–Hay un juego de acertijo (…) que se realiza sobre un mapa. Uno de los jugadores pide a alguien que encuentre un nombre dado(el nombre de una ciudad, de un río, de un Estado o de un imperio), cualquier palabras, en suma, comprendida en la extensión (…). Una persona novata en el juego procura, en general, embrollar a sus adversarios indicándoles nombres impresos en letras diminutas; pero los acostumbrados al juego escogen nombres impresos en gruesos caracteres(…). Estas palabras, como las muestras y los carteles en letras grandes de la calle, escapan a la observación por el hecho mismo de su excesiva evidencia(…). Edgar Allaen Poe (2017).“La carta robada”.En Cuento Completo.p.878.
Para la Real Academia de la Lengua (RAE), en su actualización de la vigésimo tercera edición del Diccionario de la lengua española (2017), el hacker es una “persona experta en el manejo de computadoras, que se ocupa de la seguridad de los sistemas y de desarrollar técnicas de mejora”, diferenciándolo del “pirata informático”, definido como el sujeto cibernético “que accede ilegalmente a sistemas informáticos ajenos para apropiárselos u obtener información secreta”.
Es bueno puntualizar que a pesar de que la RAE haya introducido este concepto de hacker como valoración positiva en cuanto a que no son piratas informáticos, no por eso tal definición es suficiente, ya que todo hacker de una u otra forma tiene capacidad de acceder ilegalmente a un sistema informático, puede o no apropiarse de la información, de lo contrario no sería hacker. Este sujeto cibernético se diferencia en el mundo digital de acuerdo a qué tipo de información se apropia o trata de proteger y qué persigue con esta apropiación o en mantener determinada ciberseguridad en las relaciones de poder.
La RAE ha bendecido la concepción de hacker como positividad, tal como bien señala el intelectual y lingüista Gerardo Roa Ogando (2018) en su artículo relacionado con mi discurso filosófico sobre el sujeto cibernético, el ciberespacio y el cibermundo y cómo estos han sido satanizados, ya que se les ha confundido con actos delictivos realizados por unos hackers que roban dinero de cuentas bancarias o violentando y apropiándose de los datos de tarjetas de créditos. Este tipo de acto es condenable y se reduce a una tipología de hacker que, precisándolo bien, no son piratas informáticos, sino ciberdelincuentes.
Esto refuerza la concepción que he venido trabajando desde hace 20 años en el sentido de que el concepto hacker, de por sí, no se puede situar en las categorías de bueno o malo, ya que estos se definen de acuerdo a la variante del poder cibernético. Tal como lo ha definido la RAE , este entra en una tipología de hacker del sistema ciberseguridad del orden cibernético público o privado.
No hay una identidad en esa palabra (hacker) que está en el diccionario RAE y el objeto (sujeto hacker-cibermundo), que he trabajado desde la década de los ‘90 del siglo XX, en una teoría filosófica, cibernética y de pensamiento complejo. Mi apuesta discursiva va más allá de esa definición que entra en la positividad. Es importante saber que de lo que se trata es de la construcción de un discurso crítico cibernético en el sistema del cibermundo, como bien lo ha puntualizado el mismo Roa Ogando cuando se refiere sobre mis investigaciones en las áreas filosófica, cibernética , lingüística y social.
El hacker es un sujeto cibernético con amplios conocimientos cibernéticos, apasionado por el mundo de la informática y muchos de estos pueden tener una formación tecno-científica, política, empresarial, filosófica, literaria. Por eso hay que situarles segun su estrategia en el ámbito del cibermundo. El es capaz de alterar el sistema de programación de cualquier computadora conectada a las diversas redes del ciberespacio. De igual manera puede distorsionar, destruir o robar información, conocer códigos secretos, que van desde la ciberseguridad de un Estado, empresa, u otras entidades de la sociedad civil.
Este se clasifica y se diferencia dependiendo de la relacion que mantenga con el poder cibernético. No es lo mismo situar los hackers de seguridad del Pentágono de Estados Unidos que los hackers de la seguridad militar de Corea del Norte o de la República Popular China o de Rusia.
Los hackers se pueden dar el lujo de ser expertos en “secretos y soluciones para la seguridad de redes” según, McClure, Scambray & Kurz, y además de ser “personas que investigan y experimentan con la seguridad informática” (2000: XXiX), lo cual coinciden con en el concepto de la RAE. A pesar de eso los tres autores se consideran hackers de “moral elevada” y también entienden que hay una tipología de hackers crimínales con los cuales no están de acuerdo.
Años antes de esas reflexiones de estos expertos, situé, de manera crítica, el maniqueísmo que existe en torno a los hackers, que son concebido como bueno o malos y de lo cual no escapan esos especialistas en seguridad de redes. Hay que comprender que una teoría sobre el hacker y sus diversas tipologías pasa por una teoría de la ciberpolítica en ese cibermundo caracterizado por la tecnología de la información, el conocimiento, la participación y el empoderamiento.