En pleno siglo 21, en la inmensa mayoría de los países, los presidentes o primeros ministros son hombres. En la República Dominicana no ha habido una mujer presidenta.
En la inmensa mayoría de los países predominan los hombres en los congresos. En la República Dominicana, el 91% de los senadores y el 72% de los diputados son hombres.
En la inmensa mayoría de los países predominan también los hombres en los gobiernos municipales. En la República Dominicana, el 88% de los alcaldes y el 92% de los directores de distritos municipales son hombres, y en las regidurías, el 68%. En la segunda posición (vicealcaldes y subdirectores de distritos), predominan las mujeres porque hay cuota de alternancia. ¡Las mujeres van de segundonas!
Actualmente, en el gabinete ministerial de la República Dominicana, solo el 13% son mujeres, y solo el 16% son gobernadoras provinciales. Es evidente que las mujeres cuentan poco en estas designaciones que hace el presidente de la República, a pesar de que un porcentaje mayor de mujeres que de hombres ha votado por el PLD desde el año 2004. ¡Las mujeres a la porra!
Los críticos de la cuota femenina plantean su desacuerdo con ese mecanismo porque consideran que es injusta para los hombres, que en los partidos no hay suficientes mujeres capaces, o que las cuotas femeninas imponen límites de cantidad a las mismas mujeres. Son todas excusas para seguir bloqueando a las mujeres.
El argumento de que las mujeres tienen menos escolaridad que los hombres ya no se aplica. Desde la década de 1970, las mujeres han entrado en masa a las escuelas, a las universidades y al mercado laboral.
Los datos arriba revelan que solo donde hay cuota porcentual de nominaciones por circunscripciones (diputados y regidores) se ha logrado aumentar la representación de las mujeres.
Donde las candidaturas son uninominales, como en el caso de los senadores, alcaldes y directores de distritos municipales, los hombres predominan abrumadoramente, aun cuando haya cuota de alternancia como en las alcaldías y los distritos municipales.
¿Cuál es la razón de este desbalance de género en las posiciones de poder político si las mujeres son la mitad de la población? ¿Son los hombres más inteligentes que las mujeres? ¿Más capaces?
El argumento de que las mujeres tienen menos escolaridad que los hombres ya no se aplica. Desde la década de 1970, las mujeres han entrado en masa a las escuelas, a las universidades y al mercado laboral. El interés de las jóvenes en obtener un grado universitario se debe precisamente a que saben bien que sin esa credencial les sería mucho más difícil obtener un trabajo y mejorar su situación socioeconómica.
Pero a pesar de esos cambios, el avance en la política y en otras esferas de alta decisión ha sido muy lento para las mujeres. Los hombres siguen predominando en la dirección de la inmensa mayoría de las instituciones: en las altas posiciones del gobierno (sean electivas o designadas), en las altas posiciones de los partidos, las empresas, las iglesias, e incluso de muchas organizaciones de la sociedad civil.
Los ataques a la cuota de mujeres en la esfera pública buscan dilatar aún más el ascenso de las mujeres a los mecanismos más importantes de toma de decisión. Y en la política, los partidos son el principal retranque para el ascenso de las mujeres. Los hombres copan las posiciones de dirección partidaria, y, por ende, son mayoritariamente postulados a los cargos electivos y nombrados en los cargos designados. Eso sirve para seguir excluyendo a las mujeres y para desmotivarlas a participar en política.
El estudio “Más mujeres, más democracia” muestra que cuando se postulan mujeres, la ciudadanía vota por ellas. ¡Basta ya de excusas machistas! Los partidos tienen que democratizarse.
Artículo publicado en el periódico HOY