En mi ejercicio profesional soy testigo de cómo uno de los días preferidos para los delincuentes cometer sus actos delictivos son los sábados. Tal vez, ustedes no entenderían la razón de esta conducta, sin embargo, es muy simple. La Constitución Dominicana en el numeral 5 del artículo 40 establece que, “toda persona privada de su libertad será sometida a la autoridad judicial competente dentro de las 48 horas de su detención o puesta en libertad”. En otras palabras, la persona que es apresada en flagrante delito, por ejemplo, robando el sábado, se le debe solicitar una medida de coerción a más tardar el lunes.
El inconveniente de lo anterior es que, en la mayoría de las Fiscalías de nuestro país, los Fiscales trabajan únicamente hasta el sábado al mediodía. Por tanto, siendo ellos los encargados de presentar ante el juez y solicitarle la medida de coerción a la persona que fue detenida, en la gran mayoría de las ocasiones el tiempo no les alcanza y no tienen otra opción que poner al imputado en libertad cumplidas las 48 horas.
Con lo anterior nos vemos ante la situación de que, tenemos detenida a una persona que cometió un delito, pero, que por las deficiencias de nuestro sistema no tendrá una consecuencia mayor que 48 horas en el destacamento de la policía. Nuestros delincuentes tontos no son y conocen a la perfección las estrategias que les son más favorables para evadir su responsabilidad penal. La culpa de esto no puede recaer sobre los fiscales titulares de cada Procuraduría Fiscal o Fiscalía Barrial, ya que estos son funcionarios que laboran desde el lunes hasta el sábado al mediodía y ciertamente sería caer en lo abusivo exigirles que también estén disponibles los domingos. Sin embargo, sí se hace necesario que nuestro Ministerio Público entienda que debe dotar de mayor personal a sus fiscalías para que todos los días de la semana puedan atender los casos que se presentan. Así como el plazo de las 48 horas que establece nuestra Constitución no se detiene y es corrido, la labor de nuestro Ministerio Público tampoco debería detenerse.
Para poder acabar o al menos disminuir la delincuencia en nuestro país debe de haber esfuerzos mancomunados entre todos los órganos que intervienen en la seguridad ciudadana. Muchas veces pensamos que la responsabilidad recae únicamente sobre nuestra policía, sin embargo, la policía si bien necesita realizar múltiples correcciones internamente, es solo una parte de la ecuación. Al final del día si la policía apresa a un delincuente y este no es sometido a la justicia por parte del Ministerio Público de poco sirvió la labor realizada por los agentes del orden, ya que el acto delictivo quedó impune.
La lucha contra la delincuencia debe ser continúa y sin descanso. Así como los hospitales tienen médicos y enfermeras todo el tiempo, nuestras Fiscalías deben tener fiscales y ayudantes de estos todos los días de la semana, ya que, de lo contrario, el plazo de las 48 horas en lugar de ser una herramienta garantista del derecho a la libertad pasa a ser una herramienta para la evasión de la responsabilidad penal.
Para poder avanzar con respecto a este tema y superar las debilidades actuales es indudable que debemos dotar a nuestro Ministerio Público de un mejor presupuesto. Es necesario que este órgano cuente con mayores recursos económicos que les permita contar con un mayor personal para llevar a cabo las labores que son necesarias para evitar que nuestros delincuentes tengan días específicos para delinquir porque tienen la certeza de que el lunes estarán de vuelta a la libertad.