¿Qué quiso decir el “Hijo del Hombre” cuando advirtió a sus discípulos con la frase que título este artículo? ¿Habrá querido decir que los “malos” siempre se salen con la suya en su enfrentamiento con los “buenos”? Entonces, ¿Quiénes son los unos y quienes, los otros? Los científicos políticos “ideologizados” siempre han demonizado a sus contrincantes “como no tan buenos” o absolutamente como “los malos”. Esta disquisición viene a cuento por la noticia de las elecciones de Israel recién realizadas el pasado 9 de Abril de 2019. Para conocer de primera mano, la noticia la recojo de El País, de Madrid, en el siguiente enlace: https://elpais.com/internacional/2019/04/11/actualidad/1555011426_571194.html
Pero, siguiendo mi tradición, fui a un diario judío, y su nombre indica El español que es en castellano, donde reporta el triunfo por “un pelo” de Netanyahu y sus aliados de la extrema derecha y ultra ortodoxa sobre el Ex general Gantz, con quien empatóde técnicamente al sacar ambos 35 diputados, como se muestra en el siguiente enlace: https://www.elespanol.com/mundo/20190410/netanyahu-celebra-tremenda-victoria-votos-escrutados/389961088_0.html
Como buen demagogo, Netanyahu utiliza un argumento que va en contra una pacificación del Oriente Medio y altera una propuesta trumpiana de implementar la solución de los dos Estados para resolver la cuestión Palestina, al ofrecer apropiarse de territorio palestino y establecer asentamientos judíos, cuando reitera una oferta de campaña, disponible en el enlace siguiente: https://www.elespanol.com/mundo/20190411/netanyahu-dispuesto-vender-palestina-mantenerse-poder/389711289_0.html
Un final bastante polémico, ya que al sacar los dos punteros el mismo número de diputados, tienen el mismo derecho si construyen una mayoría absoluta para formar gobierno, por lo que Netanyahu lleva la ventaja al sumar los partidos ultra religiosos y el descalabro del izquierdista laborismo y sus aliados, pues no son suficientes para contrapesar esta alianza y evitar un nuevo quinto gobierno de una derecha que promete ser más a la derecha. Una posibilidad que se frustra como vemos en el siguiente enlace: https://www.elespanol.com/mundo/20190409/coalicion-centro-gantz-podria-arrebatar-netanyahu-sondeos/389712297_0.html
Además, otra clave es el desencanto con la política, al ser la participación por debajo del 25% de los habilitados a votar, como señala este enlace: https://www.elespanol.com/mundo/20190409/baja-participacion-elecciones-israel-solo-votado-mediodia/389711568_0.html
Para completar el panorama, estas elecciones se hacen luego de que el Primer Ministro es investigado por corrupción, aunque aun no ha sido condenado, lleva a sospecha. Ver el siguiente enlace: https://www.elespanol.com/mundo/oriente-proximo/20190228/primer-ministro-israel-benjamin-netanyahu-imputado-corrupcion/379712985_0.html
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¿Podríamos extrapolar si la situación de algún país latinoamericano sigue este patrón israelí? El caso de Brasil apenas con Bolsonaro, sin la acusación de corrupción en el entorno presidencial brasileiro. Pero, ¿significará un patrón para nuestra derecha del patio? Vaya que sí, es lo que intenta el partido de gobierno dominicano, que tiene la disyuntiva de seguir actuando como corporación política y asegurarse la continuidad, o terminar como el “baile de los monos”: a rabazos. Algo que se aprecia en Israel es la institucionalidad ya que la política se desarrolla según manda la civilidad y la conciencia cívica de las “reglas de juego” democrático.
Esto es importante, porque lo que tememos un desenlace violento por nuestra falta de civismo e institucionalidad precaria, no se puede preludiar en el caso israelí. Allá, lo que tenemos es que el precario equilibrio regional se provoque por la “fiebre” islamofóbica un recrudecimiento de la Guerra que llevan más de sesenta años desde la fundación del Estado sionista, que no es poco temor, porque tememos en una edición de la Guerra entre todas las naciones como la Segunda Guerra Mundial. Por eso inicié con la frase enfática de la sagacidad mayor de los hijos de las Tinieblas por encima de los de la Luz. Pero, debo confesar que no sé ¡quienes son los hijos de la Luz y quienes de las Tinieblas!