A los 12 años impartía catecismo, a los 16 años clases en los Colegios Salesianos, a los 30 años docencia universitaria. Actualmente funjo como director y profesor en talleres de Formación Ciudadana. Mi ocupación, maestro.
En una oportunidad una alumna perteneciente a una familia dominicana de mucha nombradía social me dijo: “Usted es una persona de gran capacidad, retírese del magisterio, en otra actividad podría mejorar en alta proporción su imagen”. Hasta ese momento entendía que como profesor universitario era la gran personalidad.
Las autoridades gubernamentales han priorizado la construcción de aulas e implementado la tanda extendida. Sin embargo, olvidan conocer y mejorar sustancialmente las capacidades y precarias condiciones de vida de los maestros, actores principales del sistema. Sin cumplir con estos requisitos primarios no existe posibilidad alguna de avance en calidad educativa.
La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) realiza paros a la docencia para lograr un aumento de 25% en los salarios. El Ministerio de Educación indica que no tiene recursos para satisfacer el requerimiento. Los maestros muestran fuentes posibles mientras que el Ministerio de Educación dice que están asignados a otras actividades, conformándose un círculo vicioso de difícil solución.
Originalmente todos los expertos en educación de los partidos e independientes coincidían en que logrado el 4% del PIB automáticamente se resolverían todos los problemas educativos. Desde el principio, 2012, indicamos que conjuntamente con el requerimiento de recursos había que preguntar su destino. Era necesario realizar un estudio que planteara:
- ¿Por qué? conocimiento y aceptación de los problemas.
- ¿Para Qué? se refiere a la priorización de los problemas.
- ¿Cómo? significa ejecución del plan con las soluciones.
Hace más de 4 años que se cumple con el requerimiento presupuestario y observamos que los problemas básicos siguen pendientes. Entre estos podemos mencionar los siguientes:
- Ausencia de una definición relativa a si la educación es un fin o un medio.
- Falta de referentes sectoriales que permitan determinar el tipo de educación que demanda el desarrollo.
- Indeterminación del activo más importante del sector.
- Desconocimiento de las condiciones de vida de los profesores.
- Inexistencia de un estudio de evaluación con respecto a la capacidad del profesorado.
- Ausencia de una evaluación del nivel de calidad de los estudiantes.
- Contenidos dispersos y obsoletos.
- Anacrónico método de enseñanza.
- Deficiencias en la enseñanza del idioma propio y de los extranjeros.
- Ausencia de planificación.
En Proyecta entendemos que la educación es un medio para lograr determinados fines de desarrollo. Por ende, el sistema educativo está compuesto por una cadena de elementos que le sirven (demanda) y otros que suministra (oferta). Muchos de esos elementos están ubicados en la propia educación mientras que otros corresponden a distintos sectores. Es importante considerar estas interrelaciones sectoriales debido a que, por ejemplo, el Ministerio de Educación no debe decidir las profesiones y especialidades que debe calificar. El Ministerio de Economía y Planificación basado en un orden de prioridades sectoriales, principalmente de los productivos, requiere de estos sectores el tipo de especializaciones necesarias para aumentar su productividad y transmite al Ministerio de Educación con la finalidad de que oriente eficazmente el proceso educativo.
Para Proyecta los maestros representan el principal activo del sistema. En consecuencia, las primeras acciones que debieron tomarse fueron:
- Estudiar en detalle la situación social magisterial.
- Ejecutar un programa de bienestar incluyendo importantes aumentos de salarios escalonados que permitieran mejorar sustancialmente las condiciones de vida de los profesores.
- Evaluar las calificaciones magisteriales.
- Establecer un programa de entrenamientos intensivo en el país y en el exterior que permita mejorar la calidad de los profesores.
Con familias insatisfechas en sus necesidades básicas, los maestros están disgustados e indispuestos para realizar las tareas que requiere el desarrollo de la nación. Es conveniente renegociar un acuerdo que satisfaga en bastante grado las demandas y que se adapte a los recursos disponibles.