Los nuevos tiempos, la ciencia y la tecnología han influido notablemente en los nuevos formatos de los vehículos de comunicación integral como los periódicos, la literatura y el cine.
Es una realidad que la tendencia es a lo digital y en el caso de los periódicos tradicionales hay que hablar de la realidad de los costos y la rentabilidad que canibaliza los productos, sesgando los tradicionales procesos y persiguiendo esa rentabilidad tan buscada y planificada por los empresarios en el mundo de los negocios.
Se han redimensionado los costos del papel y la tinta. El proceso de decadencia de los periódicos en papel es indetenible y tal como el libro tradicional la tendencia es a exhalar su último hálito en pocos años.
Ya lo explicaba el hoy fenecido maestro de generaciones español, Miguel Ángel Bastenier, en una conferencia dictada en el país hace varios años. Decía que por razones estrictamente comerciales, es posible que no existan diarios escritos en el año 2025.
También decía Bastenier, en otra de sus intervenciones teóricas, que la realidad a la que nos enfrentamos, aunque en América Latina los efectos sean todavía solo incipientes, es la de que sobran diarios. Explicó que solo en España había 132, lo que significa, decía, que además de media docena de periódicos de ámbito nacional, cada una de las 50 provincias del país contaba con dos, tres o más diarios de irradiación local, comarcal o regional. En Portugal, con una cuarta parte de la población española, más de 40 publicaciones diarias, y cifras similares corresponden a Francia, Italia, Alemania y Gran Bretaña. Reflexionó el maestro periodista que sería ilusorio creer que esa realidad no va a experimentar alteraciones en un futuro no muy lejano. En Estados Unidos la 'poda' comenzó ya hace unos años, y América Latina no es el planeta Marte. Las cosas tardan a veces, pero siempre acaban por llegar.
Sin embargo, consideró que los diarios digitales nunca tendrán el poder de convicción de los periódicos en papel.
De todos modos, expresó, el vértigo de internet inició para revolucionar la información en el año 1995.
No podemos perder de vista que si bien la automatización facilitó por décadas el mundo de la comunicación, se estableció una corriente antihumanista de esos procesos que alentaba formulismos de una robótica operacional, hablando de instrumentos de producción a gran escala, que prescindió como idea germinal del hombre y de su esencia humana como sustituible, a través de esos procesos mecánicos que hoy se estructuran en el mundo de la gran producción.
En el caso del periodismo, tal y como postulara Miguel Ángel Bastenier, en “Los problemas del periodismo en América Latina”, el dominio de la técnica no pasaría de ser un mero ejercicio de coinvención anacrónico sino se comparte con la tecnología sin limitar la creatividad conectada con la veracidad y la objetividad, que independientemente de los factores mecanicistas forjan el pilar del periodismo escrito.
El cine y la literatura, nos hablan de un proceso de deshumanización apocalíptica en el que confluyen la automatización de esos procesos productivos y la erradicación de lo que fue la fuerza productiva humana deshecha por la invalidez del hombre como elemento vital de la creación de riqueza a través de los medios de producción una vez descritos por Carlos Marx.
No se trata del indefendible proceso de exclusión y desdén hacia el ser humano y su vitalidad creativa, sino a la razón panorámica del ser como ente de la racionalidad ahora desechado por fuerzas que van más allá de lo racional y la idea de Dios.
La comunicación ya no es la ruta lineal de una proyección rígida y verídica de información con un canal único de objetivo de masa. Se ha diversificado en su variopinta estela de participantes y procesos.
Están equivocados, sin embargo, quienes opinan que el hombre es cada vez menos necesario, el hombre, su fuerza de trabajo, intelecto, es el fundamento de todos esos procesos que tanto la ficción, la ciencia ficción e incluso la posmodernidad a veces distorsionan con sus mensajes espejeantes y nebulosos.