A pesar de lo frecuente que se han vuelto, no dejan de impresionarme los delirios antifeministas de algunos líderes religiosos que a todas luces se sentirían mucho más a gusto viviendo en la sociedad distópica que Margaret Atwood retrata en El cuento de la criada (The Handmaid’s Tale). En estos días fue el presidente de Acción Cristiana, quien denunció que “grupos feministas, apoyadas por la ministra Janet Camilo, quieren desvirtuar el proyecto de ley de violencia contra la mujer para transformarlo en una plataforma e imponer la ideología de género y el feminismo ultra radical”. (1)
Si no fuera por la cantidad de seguidores que tiene esta gente, sería para echarse a reír. Primero, porque a este modelo de rectitud cristiana parece no preocuparle en lo más mínimo la absoluta falta de ética con que se ha manejado el Senador Félix Bautista, quien para todos los fines prácticos le robó el proyecto de ley a la coalición de ONG feministas, ministerios y agencias que lo habían elaborado y consensuado ampliamente, y luego lo adulteró a su medida. Segundo, porque el señor de Acción Cristiana ni siquiera se percata de lo irónico de su denuncia, ya que sin esa nefasta “ideología de género” no habría proyecto de ley alguno contra la violencia.
Al contrario, seguiríamos en la época en que la violencia machista se consideraba un asunto privado entre marido y mujer, cuando no habían políticas públicas ni leyes que la castigaran, cuando nadie cuestionaba a los clérigos que aconsejaban mansedumbre y plegarias a las mujeres agredidas. Tal como hace ahora el Rev. Paige Patterson de los Bautistas del Sur (Southern Baptists USA) –la casa matriz de muchísimas iglesias evangélicas dominicanas- a quien le acaban de sacar una grabación en la que recomienda a las mujeres violentadas que oren y sean sumisas a sus maridos de todas las formas posibles y que ni piensen en el divorcio (2). Por suerte que la “ideología de género” que esta gente sataniza sin tregua ha calado tanto en la sociedad contemporánea que la alta jerarquía bautista no encuentra qué inventar para apaciguar el escándalo suscitado por las infelices admoniciones de Míster Patterson.
Bien sabemos que lo de la jerarquía bautista con Patterson son puras relaciones públicas y que muchos pastores, igual que muchos sacerdotes católicos, siguen predicándole las mismas barbaridades a las víctimas de violencia machista. Sólo que no lo dicen frente a las cámaras, prefiriendo la privacidad de la sacristía o del confesionario, donde no hay grabaciones comprometedoras que evidencien su misoginia.
Lo que está detrás de todo esto es que, como acaba de señalar otra eminencia evangélica criolla, “sin el predominio de la familia nuclear, es imposible construir la sociedad feliz”. (3) Descodificado al español machista, eso significa que las mujeres deben sacrificarlo todo, pero TODO, para preservar intacta la familia patriarcal, incluyendo dejar su carrera para atender a los hijos –cosa que jamás se le pediría al “jefe de hogar”- y, de ser necesario, soportar años y décadas de humillaciones y violencia.
Pero lo más risible de la denuncia de Acción Cristiana es la acusación de feminismo ultra-radical que se le imputa a la Ministra, y por extensión al Ministerio, de la Mujer. Es una pena decirlo, pero en RD no hay feminismo “ultra radical” ni nada que se le parezca y creo que nunca lo ha habido (¡y muchísimo menos en los predios del Ministerio de la Mujer!). Por el contrario, lo que ha prevalecido siempre en nuestros movimientos ha sido un feminismo moderado, de corte convencionalmente liberal, que promueve demandas perfectamente respetables.
Lo que no impide que muchos líderes religiosos entiendan que “el feminismo ya no lucha por equidad, sino por privilegios de género”, (4) aunque no revelan exactamente a cuáles privilegios se refieren (¿será la no discriminación salarial? ¿o qué no nos maten los feminicidas? ¿o qué podamos interrumpir un embarazo cuando éste amenaza nuestra vida?). Tampoco impide que se atrevan a promover patrañas como las de los “expertos” argentinos traídos recientemente al país por la Iglesia católica y a quienes el obispo Masalles paseó por todos los medios de comunicación. Según uno de ellos, por ejemplo:
“…desde el feminismo radical se busca fomentar una guerra entre el hombre y la mujer, para que no se vean como un complemento armónico, sino como dos enemigos, mientras la homosexualidad es una cuestión que se ha puesto de moda.
