Los últimos acontecimientos de conflictos políticos a lo interno del PLD, nos plantean una realidad infranqueable, Leonel no tiene escapatoria; mucho menos, un espacio para competir sin traumas con la maquinaria económica y corrupta de Danilo, que además de controlar, por aquello del Liderazgo y los sobrecitos, la mayoría de los denominados cuadros morados y el imponente Comité Político. No concibe que Leonel Fernández vuelva a tener la preponderancia que alguna vez ocupó en el Partido Estado. Esto nos obliga a repetir de forma íntegra una opinión, que en ocasión del descalabro del (Maestro), expresáramos en tiempos atrás.
Tal vez la historia no ha sido del todo justa con el incólume Profesor Juan Bosch y Gaviño; hombre de firmes convicciones y una templanza envidiable. Conocedor a plenitud del proceso de evolución histórico-social criollo y la conformación de las distintas capas que lo componen. Bosch; tal vez sin proponérselo, marcó la hoja de ruta que tomarían otros líderes posteriormente para la viabilidad de conflictos no resueltos a lo interno de las estructuras partidarias, aquel 18 de noviembre del 1973.
Independiente de los motivos personales que tuviera el Profesor para renunciar al partido que ayudó a fundar desde la Habana Cuba y por el cual había alcanzado la primera Magistratura del Estado en 1962, así como fundar el hoy gobernante Partido de la Liberación Dominicana. Hay que reconocer en él, la condición indómita ante imposiciones que contrastaran con sus principios ideológicos y el desapego al partido, como repudio de la patología que crea la dependencia del poder.
De igual modo lo hizo, con las razones que pudiera esgrimir y sin ánimos de excusarlo, Jacobo Majluta, al fundar con su tendencia dentro del Partido Revolucionario Dominicano en 1986, el Revolucionario Independiente PRI, con el que compitió el 1990 frente a su antiguo PRD, por las diferencias insalvables en esa etapa de la vida política nacional con el líder José Francisco Peña Gómez. Una muestra de que cuando no existen fórmulas de llegar a entendimientos donde todos los intereses estén representados, lo más saludable para el líder es hacer tienda aparte.
El reflejo más reciente del proceso de desgaste de los partidos por las desavenencias de sus principales actores, la pone la última división del PRD y probablemente, esto marca el inicio de la desaparición del mismo del espectro político nacional, protagonizada por el Empresario Miguel Vargas y el Ingeniero Hipólito Mejía. Siendo este último quien acompañado de un notable grupo de dirigentes históricos, decidieron con gallardía, apostar a su carisma y liderazgo para formar lo que hoy se conoce como Partido Revolucionario Moderno. Agrupación con la que obtuvieron pese a las anomalías de las elecciones pasadas; el segundo lugar en la preferencia del electorado.
Es Hipólito, por lo reciente de las discrepancias que produjo la ruptura de su antiguo partido y por la consolidación de su liderazgo, el espejo en el que, salvando las diferencias, debe mirarse con detenimiento el antes nombrado Maestro, Líder y Guía del PLD. Sabiendo que al tiempo no se le puede dar más tiempo del tiempo necesario. Por ello Fernández y sus colaboradores deben analizar las profundas diferencias existentes entre los dos caudillos morados y concluir si es saludable desgastar su figura, en una lucha interna en la que tiene marcadas desventajas frente al sector de Danilo.
El empeño irracional de mantenerse en pugna constante con los dueños del partido y del Presupuesto de la Nación, son el reflejo de lo que él mismo dijera en ocasión de su oposición a la reforma de la Constitución para la reelección de Medina, al verse como: “un obstinado que desafía todos los obstáculos aunque las circunstancias no le favorezcan” fragmento de su discurso del 25 de mayo del 2015. Por ello; debe reevaluar su postura, y adherirse a aquel principio chino que dice: –retirarse a tiempo no es abandonar,- y al igual que su líder direccionar sus simpatías a un caudal donde las aguas le sean de mejor provecho.
No es factible como diría el filósofo alemán Friedrich Nietzsche, en Así habló Zaratustra: “empeñarse uno en curar a quien no tiene cura”. Por lo tanto es una utopía pensar que después de todos los esfuerzos realizados desde palacio para reducir al mínimo las simpatías desde el elector hacia Leonel y la notable decisión de entorpecer sus ascenso al poder, creer que de buenas a primeras se pondrán de acuerdo para que éste, ocupe con el apoyo de Medina, por cuarta ocasión el solio presidencial.
Fernández no es y jamás será, santo mi devoción, aun así sigue siendo un activo importante del sistema político nacional, con un liderazgo consolidado y debe buscar la vía mas expedita para mantener unísonas las fuerzas que comulgan con sus dilatadas ideas en el PLD. Tiene obligatoriamente que mirarse en el espejo de aquellos que apostaron a su fortaleza electoral y pese a lo difícil que resulta, se retiraron a tiempo, trillando un nuevo camino, con la conciencia de que solo el tiempo puede madurar una idea a la que le ha llegado su tiempo.