No somos gentes sin cuentas, pero si somos cincuenta millones de gentes; comprendemos una sexta parte de la población de la nación más poderosa del mundo y el candidato que no convoque nuestra presencia se puede olvidar de la presidencia.

No somos demócratas ni republicanos. Ante todo, somos partidarios de la libertad que emana de la verdad, del progreso motorizado por la justicia, y de la fraternidad que se edifica sobre la base de un sentido no fingido de humanidad y de respeto.

Somos un grupo dinámico, de familia, con visión de futuro, temerosos de Dios, alegres, emprendedores, diligentes, comprometidos con lo excelente.

Y es precisamente a través de ese lente de lo excelente que analizamos las propuestas electorales sobre las cuales hemos de decidir este próximo noviembre.

Más que reformas migratorias queremos reformas emprendedoras que nos permitan crear y operar nuestros negocios de manera efectiva y competitiva.

El año pasado abrimos más de 170,000 nuevos negocios en Estados Unidos y hoy por hoy somos el grupo étnico con el mayor número de emprendedores en esa nación.

Constituimos un engranaje fundamental en lo que tiene que ver con el crecimiento económico, demográfico y cultural que toma lugar no nada más en Estados Unidos sino también en nuestros países en el área del Suramérica, Centroamérica y el Caribe.

Somos mucho más que salsa, merengue, reggaeton y bachata. Somos también música clásica, béisbol, ciencias y matemáticas.

Somos historia.

Somos futuro.

Os invito, pues, candidatos, demócrata y republicano, a que nos conozcan.

Barack Obama es, evidentemente, un moreno como mucho swing. Sus discursos gozan de expresiones claras, pero muchas veces carecen de claras expresiones.

Esperó hasta ahora para introducir una medida migratoria de causa y efecto que en su defecto quedará sin efecto en un corto lapso de tiempo pues fue implementada a través de una orden ejecutiva para evitar disyuntivas . . .

Tal cosa me huele mal; me huele a maniobra política barata diseñada para persuadir a un grupo de mano de obra barata.

Y es verdad que nuestra gente es fuente de mano de obra, pero es mano de obra honrada y calificada. Lo único que tiene de barata es que nos la pagan barata.

Pero lo barato sale caro, Barack Obama. Con una tasa de desempleo por encima del 10% en la comunidad latina, no esperes te sirvamos una taza de café por haber bailado alguna vez con la Thalia (ver vídeo podcast al pie del artículo).

Y cuando te metiste con la sagrada familia procediste como Jerónimo Valdés que piensa al revés y se pone las medias en las manos y los guantes en los pies.

Tus creencias no abrazan la abstinencia, pero sí el aborto y relaciones contra-natura. Cosa que se puede catalogar, en efecto, como una cultura de muerte ya que por un lado patrocina el asesinato de seres indefensos y por el otro apoya un tipo de unión que imposibilita la reproducción.

En lo que respecta a Mitt Romney sabemos que tiene mucho money, no baila salsa ni merengue, pero al desempleo sabe hacerle frente.  Es hombre de negocios y tiene un plan de desarrollo para sacar del hoyo al pobre, al rico y al empresario sin tener que malograr al erario.

Romney con la familia no come cuentos, protege la vida del indefenso, del indigente quiere el ascenso, y en el pueblo hispano quiere crear consenso en torno a su plan de gobierno.

Nos toca, pues, escuchar, sopesar, debatir y decidir sobre las opciones electorales que tenemos sobre la mesa. Mirando a través del lente de lo excelente votemos como nos dicte la conciencia y pongamos en la presidencia a uno que no viva de apariencias y que represente fidedignamente los intereses, principios y deseos de nuestra gente decente, emprendedora e inteligente.