En todo nuestro continente los evangélicos, especialmente los pentecostales, intervienen cada vez más en la política local.
En Estados Unidos el gran apoyo electoral lo recibe Donald Trump de una base evangélica ubicada en el “cinturón de la biblia”, la gran zona agrícola en medio de ese país. Son elementos muy conservadores quienes interpretan la biblia en el sentido de que Dios volverá a la tierra y derrotará al diablo tan solo cuando los judíos hayan conquistado a todo el territorio israelí sacando a los palestinos. Por eso Trump apoya ese objetivo, no solo para buscar el voto judío en Estados Unidos, sino también el de los evangélicos de su país.
El actor Jimmy Morales, presidente de Guatemala, es evangélico, como lo fue uno de sus antecesores, el dictador Efraín Ríos Montt. Se estima que en ese país más de un 41% de los votantes son evangélicos; en Honduras suman un 39%; en Nicaragua un 32% donde colaboran con la poderosa vicepresidenta Rosario Murillo y en El Salvador un 28%. Donde más reducida en Centroamérica es su presencia es en Costa Rica, con un 25% y aún allí Patricio Alvarado, un evangélico, perdió la presidencia tan solo en segunda vuelta. En Uruguay, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala ya hay más evangélicos que católicos. En Venezuela apoyaron a Chavez y ahora a Maduro.
El ultra conservador presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, donde un 25% de la población es evangélica, se hizo evangélico al bautizarse en las aguas del rio Jordán. Antes los evangélicos se habían aliado con Dilma Rousseff pero luego colaboraron en su destitución. En México, donde se calcula que representan un 10%, el presidente López Obrador logró su apoyo. Es el presidente que más ha citado la biblia. Piñera en Chile se reunió con líderes evangélicos ante de la segunda vuelta, para garantizar su victoria. En Colombia y Ecuador están en el Congreso y en el gabinete.
En el 2006 los evangélicos representaban en nuestro país un 16% y ahora, según Latinobarómetro, la encuestadora chilena, suman un 21%, aunque, según el Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE) llegan a un 30%. Latinobarómetro indica que los católicos suman un 48%. Sin embargo, mientras los católicos tienen a su Papa, cardenales y obispos conformando una estructura más o menos sólida, los evangélicos en Santo Domingo están fraccionados en 18,000 congregaciones independientes, un 70% de las cuales son pentecostales. Aun así pastores como Fidel Lorenzo y Ezequiel Molina llenan los estadios.
¿Quiénes son más conservadores en nuestro país, los católicos o los evangélicos? Difícil de saber. Como dijo alguien: “Peor que la izquierda, solo la derecha”. Lo que sí es seguro es que la teología de la liberación está de capa caída.
Ayer teníamos a presidentes católicos como Monseñores Meriño y Nouel y luego a los social cristianos, quienes fueron muy importantes en Italia, Venezuela y Chile. Ayer también teníamos a los protestantes metodistas de Samaná y Puerto Plata, originarios la mayoría de fuera del país. Los evangélicos, a cambio, son bien criollos y con parientes en New York.
Las encuestas indican que nuestros tres principales partidos están desprestigiados mientras que las iglesias católica y evangélica son muy bien vistas. ¿Buscarán poder político los evangélicos, aprovechando esta coyuntura, a través de un partido propio, o a través de un candidato presidencial auspiciado por uno de los partidos tradicionales?