrialización era el vehículo para que las naciones no desarrolladas, en donde las personas tenían bajos ingresos, alcanzaran los niveles ideales de productividad-consumo de las naciones del primer mundo. Posteriormente se superó el economicismo de este modelo tomando en cuenta las necesidades humanas básicas y su cobertura. La historia del progreso del primer modelo se centra ahora en la persona y su poder de satisfacción de necesidades de salud, educación, nutrición, etc.

Con la llegada de la teoría neoliberal y la preponderancia del equilibrio macroeconómico se instaura el tercer modelo centrado en el ajuste estructural. Este modelo es una radicalización del primer modelo con la característica de minimizar el papel del Estado sobre el mercado. Es el modelo de tendencia neoliberal centrado en los niveles de consumo del ciudadano. El cuarto modelo de desarrollo es el modelo de la sostenibilidad. Nace de la toma de conciencia del problema ecológico y de las garantías que debemos ofrecer a las futuras generaciones sobre su calidad de vida en el planeta. Es el momento de la ecología y la responsabilidad con las generaciones futuras. Por último, como quinto modelo está el modelo de desarrollo humano. Este modelo, inspirado en los trabajos de Amartya Sen, busca incrementar y generalizar en toda la población las capacidades humanas y el poder de elegir la propia realización personal y profesional. Aquí es cuando la sociedad civil toma el primer plano y la defensa del régimen democrático no se hace como antítesis del comunismo, sino como base de la promoción del desarrollo humano.

La historia alternativa del desarrollo levanta la voz sobre esta “plataforma discursiva” de la historia oficial del desarrollo. La primera señala tajantemente que el desarrollo es “una táctica imperialista norteamericana que tomó cuerpo al acabar la Segunda Guerra Mundial y que tiene como objetivo principal la expansión ideológica y práctica del capitalismo a escala planetaria” (p.160). W. Sachs, G. Rist y A. Escobar son los tres autores que entran dentro de la escritura alternativa a la historia oficial del desarrollo. El carácter discursivo del desarrollo se explicita y se comprende cómo detrás de cada modelo se esconde una táctica de control imperialista que busca implementar un nuevo colonialismo en el mundo.

Lo importante es notar cómo el poder real, económico y político, se acompaña siempre de un universo simbólico y discursivo.