La crisis del 2003 va a ser un tema de campaña y se está tejiendo una historia tratando de presentar a la administración perredeista de Hipólito Mejía como sumamente eficiente en los primeros dos años y que las quiebras bancarias fueron las únicas responsables de los desastrosos resultados económicos y sociales. 

Lo primero es que el gobierno de Hipólito Mejía recibió una economía que creció en la administración del PLD a una tasa promedio de 6.8%, con una inflación promedio anual de 7.41%, que recibe en agosto una economía con inflación de apenas 3.07% y creciendo al mes de junio a una tasa de 10.8%. 

Ese gobierno que hereda una economía vigorosa y estable no fue capaz de mantenerla y en el 2001 el crecimiento fue de apenas 1.8% y se recuperó en el 2002 con 5.6%(gracias a los bonos soberanos) el tipo de cambio de 16.4×1 en agosto del 2000, superó el 21×1  a diciembre del 2002 y la inflación en 10.5%, mientras la tasa de desempleo  aumentó de 13.9% en el 2000 a 16.1% en el 2002. 

Se ha dicho que en los dos primeros años hubo superávit presupuestario, pero resulta que el PLD le entregó el 16 de agosto con un superávit presupuestario de RD$2,505 millones y en ese año el gobierno de Mejía cerró con un superávit de RD$5,741 millones, en el 2001 obtuvo un superávit de RD$4,398 millones (0.34% del PIB), sin embargo en el 2002 el déficit fue de RD$10,859 millones, (2.34% del PIB). Y eso contando con una ley de combustibles. 

¿Cómo justificar ese déficit en el 2002? Por la necesidad de incrementar el gasto, vía los bonos soberanos, como política contraciclica frente a la ligera recesión mundial o por el uso de los recursos en las elecciones de ese año.

Si vamos analizar periodos parciales resulta que en la primera administración del PLD hubo superávit presupuestario en los años 96,97,98 y en el 1999, por el tema del alza del petróleo y la inexistencia de una ley para ajustar los precios internos, el déficit ascendió a RD$1,680 millones; también vale la pena recordar que en ese primer gobierno del PLD la deuda externa se redujo en US$217 millones, sin embargo en los dos primeros años de Mejía aumentó en 15%. 

Se habla del despilfarro en la nomina del presente gobierno, y en el gobierno de Mejía el gasto en sueldos y salarios ascendió en el 2002 al 6.3% del PIB, frente al 3.7% del PIB para este año. 

Se habla de un gobierno a favor de los más pobres pero en esa administración perredeista el gasto en asistencia social en el 2002 fue 0.3% del PIB, los afiliados al régimen subsidiado de la seguridad social apenas llegaba a  45,607 personas en el 2004 y no había un solo beneficiario del programa solidaridad, por el contrario en este gobierno se dedica a la asistencia social el 1.7% del PIB, los afiliados al régimen subsidiado de la seguridad social ascienden a 1.8 millones y en solidaridad hay incorporados 758,945 hogares que disfrutan de una serie de beneficios. 

Se pueden contrastar otras variables macroeconómicas y sociales, pero queda claro que no es cierto el supuesto manejo eficiente de los recursos o una bonanza en los dos primeros años del gobierno de Hipólito Mejía y que no se puede comparar con los logros de los tres periodos de Leonel Fernández, ni en los dos primeros años y mucho menos los dos últimos.