La semana pasada leí esta información en un periódico dominicano, referida a la compra de las dosis de vacuna anti covid-19 a la empresa británica Aztrazéneca:
"El Estado dominicano deberá cubrir el precio total de la siguiente manera: un pago no reembolsable del 20% en la fecha de entrada en vigencia del contrato; otro pago de 40% cuando la vacuna sea aprobado por las autoridades sanitarias; y un pago, o varios pagos, del 40% restante en la medida en las dosis sean entregadas al Estado."
Me quedé pensando que esta responsabilidad no debe caer sólo en el gobierno pues el rescate económico depende de una fuerza de trabajo sana, sin bajas por la enfermedad que ha causado la pandemia, lo cual repercute en mejoría de la producción, reduce los gastos en material de bioseguridad y contribuiría a la recuperación rápida de la normalidad en la generación de riquezas.
Si consideramos que son los mayores beneficiados de que se controle el efecto devastador que la pandemia tiene (y seguirá teniendo) sobre la economía mundial, parece razonable que los industriales y grandes empresarios aporten dinero para comprar la vacuna.
Pensé en muchos apellidos locales cuyas fortunas se basan en la mano de obra de hombres y mujeres dominicanas, y si cada uno de ellos aporta (en realidad invierte) un millón de dólares (o medio, para que participen más), se podría vacunar a toda la población. Con ello retornaría la normalidad y sus negocios prosperarían de nuevo y florecería la economía nueva vez.
Por otro lado, el gobierno podría usar el dinero que planea gastar en vacunas para, por ejemplo, sacar de circulación las motocicletas y carros "humeadoras", limpiar las playas, arreglar carreteras, abastecer escuelas de material educativo y a los hospitales y centros de salud, de medicinas y equipamiento, entre otras.
A muchos les parecerá un sueño imposible, pero no lo sería con una campaña bien coordinada en la cual se haga pública la contribución de cada empresa. En otras palabras, las personas influyentes y adineradas (trabajando, no "al vapor") cuidan su imagen y reputacion y si 3 de ellos aportan un millón de dólares, los demás no querrán quedar como los tacaños que se negaron a contribuir para la vacuna. También habría la posibilidad de que la clientela les retire su apoyo por una eventual negativa de contribuir al bien común.
Y como una golondrina no hace verano, convoco a los que tienen voz propia (radio, TV, periódicos) a que hagan suya esta idea. Tengo la esperanza de que mis amigos columnistas y comunicadores, se encarguen de difundirla, a ver si tiene acogida.
Como es de conocimiento público, la vacuna de Aztra Zeneca (fabricada en Inglaterra) estará disponible a principios del 2021, pero mientras llega la vacuna, mántengase donde el Capitán lo vea y cuídese, para que covid-19 no lo alcance.