La humanidad ha caminado de manos de los grandes e ingeniosos Maestros. Ellos en diferentes órdenes y funciones han tocado a los discípulos , que hemos sido todos, con su magia inmarcesible trazando modelos de paradigmas e impactando a los pueblos con enseñanzas éticas y talentos creativos, que norman al través de su ejemplo la conducta de nosotros. En la antigüedad han dejado su 

obra espiritual y educadora el Maestro Jesus, con su prédica en parábola del Cristianismo, rescatado en el libro sagrado de la Biblia;  Sidartha Buda, con su enseñanza del sentido de la meditación y la dimensión del karma que busca la Iluminación; Confucio con su método nemotecnico que gravito tantoen los chinos y el sudeste asiático.

Cada uno de ellos va dibujando un trayecto que como estela iluminadora siguen y recrean en educación y sabiduría las generaciones dispersas en todas las latitudes. Son Maestros de la humanidad y continuando con ellos a distancia del tiempo coloquemos al más grande genio en materia de ciencia y sabiduría del mundo griego antiguo, como lo reconoció otro Maestro Carlos Marx; me refiero a Aristóteles , organizador en su Organom de todos los conocimientos dispersos creados por los pensadores antes de la Era Cristiana, a tal punto que consiguió con su estirpe de genio crear un mundo epistemologico de Ética, Metafísica, Lógica, Ciencias Naturales, Política y Leyes, como nadie hasta entonces había imaginado. Razón por la que el autor de  la obra El Capital, en tres tomos, Carlos Marx, lo considero el Alejandro Magno de la ciencia y el conocimiento por haber conquistado tanto territorio, en materia de conocimiento, a la manera de como lo hizo el gran Macedonio hasta adueñarse del Asia.

Aunque previó al peripatético Aristóteles, otros grandes maestros trillaron rutas de saberes ; Sócrates, bebiendo la cicuta para no desviarse del modelo ético que comprendió el programa de enseñanza de toda una vida resumida en su sentencia: conócete a ti mismo. El le transmitió su filosofía a su discípulo

Platón, que con su sensibilidad estética produce la obra Diálogos, una de las más amenas y fluidas narraciones, que constituyo el testimonio dialogado entre los pensadores acerca de distintos temas referidos a virtudes, que no hubiéramos hoy sabidos cuales fueron sus prohijadores antiguos. Así Pitagoras, Parmenides, Heráclito y Democrito, se comportaron como verdaderos Maestros de los pueblos vetustos, cuyos principios, tesis y conocimientos seguimos rememorando por la genialidad o maestría de sus ingentes ideas. 

En toda Europa y América, hubo un despertar glorioso al pasar los siglos que contribuyeron a propiciar un destino mejorado y de progreso para la humanidad; se apuntaron la marca meritoria de ser calificado de Maestros; los ilustrados franceses, ingleses, españoles y alemanes, imponiendo el don iluminado de la razón por sobre la fe para escrutar las verdades de los fenómenos y misterios de la realidad. La misma revolución francesa se orientó en el marco de la Ilustración, inspirada en Voltaire, Montesquiev, Diderot, Rousseau, D’Alembert y Helvecio. Estos Maestros guiaron el destino de su época con la finalidad de construir un mundo social de mayor comprensión espiritual, solían relacionar el conocimiento de naturaleza científica con la naturaleza espiritual de los hombres, enmarcandose en la dualidad de Descartes: cuerpo y mente, otro Maestro de la Ciencia y las Matemáticas. Es decir. Maestros aportando sabidurías en su contexto e incluso algunos hechos prisioneros o ahorcados por sus ideas inusuales o visionarias: Giordano Bruno, Juan Savonarola, Juan Huss, Copernico, Galileo, Lutero e innumerables personajes de la historia científica y doctrinaria de la humanidad.

De vuelta a nuestro pequeño mundo dominicano, tal como nos acontece en América con Bolívar, Sarmiento, Martí, Bello, Duarte, Sucre, Henriquez Ureña, García Márquez, j. Vasconcelos, Hostos y una pleyades de prohombres sembradores de semillas morales e ideales generadores de nuevos conocimientos que cambian las condiciones sociales y educativas de las generaciones, que aprovechan sus útiles resultados para el crecimiento de las familias y comunidades.  En esa virtud les siguen con devoción y escudriñan en sus enseñanzas la comprensión de sus aportes cognitivos para aplicarlos en su vida cotidiana y técnica. Disfrutar la comodidad que le ofrece y asumir la calidad de los productos y servicios que la nueva ciencia y tecnología le depara, a espensa de los Maestros aislarse de su entorno social y familiar, para dedicarse a su obra de investigación y estudios. Eso ha pasado muy frecuentemente, se sacrifican unos , para el usufructo de otros y venidas generaciones. Miguel Ángel sufrió hambre y sus pies se pegaron al tablado encima de la Capilla Sixtina por trabajar sin descanso por días amparado en su musa para ver alumbrada su obra artística, que hoy los espectadores disfrutan extasiados y multitudes de turistas se agolpan bajo su influjo estético.

Maestros de todas las layas han desfilado por los recovecos de nuestra existencia, dejando dulces sabores, nostalgias, recuerdos y afectos que contribuyeron con el desarrollo y enriquecimiento de nuevas generaciones, mientras forjaban la identidad cultural, ética y profesional de los educandos o ciudadanos de las naciones y comunidades. Su hoja de servicio es un regalo inconmensurable que no puede ser aquilatado, ni tiene precio porque su labor intelectual, educativa y de orientación moral moldea a los jóvenes con sólida preparación que aseguran la permanencia de los valores, o al menos pugnan por conseguir cristalizar esas virtudes.

En mi caso con nostalgias y gratitud llegan episodicamente con su grata presencia imaginaria las efigies mentales de los maestros residentes en Cotui o llegados allí enviados de otras comarcas en época de Trujillo; los que venían con su talento y presencia imponente a abonar los incipientes saberes que poseíamos, trocandose en un intercambio provechoso para los estudiantes y toda la población. Entre los que se cuentan doña Ana Manzueta, Negra Ramos, Jacinto de la Cruz, Adolfina de Acosta, Victoria Jerez, Patria Moya, Pedro y Lilo Lanfranco, Leo Ramos, Martha Domínguez, Miguel Emilio Peña,Antonio Acosta,Gladys Reyes, Elercia Morales, Zulima Rivas, Aura de Minaya, Francisco Reyes, Indalecia Pujols; verdaderos apóstoles de la enseñanza y el paradigma ético. Además, no debe la memoria dejar de mencionar a Sergio Mauricio, Matos Dotel, Pilar Ramos, Roberto Domínguez, Gisela Torres, Carmen i de Paonesa y la inmensa doña Elvira de Mauricio. Fueron los modelos con temor y sin temor de nuestra forja espiritual por los años 50s, 60s y 70s; a ellos siguieron los que fueron sus discípulos aventajados como sucediera en la Escuela Hostosiana y la creación de la Escuela Normal de señoritas de 1884, regenteada por el insigne Maestro Eugenio María de Hostos. ¡Loor a su nombre y apostolado en representación de los grandes de la ciencia, la educación espiritual y reformadora de los pueblos!.