Señaló como ejemplo proyectos de ley sometidos en otros países, donde se pretende la legalización de la pedofilia, zoofilia y el incesto, rompiendo con esto los vínculos sicológicos y afectivos en el seno de la familia misma, de lo cual dijo República Dominicana no está exenta.” (5)
Agréguele al largo catálogo de mentiras que promueven el obispo Masalles y sus invitados la afirmación repetida ad nauseam de que “detrás del aborto hay un gran negocio que implica clínicas especializadas en esta práctica, tráfico de órganos para colágeno y otras actividades ilícitas que mueven mucho dinero”. (6) Una pensaría que ante disparates de este calibre no hay que preocuparse mucho, que cualquier persona medianamente pensante sabe que en ningún lugar del planeta se ha propuesto legalizar la pedofilia o el incesto, que el matrimonio igualitario no va a conducir irremediablemente a los matrimonios de humanos con animales, y que el tráfico de embriones para colágeno sólo existe en la imaginación de los difamadores gringos que intentan desacreditar a Planned Parenthood, siendo los EEUU el país de origen de todas estas fábulas.
Pero lo cierto es que sí hay que preocuparse, y mucho, porque los líderes religiosos tienen acceso privilegiado a una cantidad enorme de creyentes a través de sus púlpitos, de sus programas de radio y TV, de sus misioneros, sus publicaciones, etc. Creyentes a quienes la religión ha enseñado a desdeñar la razón, a abrazar sin cuestionamientos las enseñanzas de sus iglesias, no importa cuán inverosímiles sean, y a confiar ciegamente en sus pastores, a quienes creen ungidos por Dios, al punto de que muchos están dispuestos a regalarles el 10% de sus ingresos mensuales, aunque ellos y sus familias tengan que pasar hambre.
A los creyentes se les ha enseñado que la esencia misma de la fe es creer sin dudar, sin cuestionar, sin razonar. De ahí que usted le pueda explicar a un ginecólogo cristiano que la investigación científica muestra inequívocamente que no, que el aborto no incrementa el riesgo de cáncer de mama, y le puede mostrar 20 estudios publicados en revistas arbitradas de primera línea, y él va a seguir creyendo, contra toda lógica, lo que le dice su propaganda religiosa. Y esos son los egresados universitarios en carreras científicas, imagine los demás. Más que preocupación, esto tendría que causar pavor.
Mientras tanto, los pastores y los curas dominicanos no se cansan de despotricar contra “la ideología de género”, una etiqueta utilizada para denunciar prácticamente cualquier cosa (la anticoncepción y el aborto, los derechos LGBT, la igualdad de derechos de las mujeres, la educación sexual escolar, el divorcio). Esta etiqueta inventada, que no guarda relación alguna con el género como categoría de análisis en las ciencias sociales, es el medio ideal para denunciar un feminismo ultra radical y maligno que solo existe en las imaginaciones febriles de los teócratas.
Porque es que vistas desde los extremos ideológicos del fanatismo religioso, las posiciones moderadamente liberales pueden parecerles ultra radicales a estos señores. De todos los efectos perniciosos del conservadurismo teocrático, uno de los más nefastos ha sido justamente este desplazamiento hacia la extrema derecha de lo que antes se consideraba el centro moderado de la báscula. Este fenómeno ha ido normalizando ideas cada vez más autoritarias, legitimando discursos cada vez más cargados de mentiras, promoviendo actitudes cada vez más intolerantes.
Porque esta gente, no hay que olvidar, solo es democrática de la boca para fuera. Su única agenda política es la que dicta su religión y su máxima aspiración es utilizar el aparato del Estado para imponérsela a toda la ciudadanía, de forma autoritaria y sin consideración alguna por la diversidad y la tolerancia, pilares indispensables de la convivencia democrática. No lo olvidemos.
Notas
- “Acción Cristiana dice feministas buscan desvirtuar proyecto ley”. Hoy Digital, 28 de abril 2018. http://hoy.com.do/accion-cristiana-dice-feministas-buscan-desvirtuar-proyecto-ley/
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Sarah Pulliam Bailey, “Southern Baptist leader’s advice to abused women sends leaders scrambling to respond”. The Washington Post, May 2, 2018. https://www.washingtonpost.com/news/acts-of-faith/wp/2018/05/02/southern-baptist-leaders-advice-to-abused-women-sends-leaders-scrambling-to-respond/?utm_term=.8fabd87ed1a3
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José Dunker, “Ideología en el siglo XXI”. Acento, 1 de mayo 2018, https://acento.com.do/2018/opinion/8560678-ideologia-siglo-xxi/
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Dunker, Op.cit.
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Joan Vargas, “Ideología de género ataca base de la familia”. El Día, 13 abril, 2018. http://eldia.com.do/ideologia-de-genero-ataca-base-de-la-familia/amp/
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Tania Hidalgo, “Expertos argentinos advierten sobre interrupción embarazos”. Hoy Digital, 13 de abril 2018. http://hoy.com.do/expertos-argentinos-advierten-sobre-interrupcion-embarazos/