Recientemente, acaban de llegar unas  letras mayúsculas a este país que cada vez producen más ruido al introducirse en la memoria colectiva como agua entre las rocas. Se trata de las siglas LGBT, de clara procedencia extranjera al lenguaje cotidiano de la gran mayoría de los dominicanos, según el sentir de los más rudos defensores  de los valores matriciales del alma nacional.  Hasta hace apenas dos años, su significado estaba reducido a un círculo muy pequeño de dominicanos.  En el principio y ante la insospechada novedad del vocablo, si hubiéramos preguntado al gran público sobre su significado, posiblemente hubieran dicho que esas letras se referían a un laxante, un purgante para caballos o los más morbosos, tal vez, hubieran referido al significado de  Largo, Grande y de Buen Temple. Quizás los más hábiles en el ejercicio de resguardar la moral hubiesen dicho que se trataba de una asociación de malhechores.

Hicimos un sondeo con más de 300 jóvenes que cursan estudios superiores en dos universidades del interior del país sobre el significado de LGBT.  ¿Cuál ha sido la sorpresa?  El 90% no sabe lo que esas letras significan y un 10% refirió que se trataba de una asociación de homosexuales. Otra pregunta que hicimos fue la siguiente, ¿con cuál personaje importante de la vida dominicana se asocian estas letras?  Ofrecimos las siguientes opciones: El Cardenal López Rodríguez, Vincho Castillo o el Embajador Norteamericano en el país. El 75% de los encuestados dijo que ese vocablo se asociaba con la figura del Embajador Norteamericano, 20% con el Cardenal y 5% con Vincho.

Ya las siglas no se asocian solamente a la figura del Embajador, ni tampoco a los defensores religiosos de los valores y buenas costumbres dominicanas, mucho menos a los medios de comunicación o de las redes sociales. El rostro de estas siglas comienza a habitar el alma nacional y lentamente, los más curiosos inician el proceso para llenarlas de sentido en el seno de su cotidianidad. Si no quieres que se te bote la leche, no la muevas mucho. Hoy los detractores del término lo promocionan y lo hacen parte de la agenda del Embajador. ¿Consciente o inconscientemente?  LGBT no es un remedio para curar el desenfreno de la comunidad gay, es un espacio para ejercer sus derechos. Si usted está libre de pecados, siga tirándole piedras a la laguna cultural del pueblo dominicano, sus ondas llegarán hasta los últimos rincones del país.