La prensa nacional ha evolucionado radicalmente en las últimas décadas. Las transformaciones se han dado no sólo en materia de formato y diseño o en la presentación de noticias y contenido editorial, sino en el punto esencial de su comprensión del papel que deben jugar los medios en la vida democrática del país. Desempeñan ahora una labor activa en la discusión de los temas esenciales. Estos cambios de concepción de su rol fortalecen su presencia como agentes importantes del debate nacional, y no el de simples receptores de informaciones o relatores del acontecer cotidiano en calidad de espectadores pasivos.
El cambio más importante se refiere a la propiedad de los medios, con tendencia a la concentración por parte de grupos económicos. Con ello se ha dado también una transformación en el campo de sus intereses primarios. El traspaso de la propiedad a estos grupos, produjo dos hechos fundamentales: en primer lugar su fortalecimiento económico, la modernización de sus instalaciones y equipos y, por consiguiente, la expansión de oportunidades profesionales. En segundo lugar, al hacerse dependientes de otros intereses ajenos al periodismo, la prensa se ha hecho más vulnerable a la intolerancia oficial y más sensible a los prejuicios de carácter religioso, comercial y de otra índole, convirtiéndose, en algunos casos, en escenarios de batallas de intereses económicos.
Con su crecimiento y modernización y su aparición en la Web, los medios se han hecho más competentes en materia informativa y editorial, aumentando su capacidad para cubrir las diferentes facetas del diario acontecer nacional e internacional. Esto también ha traído la especialización, lo que ha dado como resultado el que los medios, dediquen grandes espacios a la cobertura social, económica, financiera, deportiva y cultural del país, como no podían hacerlo en el pasado.