Vamos a ver un gráfico para aclarar algunas dudas.
De tanto insistir el Fondo Monetario Internacional en múltiples cartas de intenciones, ya muchos funcionarios públicos se han convencido. Y de tanto repetirlo ya mucha gente lo percibe como una gran solución. El último en hablar de ello fue nuestro amigo Daniel Toribio, Ministro de Hacienda.
Que es cierto que el Gobierno podría recaudar los millones de Chanflín si decide eliminar los llamados gastos tributarios, o sea, suprimir las exoneraciones y las exenciones de impuestos. Mucha gente cree que la falta de recaudación es porque a los empresarios de diversos sectores se les están exonerando muchísimos impuestos y que lo correcto es que las mismas se supriman.
Claro está que deberían suprimirse. Y concentrarse en corregir las verdaderas causas que hacen no competitiva la economía dominicana, que realmente no son de impuestos, aunque lo parezcan.
Pero pensar que con su eliminación se va a conseguir elevar la carga tributaria es una ficción. Intentando complacer al FMI, en los años recientes el equipo técnico del Ministerio de Hacienda se ha dedicado a hacer cálculos de los impuestos que el Gobierno deja de cobrar por diferentes conceptos, y a eso se le ha llamado gasto tributario, bajo el entendido de que es como si el gobierno hubiera gastado ese dinero en promover el sector al que se le ha eximido del pago.
Con miras al presupuesto del 2011 se calculó que por esta vía el Gobierno está gastando, o mejor dicho, dejando de percibir, unos 108 mil millones de pesos, equivalente a un 5.2% del producto interno bruto. Se entiende que si ese dinero se cobrara, se elevaría en esa proporción la carga tributaria, lo que permitiría al Estado satisfacer más necesidades públicas. Pero ¿cuáles son los sectores que están recibiendo tantos beneficios fiscales?
La respuesta está en el gráfico que ilustra este artículo. El mismo muestra que la parte que va a los llamados sectores productivos, como a la industria, las zonas francas, el turismo, etc. es una porción bastante pequeña del total, y que cuando se eliminen casi nada habrá cambiado.
La parte grande en el gráfico, lo que representa de verdad mucho dinero, son dos porciones que no individualizan a ningún sector, el de consumidores y el llamado otros, que son impuestos exentos porque el Gobierno ha querido que así sea, pero no para beneficio de ninguna empresa, sino para evitar males sociales. Por ejemplo, la partida más grande de todas, que cubre las dos terceras partes del gráfico, se refiere a los productos y servicios que no pagan ITBIS, como los alimentos, la educación, las medicinas y servicios de salud, la electricidad, el transporte de pasajeros, etc.
Y la otra porción se explica principalmente por otros impuestos que el gobierno ha decidido no cobrar, o cobrarle tarifas menores por causas similares. Por ejemplo, el impuesto a las viviendas que no se cobran a las de menos de 5 millones de pesos o a las de zona rural, o el hecho de que el gas propano no pague o que al telecable no se le aplique selectivo; también se incluyen aquí los casos en que un artículo tributa en una proporción menor que otro del cual es sustituto, como que el gasoil pague menos que la gasolina, o que la regular pague menos que la premium.
Llamar a estos gastos tributarios ya de por sí tiene mucho de subjetividad, como reconocen los mismos técnicos oficiales. Pero pretender que se supriman, es algo que el principal opositor es el propio gobierno, por los efectos sociales.
Quedan otros que son las verdaderas exenciones y exoneraciones a sectores productivos. Comparto la idea de que no deberían ser, pero no es porque no cumplen una función en la economía, sino porque quizás habría usos alternativos más eficaces. Pero no nos llamemos a engaño: esos no son mucho dinero.