Para aquellas personas que buscan un ordenamiento en el pensamiento y la inteligencia, para fundamentar sus creencias, tener una visión concreta del pensamiento Cristiano, una interesante obra es: « LOS GRADOS DEL SABER ».
Jacques Maritain, partiendo del Tomismo, explica en su obra que las funciones de la inteligencia son dos: Especulativa y Práctica.
LA INTELIGENCIA ESPECULATIVA tiene como fin el conocer, poseer el objeto conocido, es una contemplación, una verdad que se mide, hallando su propia personalidad.
LA INTELIGENCIA PRACTICA, es para dirigir, orientar y ordenar, regula la producción de una obra, la rectitud de una acción, adopta una actitud normativa. Su finalidad es la realización.
Las funciones de la inteligencia son diferentes, esencialmente por su fin.
Jacques Maritain se preocupó por distinguir el saber especulativo y el saber práctico, en sus diferentes grados, además demostró que podían conciliarse éstos grados del saber, que es su regla: DISTINGUIR PARA UNIR.
El analizó las relaciones de las distintas ciencias que estudian el mundo de la naturaleza.
No se conoce por el simple deseo de conocer, sino para dirigir, hacer una obra, actuar conforme a las exigencias de la vida humana.
La inteligencia especulativa debe extenderse para hacerse también práctica, convertirse en razón.
No se puede dirigir sin conocer, porque el dirigir se funda en el conocimiento.
« El dirigir se funda necesariamente en el conocer. Entregarse al orden práctico es un proceso en que el carácter práctico domina progresivamente, no llegando a su pureza sino al fin, al contacto con la obra a hacer, con la acción particular a realizar. »
El desarrollo de la inteligencia se define por la capacidad de discernir el valor de cada ambiente del conocimiento, no es para saber mucho, sino para saber y trasmitir los conocimientos a otros; que es el SABER-HACER.
Se debe tener completo dominio de lo que se sabe, también de lo que se ignora, el alcance o límite de lo que se sabe y el ambiente de la realidad que abarca lo que se sabe. El conocimiento es balanceado de acuerdo a lo que somos.
Estamos formados de espíritu y materia, a través de nuestros sentidos y nuestro cuerpo entramos en contacto con el mundo, comprendemos, nos explicamos por nuestra inteligencia, por lo tanto podemos DISTINGUIR.
El conocimiento sensible de los sentidos, lo percibimos en las cosas concretas que impactan nuestros sentidos. Las imágenes hacen posible el pensamiento, que es el punto de partida de la inteligencia, que se refleja en la percepción, la imaginación y la memoria.
El conocimiento intelectual se concreta en las ideas, el juicio y el razonamiento.
El conocer, es tener informaciones sobre cosas importantes o intuición de la realidad; atención a la realidad, que es la observación minuciosa del objeto y la primacía del objeto con método, que es discernir entre lo que es, en sí mismo, y lo que creemos o proyectamos.
La suma de la inteligencia es saber aprender, aplicar los conocimientos adquiridos y enseñar lo que sabemos.
« El conocimiento del mundo de la existencia, tomado precisamente en cuanto concreto y existente, depende, desde el punto de vista especulativo, de la experiencia y de la historia, de las verificaciones de hechos, de las certidumbres de percepción y de la memoria, como también de la conjetura y de la opinión fundada; en resumen, del trabajo de la inteligencia, encerrada en el sentido.
Y desde el punto de vista práctico, depende del arte, de la prudencia, del conocimiento por con naturalidad.
La ciencia, el saber, en el sentido estricto de la palabra, no considera en ese mundo, sino las necesidades inteligibles investidas en su realidad. »
El progreso humano en el conocimiento intelectual es un proceso que se logra con lentitud, depende mucho de diversos condicionamientos.
Maritain pone a Santo Tomás de Aquino como el modelo del saber comunicable, como el Doctor de éste saber; y a San Juan de la Cruz como el Doctor del saber incomunicable, que es la mística.
En LOS GRADOS DEL SABER O DISTINGUIR PARA UNIR, el autor trata sobre las estructuras y métodos de las ciencias y de la filosofía en sus diversas expresiones.
Los temas tratados son: Grandeza y Miseria de la Filosofía, Filosofía y Ciencias Experimentales, El Realismo Crítico, Experiencia Critica (evidencia que se imponen a nuestra inteligencia), La Práctica de la Contemplación de San Juan de la Cruz, Todo y Nada. Además contiene varios anexos.
Jacques Maritain opina que las raíces de la personalidad, la subconciencia (naturaleza sustancia), es cerrada sobre sí misma respecto a la existencia. Que el alma, más la voluntad, es lo que produce la espiritualidad y la personalidad, que es una individualidad material.
Él considera que los principales autores de la revolución de la ciencia moderna son: Descartes, Galileo y Newton.
Un tema tratado profundamente en ésta obra es la mística.
« Para devenir sabiduría y contemplación, el conocimiento de la fe vivirá, forzosamente, de una gracia de inspiración y de iluminación. »
En todo el trayecto de la obra, Maritain se empeña en buscar la verdad, concediéndoles a los hombres la inspiración y la libertad, sin dudar de la buena voluntad de la búsqueda.
« Podemos juzgar ideas, verdades o errores, acciones buenas o malas del carácter, del temperamento y de las condiciones interiores si aparecen en el exterior.
No podemos, de ninguna manera, juzgar el secreto de los corazones, de ese sector inaccesible, donde día tras día, la persona teje su propio destino y sus lazos con Dios. »