Cualquier encuentro entre culturas esta indudablemente lleno de lecciones de los cuales debemos aprender. Sobre todo si al estar en un hábitat extranjero deseamos no sólo sobrevivir, sino también mantener la mente sana. Bueno, yo por ejemplo, aquí estoy, otro día exitoso en el Caribe, hasta ahora sin malaria ni dengue y estas son las pequeñas victorias que debo tener bien en cuenta. Sigo notando cada vez más diferencias entre Europa (o Polonia para ser específica) y esta pequeña isla que estoy observando. Permítanme subrayar lo que me llamó la atención desde el principio – es difícil retratar una típica persona dominicana. Es definitivamente más duro que describir las características comunes de un polaco. La sociedad dominicana se ve mucho más polarizada. Así que, sé que mis observaciones podrían ser unilaterales o incompletas, y están fuertemente influenciadas por el tipo de gente que he conocido aquí hasta ahora. Lo que parece correcto al mismo tiempo, es que los extremos son muy evidentes en la sociedad dominicana. Las diferencias raciales y diferencias de clase son visibles, ya sea en el estatus social, nivel de educación, la etiqueta y la cultura, la situación financiera, las opiniones políticas. Todos esos factores y por más razones de las que tengo tiempo de discutir, son mucho más homogéneos en mi país.

Las primeras discrepancias sociales se ven en las calles. Nunca había visto tantas personas en la calle pidiendo dinero antes de llegar a Santo Domingo. Y me refiero a las madres con bebés, niños de primaria, personas con discapacidades… Tampoco he visto tantos porches y jaguares acelerando a mi lado. Al mismo tiempo tenemos los chicos de servicio en los supermercados arrastrando todas las compras a los carros de los clientes por una pequeña propina. Las sirvientas domesticas y las niñeras obligatoriamente llevando uniformes aunque estén fuera de su lugar de trabajo, y claro, arrastrando un montón de fundas, siguiendo a la señora de casa, mientras lo que le interesa principalmente a ella es si su cabello alisado se ve bonito en el espejo y si los zapatos nuevos que acaba de ver se verían bien con este vestido de cóctel color marfil que había comprado un día antes.

Esto me lleva a un tema enorme. Mujeres. Las mujeres de la República Dominicana deben constituir un pilar en la industria de belleza global. Y no lo estoy diciendo porque son bellas, aunque muchas verdaderamente lo son – seamos justos, al igual que las mujeres en cualquier país, algunas son una dicha para los ojos que las ven, así como otras dichosos son los ojos que no las ven. Tengo que admitir que las mujeres dominicanas tienden a tener figuras excepcionales – mientras que en Polonia todo por encima del peso mínimo de supervivencia es considerado gordo y las tallas de ropa femenina parecen ser diseñados por los jovencitos sexualmente ambiguos tan comunes en el mundo de la moda. Dicho esto, en Polonia hay un dicho humorístico sobre las mujeres ucranianas y como ellas nacen con tacones altos puestos en sus pies. Según los polacos, las mujeres ucranianas exageran su estilización. Por lo que he notado, las mujeres dominicanas dejan hasta a las ucranianas avergonzadas. Tengo que admitir, ambas son muy femeninas, pero también ambas tienden a excesivamente acentuar ese aspecto de su persona. Ambas tratan de ser sexy en todo momento, incluso si el momento no lo amerita. Quiero decir, aun si no se encuentran actualmente grabando un video de hip hop o teniendo un randez-vous al anochecer (imagínenme picándoles un ojo). Tal vez esto demuestra que las mujeres polacas son demasiado informales y demasiado simples. Demasiado casuales y les falta elegancia. Sin embargo, también podría ser que ir de compras llevando tacones de oro de 6 pulgadas o ir al cine maquillada por completo usando todas la joyas que tenía en la casa, significa una declaración de moda bastante exagerada (quiero decir loca). Considerándolo todo, cuando estés en Roma, haz como los romanos,cuando en República Dominicana permítanme simplemente citarlos – de gustibus non est disputandum (sobre gustos no se disputa).

El pueblo dominicano es muy elocuente, pero parlanchín. Cada reunión, ya sea formal o informal, a la que he asistido aquí ha tomado más tiempo de lo previsto. Cada persona que me ha hablado acá me ha dado la impresión de ser un profesor dando un discurso (solamente faltaba la presentación de power point, videos instructivos o por lo menos gráficos estadísticos). No me mal interpreten, los dominicanos me parecen muy capaces de concentrarse en el tema al cual se están dirigiendo a pesar de todas sus decorativas digresiones, sin embargo parece cierto que poseen la tendencia a dar muchas vueltas, poniéndome la cabeza a dar vueltas y preguntarme en qué debería enfocarme entonces?? Al mismo tiempo hay que aceptarlo, los dominicanos son muy expresivos y afectuosos uno hacia el otro. Hablo tanto sobre los padres y los niños y como las parejas enamoradas. Los cumplidos son floridos y los sentimientos son verbalizados. Es un buen cambio, teniendo en cuenta que el vocabulario de los hombres de Polonia, más frecuentemente que no, se reduce a Sí.No.Tengo hambre.

Otro talento dominicano es su capacidad única para doblar el tiempo. El tiempo no es lineal en esta isla tan bella, es definible e indefinible al mismo tiempo por cualquier persona a la cual le apetezca definirlo o negar su existencia. Todo ocurre ahoritaen media hora, incluso si nunca sucede. Los taxis siempre llegan en 3 minutos, aún cuando has estado esperando ya media hora. En Polonia tenemos una costumbre de "cuarto de hora académico". Viene de un principio, nunca escrito pero siempre respetado, de las universidades que si un profesor llega más de 15 minutos tarde los estudiantes pueden salir. En mi país siempre me consideraban muy impuntual. No tenía ni idea de que mi reloj interno polaco es tan suizo hasta llegar a la República Dominicana.

