Nosotros movíamos las manos, por ejemplo, cuando éramos habitantes de la Tierra y, al hacerlo, transmitíamos una vibración a la atmósfera que la circundaba. Esta vibración iba extendiéndose indefinidamente hasta que daba impulso a cada una de las partículas del aire de la Tierra, que, en lo sucesivo, y para siempre, era activado por ese único movimiento de la mano. (Edgar Allan Poe (2017). “El poder de las palabras” en Cuentos Completos. p.1053.
En el libro Hackers y Filosofía de la ciberpolítica (2012) hay un artículo que data de 1998 y se titula “Los hackers no son piratas”. En aquel escrito explicaba cómo el diccionario de la Real Academia Española (DRAE) y el de María Moliner catalogaban al hacker como si fuese pirata. Desprendiéndose de esta visión, que ambos sujetos (hacker y pirata) eran, para los diccionarios, sinónimo de actividades ilícitas.
Sin embargo, 20 años después (2018), para el DRAE el pirata que se dedicaba asaltar y robar barcos en alta mar pasó a ser en el mundo de la informática un pirata informático y no un hacker. Este último fue asumido como sujeto encargado de los sistemas de seguridad computacionales y de sus mejoras. Eso constituye un paso de avance que no se puede soslayar.
A pesar de esto, tales concepciones no escapan al esquema de sombrero blanco (hacker bueno) y sombrero negro (hacker malo o cracker).Esta diversidad de definiciones desarticula la relación sujeto cibernético (hacker) y el poder cibernético en el cibermundo. Habría que darle un sentido más amplio a la concepción de hacker en el DRAE, donde implique la investigación de los sistemas cibernéticos y su incursión a causa del bien común.
Porque haya hacker ciberdelincuente o ciberterrorista no se puede negar la existencia hacker de dimensión ética. Con esto pasa lo mismo que el concepto de político cuando es definido como el sujeto que “interviene en las cosas del gobierno y negocios del Estado”, según el mismo DRAE en sus varias acepciones del término político y lo cual no denuesta ese concepto por el hecho de que haya políticos corruptos.
En el libro Cumbre mundial de comunicación política (2015) escribí el ensayo “La ciberpolítica como estrategia de comunicación” en el cual digo que “(…) entramos en el juego comunicacional, que tiene que ver con el dualismo hacker y cracker, en el que no deja alternativa, porque los hackers anarquistas, los revolucionarios, los mercenarios o los contestarios que no estén adscritos a una variable de la elite del poder ciberpolítico, serían encasillados como crackers, ya que los hackers estarían con el poder económico, político e informático y, en contra, a la vez, de estos supuestos crackers desordenados, piratas o delincuentes”. (Ibíd.: 214).
Es por eso que, el asumir el cambio introducidos por el DRAE (2018) sobre el hacker es un paso muy positivo pero insuficiente y limitado, que con el tiempo tendrá que ser ampliado, porque deja intacto el concepto de pirata informático y no encaja con una teoría filosófica cibernética articulada al sujeto cibernético y al poder en los entramados del cibermundo, tal como lo he analizado en mi artículo “Una hacker como posible ministra islandesa”(2016), en el que explico cómo el Partido Pirata de Islandia, con un 43% en la intención de voto podría convertir a la hacker y poeta Jonsdottir en la primera Ministra de Islandia (1).
El hacker es un sujeto cibernético que se define en su función social cibernética y política. Como ejemplo de esto está Rickard Falkvinge, que es el líder y fundador del Partido Pirata de Suecia que ha logrado, desde el 2009, tener representación en el Parlamento Europeo (2).
En definitiva los hackers justicieros, revolucionarios o libertarios, son diferentes a otros tipos (hackers de ciberseguridad de Estado), ya que pertenecen a Partidos Piratas y son parte de esa cultura hackerativista que tiene como actividad fundamental la lucha por libertad del ciberespacio, del conocimiento, del software libre, la justicia social, los derechos humanos, la democracia participativa y dialógica.
Con el tiempo habría que estudiar y profundizar el impacto de la informática cuántica, la relación con el sujeto cibernético hacker, así como los que logren sobrevivir a esos cambios y al poder (específicamente, los hackers de seguridad del Estado de una Nación dedicados a los proyectos militares de la ciberguerra) en el cibermundo. El computador cuántico de la ciberseguridad y su sistema criptográfico nada tienen que ver con la informática digital y la criptografía que hoy manejan los hackers. En la informática cuántica, los cuantos, de acuerdo al principio de incertidumbre de Heisenberg pueden existir en más de un estado al mismo tiempo contrario a la informática digital que opera en dos números: 0 y 1.
Notas: