Siguiendo las huellas de los Del Monte oriundos de España, desde donde vinieron a La Española a finales del siglo XVI, muchos de ellos emigraron, más tarde, a otros territorios de la región del Caribe, como consecuencia del desafortunado Tratado de Basilea (1795), primero y, posteriormente, de los desastrosos acontecimientos que se apoderaron de la porción oriental de la Española, al igual que de las constantes instigaciones, amenazas, e invasiones perpetradas por los haitianos a nuestro territorio (1801, 1805, 1822), nos encontramos con Domingo Basilio de la Trinidad Del Monte y Portillo, hijo de Ramón Del Monte y Aponte, capitán de Milicias del Ejército de Santo Domingo, e Inés del Portillo, y nieto de Leonardo Del Monte y Medrano y Rosa Aponte Sánchez (tronco de la familia de la que desciendo), quien nace en Matanzas, Cuba, en 1829.

Al igual que su hermano menor, Casimiro Del Monte y Portillo, fue poeta, novelista, periodista, y dramaturgo. Ambos estuvieron en Santo Domingo durante la Guerra de los Diez Años en Cuba (1868-1878), y se les recuerda, más que por los versos que Domingo escribió (muy celebrados por el Diccionario Enciclopédico Hispanoamericano), por su participación en el periódico El Laborante, dedicado a la independencia cubana, que dirigió Domingo en 1870, así como por la participación que tuvo Casimiro en las actividades de la Ilustre Sociedad Dominicana de Amigos del País. Domingo Basilio de la Trinidad Del Monte y Portillo, murió a causa de una tisis pulmonar, en el 1883, a la edad de 54 años.

Ricardo Del Monte y Rocío (1828-1909), escritor, periodista y traductor, oriundo de La Habana, es otro de los descendientes más distinguidos de los Del Monte de Santo Domingo, que se radicaron en Cuba. Era sobrino del insigne intelectual Domingo Del Monte y Aponte, quien influyó en su formación y su futuro interés por las letras, y a quien acompañó en viajes por Europa.

Como periodista dirigió varios importantes periódicos en Cuba, donde fue corresponsal del periódico estadounidense el New York Herald. Durante la intervención norteamericana dirigió El Nuevo País (1902).

Después del Pacto del Zanjón, documento que puso fin a la Guerra de los Diez Años, y se le conceden a Cuba las mismas condiciones políticas, orgánicas y administrativas que disfrutaba Puerto Rico, en 1878,  Ricardo Del Monte y Rocío estuvo entre los fundadores del Partido Liberal Autonomista (1879).

Después de haberle servido a Cuba, aunque siempre añorando su patria chica, Santo Domingo, muere en La Habana, en 1909.

Con estos últimos apuntes cierro ésta muy breve relación de los Del Monte procedentes de España, enclavados en La Española, y de su proliferación por las Antillas Mayores, y el Caribe continental.

No puedo dejar de aprovechar este modesto aporte a la genealogía de mi familia paterna: Del Monte, sin decir que este apellido fue, siempre, uno de los que más prominentes en Europa, desde donde vinieron al Nuevo Mundo.

Del mismo modo debo señalar a uno de los que más alto han volado, como es el caso del Cardenal romano Giovanni María Ciocchi Del Monte (1487-1555), quien fuera elegido Papa de la Iglesia Católica (1550 a 1555), llevando por nombre Julio III.

Giovanni María Ciocchi Del Monte fue el segundo de los cinco hijos de Vincenzo Ciocchi Del Monte y Saracini Cristofora, y sobrino del cardenal Antonio María Ciocchi Del Monte (1462-1533).

Otro de la familia Del Monte, el veneciano Francesco María Del Monte (1549-1627), fue, igualmente, cardenal y diplomático italiano, y quien se distinguiera por ser mecenas de Caravaggio. De este período se desprende la famosa “Colección Del Monte”, importante conjunto de obras de arte, que posee el Vaticano.

Murió en su palacio de Roma, el Palacio Madama, hoy sede del Senado italiano, y fue enterrado en la Iglesia de San Urbano.

Con estos Del Monte italianos concluyo mi somera descripción de un apellido que se ha destacado en el ámbito de la cultura, y por no haber cometido actos reñidos con la moral y las buenas costumbres.

El escudo que portaron Julio III, como Papa, y Antonio María Ciocci Del Monte, como Cardenal, es el mismo al que hemos encontrado, en diversas publicaciones, como de los Del Monte, a la que me honro en pertenecer. Blasón al que, en el caso del Papa, le fueran agregadas las insignias correspondientes a su santísima investidura.