Jean Jacques Rouseau en su obra del "Contrato Social" afirmaba que erróneamente los ingleses se sentían libres por el hecho de tener elecciones periódicas cada dos años, pero que inmediatamente emitían sus votos volvían a ser tan esclavos como antes."
Esta idea subyacente expresa las limitaciones de la democracia representativa y el riesgo de perder el vínculo del pueblo como mandante y sus representantes como mandatarios. En adición al voto, el mismo Rouseau expresa que es necesaria la participación del pueblo en la toma de decisiones y que sea el mismo pueblo que tenga la facultad de corregir los actos e incluso revocar el mandato de sus elegidos si persisten en sus errores.
Como no extrañar que esas reflexiones que emergen del ‘’Contrato Social’’ publicado hace más que el nacimiento mis tatarataratabuelos, sea todavía hoy una valiosa fuente de retrospección. Si analizamos que el Sufragio constituye el más elemental y básico ejercicio de la participación, es inconcebible que el clientelismo político se haya convertido en un sustituto de las ideologías, que nuestro voto se fundamente en un intercambio comercial en donde los políticos que aspiran a tener el control de los recursos públicos y el poder, intercambian el acceso a ello por espejitos, promesas vacías o botellas llenas.
Nos hemos acostumbrado votar con hambre, no un hambre de cambio, no un hambre de conciencia, sino más bien con el hambre que alimenta el estómago, con el hambre que nos vuelve ser tan esclavos como antes. Si valoráramos el poder de nuestro voto en su justa medida, no seriamos títeres cada cuatro años, la clase política dominicana esa que se burla y nos indigna cuando en época electoral nos ofrece dinero, bebida y comida por un voto, sería una clase política digna, diferente, democrática, por lo que nuestras demandas de justicia social, equidad y transparencia en el manejo de los recursos públicos serian acatadas y nuestro futuro como país no estaría comprometido.
Recuerden que el derecho a una educación de calidad, a un sistema de salud de calidad, a una vivienda digna, a políticas públicas efectivas que disminuyan la pobreza, la inequidad, la exclusión, la discriminación, nunca debería estar el riesgo por la venta del voto. Recuerden que nosotros tenemos lo que los políticos necesitan, usa tu voto pero úsalo bien.