Las personas que prestan servicios de primeros auxilios, labor social, médicos y voluntarios, así como jueces, fiscales y asistentes sociales, están expuestos a padecer una lesión psicológica llamada Traumatización Vicaria; consistente en un trauma indeseado que desarrollan algunas personas que tienen contacto directo con hechos violentos y con sucesos deprimentes.
La llamada Traumatización Vicaria es una enfermedad posible en dichas personas, causándoles un cambio físico, psicológico y social cuyo paliativo está muy vinculado al descanso y a la reconducción de los pensamientos.
Lo que detona la enfermedad es básicamente el contacto constante con hechos trágicos o violentos, por ello los llamados a padecer dicho trauma son típicamente aquellos, que por la naturaleza de sus trabajos, se familiarizan con dichos episodios. Sin embargo, el padecimiento de la referida enfermedad es casi sectorizada, pues afecta normalmente a personas relacionadas a un sector laboral en específico.
Debemos no obstante preguntarnos si es posible que el colectivo social esté expuesto a padecer traumas o lesiones parecidas. Al respecto, algunos estudios revelan que ver noticias violentas intensifica la ansiedad, así como perjudica la manera en que las personas interpretan su entorno y la forma de interactuar con él.
Lo dicho en el párrafo anterior no es una hipótesis ni mucho menos una percepción, sino una realidad comprobada por diversos experimentos. Investigadores de la universidad de Bradford realizaron un estudio que involucró a más de 150 personas voluntarias, las cuales fueron sometidas a noticias violentas e imágenes de esa misma especie. Del experimento se obtuvo que más del 22% de los participantes desarrollaran síntomas extraños, parecidos al trastorno por estrés postraumático.
Esa misma es la situación al cual se expone el colectivo social con las frecuentes noticias de sucesos violentos y sin discriminación de información; que con frecuencia van acompañadas de imágenes y videos perturbadores.
En República Dominicana, pocos medios informativos demuestran tener límites a la hora de informar con respecto a un hecho de violencia, irrespetando en ocasiones el sufrimiento de los familiares. Mostrar videos o imágenes desbastadoras no es un problema para muchos de los noticieros dominicanos, cuando no informar sobre casos u hechos negativos. Tantos son los acontecimientos lamentables que se anuncian, que da la impresión de ser imposible el acceso a un medio noticioso sin enterarnos de varios sucesos trágicos. Ante la gran cantidad de noticias negativas se sucede un hecho innegable, y es la secuela dejada en las personas que acceden constantemente a éstas informaciones.
Es posible que la frecuente exposición a las referidas noticias no suprima solamente la capacidad de impresión de quienes la consumen, sino también su sensibilidad. Además, es probable que parte de la población más vulnerable adopte patrones de comportamientos violentos, o asuma decisiones parecidas a las adoptadas por las partes activas de una noticia trágica. Por ejemplo, si los medios informan constantemente sobre casos de homicidios, puede suceder que la población más vulnerable a estos hechos se constituyan en víctimas y victimarios de otros homicidios, desatándose así, por sugestión, un “efecto dominó” de otros hechos de muerte.
La solución a este lamentable pero real drama es obvia, y está a la vista de todos. Se trata solamente de disminuir las noticias negativas, y que los medios informen menos sobre hechos de violencia trágica. Pero la prensa debe vender y venderse, por lo que debe pensarse poco en lo que conviene a la sociedad a la hora de presentar algunos productos, demostrándose así que en ocasiones lo que prima son las ganancias y no la salud mental o espiritual del colectivo social.