Con cada espíritu rebelde, es probable que nazca un artista y con él la necesidad de abordar el mundo desde la práctica creadora. Su guarida siempre será un lienzo en  blanco que se llenará de realidades y delirios.

Muchas veces en ellos no existe conciencia de esta práctica, bajo el enfoque del arte como expresión social. Su tiempo se subscribe a los mecenas y al sueño de una galería que pueda retribuir sus esfuerzo cuando ya se ha tomado ese camino como forma de vida y subsistencia. Pero más allá del dinero y el deleite propio y colectivo, queda implícita una condición que lo separa de esa mortalidad; la necesidad de asociarse para convenir ideas, derechos y visiones que trasciendan al taller.

En la tercera reunión de la UNESCO celebrada en Beirut en 1948, se encargó al Director General de entonces, proceder a una encuesta sobre la manera en que los artistas podrían servir a los fines de esa organización. Fue a partir de esta intención cuando un grupo de artistas, remitiéndose quizás de manera trasversal, al pensamiento del crítico y director Francés Érick Rohmer  sobre que El arte no es un reflejo de su tiempo, sino que le precede”, formaron un espacio que denuncia y reacciona contra ataques a los artistas y trabajadores culturales, y contra cualquier atentado que limite su libertad de expresión: La Asociación Internacional de Artes Plásticas, conocida por sus siglas en español AIAP y en inglés International Association of Art, IAA.

Se trata de una organización no gubernamental (ONG) que trabaja en colaboración oficial con la UNESCO, con un carácter consultivo. Artistas como Miró, Braque, Delaunay, Pasmore, Hartung, Laurencin, Matta, Lurçat, Masson, Vasarely, Moore, Soto, Cesar, Calder, y muchos otros dejaron su huella en la AIAP.

Latinoamérica y el Caribe, como una de las seis regiones culturales que la conforman, tiene su propio Comité Ejecutivo. El más reciente fue elegido en octubre de 2015, en la VII Asamblea Regional celebrada en San José, Costa Rica. Por primera vez la República Dominicana es miembro, lo que representa una plataforma apropiada para defender los derechos materiales y morales, estimular la cooperación internacional entre los artistas, pero sobre todo mejorar la condición social de esta clase y así dar pasos para que la belleza extrapole los trazos y lienzos.