Hablando de las universidades. Los estudiantes dominicanos son gente práctica. No se van a pasar 5 años estudiando aspectos básicos del existencialismo, controversias del nihilismo según Nietzsche o hallazgos arqueológicos de las culturas primitivas de los Andes. No pierden su tiempo leyendo acerca de las teorías sobre teorías sobre teorías creadas siglo tras siglo entre los muros de las instituciones académicas europeas. Los estudiantes polacos aman las humanidades y hacen todo eso. Estudiantes polacos en consecuencia se quejan de que su carrera universitaria es tan impráctica y que no pueden encontrar trabajo. Aquí, todo el mundo está en negocios, administración o ingeniería, que, creo, es razonable, orientado hacia el futuro, pero tan poco romántico…

Románticos o no, los dominicanos son gente empresaria y multitarea. Me quito el sombrero por eso. A pesar de que son más conservadores (o menos locos?) al elegir sus carreras universitarias, en sus vidas profesionales tienen mente más abierta y enfocada en los negocios que los polacos. Los polacos sueñan con un trabajo fijo con contrato y están menos dispuestos a reeducarse y modificar su trayectoria profesional (sí, después de 5 años de estudiar todo y nada al mismo tiempo). Los padres polacos suelen temer las ideas de negocios de sus hijos y considerarlos arriesgados e irresponsables. Paradójicamente, el sueño es el sistema – la escalera corporativa, el pago constante y un montón de promociones.

El tema del estrés laboral me lleva a uno de los vicios polacos más aparentes. Los dominicanos no fuman ni cerca de la cantidad que fuman los polacos (aunque los polacos ni llegan cerca a los niveles españoles). Ni toman tanto. Al mismo tiempo, parece que no les importa conducir después de consumir alcohol. Pero hay que recordar que las cantidades que se pueden consumir son restringidas por lo extremo del clima – si alguien puede verter vodka libremente en su garganta en esta humedad realmente merece una medalla (o una invitación a la reunión de AA). Además, por lo que he notado, los tragos que eligen los dominicanos contienen un nivel de alcohol menor que las bebidas polacas y por eso, lógicamente, dudo que constituyan un peligro tan grande en las calles después de tomar.

Dicho esto, los dominicanos constituyen un peligro en las calles, incluso sin tomar. Los carriles no existen aquí, las normas de tráfico parecen una opción meramente interpretativa, algo como poesía… Y la bocina … La bocina nunca deja de sonar. Creo que los dominicanos han confundido el propósito emergencia con un recurso para comunicarle a toda la calle que Aquí estoy yo, el rey, estoy manejando. Pero los conductores polacos siempre toman una siesta durante la luz roja, no siempre despertándose a tiempo. Tal vez algunos de nosotros deberíamos usar la bocina dominicana de vez en cuando.

A los dominicanos les gusta discutir sobre política mucho más que a los polacos. Después de 5 minutos de un debate político la mayoría de los oyentes polacos se aburre se va a tomar una cerveza. Además, a pesar de todos los estereotipos latinos, los dominicanos parecen ser mucho más serios. Toman un montón de cosas de manera literal, intentan no ofender a nadie y tienden a evitan los temas controverciales. Me parece que a los dominicanos no les gusta cuestionar axiomas morales y los códigos culturales inculcados en su sociedad. Específicamente hablando el pueblo dominicano tiende a ser más analítico y cortés en lugar de despreocupado o sarcástico. En otras palabras, los dominicanos parecen ser más correctos pero menos francos, mientras que los polacos tienden a ser más molestosos, pero también más graciosos. A propósito, espero no decepcionarles con esto.

¿Qué más hay? Los dominicanos se mudan de sus hogares familiares y se independizan más tarde que los polacos y lo suelen hacer al casarse. Los dominicanos son más dulceros y sus postres son mucho más cremosos, pero los preparan cacéramente  mucho menos a menudo – parece común comprar bizcochos o postres en las pastelerías (que ofrecen mejores productos que sus equivalentes polacos). Las mujeres dominicanas contratan ayuda en la casa más a menudo, las mujeres polacas llevan el pelo corto con más frecuencia. Los dominicanos compran carros más grandes, los polacos usan ropa menos llamativa. Los dominicanos bailan muchísimo más y obviamente mejor,  mientras que los polacos parecen no juzgar a las personas por su apariencia tanto como la gente lo suele hacer en la República Dominicana (donde los tatuajes todavía significan satanismo y los piercings sugieren morales perdidos). También me llamó la atención que la gente aquí cree en fuerzas paranormales mucho más intensamente. Y voy a visitar la casa embrujada en La Vega para confirmar esta hipótesis.

Como he dicho antes llevo en la República Dominicana el tiempo suficiente para tener algunas observaciones a compartir. Espero que sigan llegando nuevas cada día porque no hay nada más fascinante que contemplar una cultura diferente a través de los lentes de mi propia crianza y luego, en el proceso, perderlos poco a poco, ganar una perspectiva mayor y llegar a ser capaz de ver un panorama más amplio. Y en este panorama todos somos similares con las mismas necesidades y emociones parecidas. El resto son sólo detalles del paisaje. Y estos detalles son donde se encuentra todo el encanto. Y estos detalles son lo que nos hace tener todo el color. Y estos detalles son la razón de que mi descubrimiento de la República Dominicana sea mucho más placentero.