Tanta fue la propaganda durante tantos años que muchos se han creído las supuestas “hazañas” del régimen de Trujillo, cuando estas no lo fueron.
Deuda externa. Trujillo pagó la deuda externa en 1947, pero el mismo día en que lo hizo Haití, siendo estos los dos últimos países de la región en pagar los bonos que se emitieron a principios de siglo. En Haití no se le dio crédito al gobierno de Lescot por ese repago y en el caso dominicano Trujillo lo que hizo fue que el Estado tomara prestado al Banco de Reservas, otra agencia estatal, para con esos dólares repagar la deuda externa.
Control de las aduanas. Efectivamente, Trujillo logró en 1941 que el control que llevaban funcionarios norteamericanos en las diferentes aduanas del país pasara a un control más discreto, por parte también de norteamericanos, sobre la cuenta de la República Dominicana en el Banco de Reservas. Pero ya eso lo había hecho Haití tres años antes y fuimos el último país de la región donde los americanos tuvieron ese control.
Definición de la frontera. No es verdad que Trujillo negoció con Haití la línea fronteriza ya que Horacio Vásquez lo había logrado en 1929. Sin embargo, Haití pidió la renegociación en 1936 argumentando que cuando lo hizo en 1929 los infantes de marina todavía estaban ocupando ese país. Trujillo en esa negociación entregó a Haití una gran cantidad de tierra dominicana, al oeste de Restauración, la zona llamada “La Miel”, a cambio del presidente haitiano asegurarle que los exilados anti trujillistas serían retirados de la frontera y llevados al punto de Haití más lejano de la misma, en la Península de Tiburón.
Creación del Banco Central. A finales de la Segunda Guerra Mundial de todos los países de la región solo Cuba, Honduras, Haití y República Dominicana no tenían un banco central y lo lograron (excepto Haití) entre 1947 y 1950, por lo que era natural la creación de uno en nuestro país. Los mismos técnicos americanos que asesoraron a los dominicanos lo hicieron en Cuba y Honduras. Lamentablemente, Trujillo pronto comenzó a abusar de la capacidad del banco de emitir crédito y lo hizo precisamente a favor de las empresas de su familia. Al crearse el Banco Central nuestra moneda tenía un respaldo de un 100% en oro y dólares y el 30 de mayo de 1961 ese respaldo apenas equivalía a un 5.9%, un monto que solo cubría quince días de importaciones. Además, todo el oro había desaparecido para pagar una deuda de los ingenios del dictador. Un juez suizo declararía poco después en un periódico de ese país que había localizado 178 millones de dólares en cuentas bancarias suizas de la familia Trujillo.
La “solución” del tema haitiano. Desde los años cincuenta Trujillo devino en el principal empleador de mano de obra haitiana, en su condición de dueño de doce de los dieciséis ingenios del país. En 1933, coincidiendo con el primer gobierno de Trujillo, en Cuba se decidió nacionalizar el corte de la caña, deportando a jamaiquinos y haitianos y desde entonces la cortan solo cubanos, blancos, negros y mulatos. No es cierto que solo es un trabajo para negros. Hay que ver el caso cubano desde 1933, que no se ha visto interrumpido y el de Australia, entre otros.
Trujillo hizo crecer la economía. Al igual que todos los países latinoamericanos, terminada la gran recesión mundial de los años treinta surgió la bonanza provocada por la Segunda Guerra Mundial y que provocó un proceso de industrialización durante los años cincuenta. Pero al desaparecer la dictadura, según un estudio presentado por el gobierno dominicana a la Organización de Estados Americanos (OEA) en una reunión a nivel de expertos, los bienes de la familia Trujillo ascendieron al equivalente a un 42% del PIB dominicano, es decir casi la mitad del PIB. Fue un crecimiento pues para beneficio del dictador y su familia.
Algunos viejos en Rusia hablan bien de Stalin y en Alemania jóvenes con cabeza rapada elogian a Hitler. No habría razón para hacerlo en el caso de Trujillo. Los varios miles de muertos durante su régimen no merecen esa consideración.