Con el mote de “Los dueños del país”, don Radhamés Gómez Pepín bautizó a los hoy empresarios del transporte, controladores de rutas y choferes. Y no es para menos, porque esos “padres de familia” han hecho lo que les ha venido en ganas y ay de quien se les enfrente, sin importar jerarquía, ellos tienen todas las de ganar. Tienen la fuerza de paralizar al país cuando les dé la gana, de hecho, a principios del 2008 decidieron hacer una huelga sin avisar y durante tres horas esto fue un verdadero caos y nadie dijo ni hizo nada. Al margen de todo, éstos no son los únicos dueños de esta media isla.
Otros que tienen licencia para hacer todo lo que quieran son los militares. Basta con decir que se es militar, para que se abran las puertas de cualquier sitio, porque si no, el problema es grande. Licencia, al igual que los choferes, de no cumplir las leyes de tránsito y no ser amonestados. Permiso para darle un pescozón a quien sea. No hacen fila, hablan alto y todo esto sin importar el rango que se tenga.
Pero hay una clase que son los socios mayoritarios de esta asociación y son los políticos y funcionarios de nuestro Estado. Éstos tienen licencia para todo, hacen y deshacen sin que nadie se atreva a contradecirlos. Ellos viajan, comen, pasean con el dinero del país. No los para nadie y si los paran ni siquiera tienen que hablar, ya que sus empleados se encargan de decir de quién se trata. Se han burlado del pueblo y enriquecido de una manera increíble. Y muchos tienen la cachaza de decir que es un sacrificio el estar en sus posiciones.
Evidentemente no todos son iguales, porque hay choferes, militares, políticos y funcionarios que no están de acuerdo con esa conducta y su accionar dista de la gran mayoría de sus colegas, pero el porcentaje es tan mínimo y como dice el proverbio, cito: “una golondrina no hace verano”.