Aunque hay diferencias de diferentes escritores y sociólogos en cuanto a los años que definen este segmento de la población, lo claro es que han nacido a partir de la década de los 80 hasta el año 2000 y ya hoy la primera partida de los millennials va alcanzando los 40 años.
Es una generación totalmente atraída por la política, por las causas sociales y por todo lo que pueda significar un cambio positivo para su entorno, para el mundo.
Hemos visto como en el hermano país de El Salvador, ha tomado posesión Nayib Bukele, el presidente millennial. Un joven empresario que ganó las elecciones con un poco más del 53% de los votos con aires de una nueva era.
En República Dominicana, aunque aún prima en los partidos mucho protagonismo de políticos de larga data, vemos como cada día más nuevos rostros con olas de cambio van surgiendo y luchando por hacerse de un espacio, con bases afianzadas en propuestas, en metodología, y en una visión diferente de cómo se debe proceder y lograr que funcione mejor la sociedad.
Los millennials, así como la generación centennial o también llamada, generación Z, tienen una forma diferente de comunicarse, las brechas entre ambos segmentos son menos marcadas que las de generaciones predecesoras. Son generaciones digitales, que comparten todo en las redes sociales, que están completamente informados al instante de lo que sucede y que son asiduos de las tendencias globales que buscan la mejoría de la sociedad. Cuando incursionan en política, no quieren seguir el guion que se acostumbra, pues sus ideales son diferentes. Buscan la transparencia, el ganarse las cosas con esfuerzo, el aportar a que los demás puedan levantarse a sí mismos, ser auténticos y verdaderos influenciadores.
Esta generación es mucho más liberal, está más sensibilizada con el impacto medioambiental, con la necesidad de educación como herramienta para salir adelante, es mas abierta a comunicarse, a decir lo que siente y piensa sin temor, y esto incluye la aceptación de otras culturas, de otras ideologías y de otras personas que tengan diferente preferencias o creencias sin tildarlos de negativos o rechazarlos.
La generación millennial es mundialmente la que mayor tendencia de alta preparación académica tiene, y sus demandas deben ser enfocadas y atendidas de manera integral en miras de generar cambios que reviertan las desigualdades que esencialmente se viven en los países en vías de desarrollo como el nuestro, el desempleo y/o el poco acceso a trabajos para los que se han formado, el acceso a créditos razonables para emprender y crear negocios, el acceso a condiciones de seguridad dignas como salud, vivienda y protección ciudadana.
Los millennials en la política destacan por ser honestos y detestar cualquier forma de corrupción, les gusta más escuchar que hablar y cuando lo hacen es para expresar claramente sus ideas, por esto se informan constantemente, cuestionan y observan cuáles son las necesidades y afecciones que sufren los demás a su alrededor. Creen fielmente en la transparencia, en las auditorias, en los protocolos y metodologías para lograr los resultados de manera eficiente.
Si bien estamos en desarrollo de nuevos políticos millennials y también centennials, y ya de la primera generación citada, tenemos congresistas y representantes municipales, la figura política que hoy se acerca más a los ideales y a las intenciones que tienen esta generación para nuestro país, se llama Luis Abinader, el candidato y líder del cambio. Una figura sin tachas, con gran formación académica y trayectoria empresarial, con base familiar de ejemplo y con una imagen moderna, un discurso decente y sustentado en propuestas con fondo y forma.
Luis Abinader será el presidente que represente y trabaje por la juventud, por la equidad, por reales oportunidades para la clase media, para los sectores vulnerables, para los profesionales que aún confían en apostar por nuestro país y no tirar la toalla e ir en busca de plazas en otros mercados.
Tiempo de cambio, tiempo de participación de la juventud, tiempo de tomar decisiones.