La evasión fiscal, según el director general de Impuestos Internos (DGII), Magín Díaz, en República Dominicana ¨sigue teniendo niveles altos.¨ Por lo que es alarmante hablar de este tema.  Así como no ha sido suficiente el aumento que ha logrado la administración –de Magín Díaz-  en el  cobro de los impuestos internos, no es posible apalear el cumulo que por años carga el país como deuda social: de seguridad ciudadana, altos precios de los combustibles, etc..

La evasión fiscal provoca daños severos propiamente a la economía y al buen desenvolvimiento del Gobierno. Lo incapacita, atándolo de pies y manos.  Con menos ingresos es lógico que no puede ampliar dichos programas sociales. Programas que son principales motivos de cualquier gobierno en procura de erradicar la desigualdad social. 

Según un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ¨el país de República Dominicana sigue siendo de los mayores evasores fiscales en la región de América Latina y el Caribe¨.  Además, tiene la agravante de un sin número de  contrabando y exportaciones (inexistentes) de mercancías que se efectúa durante el año fiscal. 

Asimismo, Díaz se refirió sobre el tema en la conferencia titulada ¨Avances recientes en la lucha contra la Evasión y nuevo rol en el marco de la nueva ley de lavado 155-17: “En la DGII, cada día, tratamos de implementar nuevos y novedosos mecanismos para evitar la defraudación tributaria, la elusión y la evasión fiscal.  En los casos contrarios: ‘se han logrado condenas por defraudación en los tribunales y medidas de coerción con prisión preventiva en Najayo y la Victoria [cárceles], presentación periódica e impedimento de salida del país.¨

Aun así todavía quiero añadir diferentes noticias que ha sido de conocimiento público al país, a través de diferentes medios de prensa -y desde mi campo visual-, dichas novedades no ha tenido el valor según el peso que le correspondía tener en el momento de la comisión del delito ‘y por lo tanto, ha pasado casi desapercibida’ en medio de la ¨presunta¨ crisis moral de corrupción que empalidece la marca país.

El 21 de febrero del año 2018 el periódico Listín Diario publicó que: ¨La Dirección General de Aduanas informó el decomiso de nueve millones 110 mil unidades de cigarrillos, de la marca Capital, hallados en un furgón en el puerto de Haina Oriental y camuflados con pacas de ropa.¨

Por otro lado, el Diario Libre en fecha 03 de abril del año 2018, dio a conocer lo siguiente: ¨La Dirección General de Aduanas incautó ‘un cargamento de más de 9 millones de unidades de cigarrillos en el Puerto de Haina Oriental’, por un valor total de RD$135.7 millones.¨   y en fecha 07 de junio de este mismo año se notificó el hallazgo de ¨Dos millones de unidades de cigarrillos de contrabando en el área de carga del Aeropuerto Internacional de las Américas, lo que representa un monto de RD$45 millones.¨

Según se publicó en el periódico digital El Nuevo Diario: ¨Fue detectada una banda que introducía vehículos de lujo al país sin pagar los impuestos de lugar en complicidad con cuatro empleados de la Dirección General de Aduanas (DGA). ‘La revelación fue hecha por el propio incumbente de aduanas,  Enrique Ramírez Paniagua’  quien agregó ¨que el caso está siendo investigado por las autoridades policiales y judiciales¨.

Pero no solo cigarrillos es la mercancía que se contrabandea; también tabaco, cocaína, armas de fuego, celulares, vehículos […]; en fin, ante todo este escenario de casos y evidencias repugnables que empobrece más al pobre y la clase media se hace pobre. Y lo peor, de todos estos no sabemos más que lo que se ha publicado.  Tampoco nos recordamos bien de lo que paso.  Es decir, nosotros –los ciudadanos comunes- tenemos poca memoria. Precisamente, por las prácticas de defraudaciones fiscales y contrabandos nos alimentamos mal.  Entonces, ¿Qué debemos de hacer con ellos?

Yo sugiero: una medida de ¡escarmiento público!

Uno, a los hallados culpables (y condenados) que sus nombres y apellidos sean publicitados por todos los medios de comunicación (en procura de que sus nombres y apellidos sean recordados por el pueblo que ellos mismo, de una forma u otra, empobrecieron).

Dos, deberían de pagar las multas impuestas por el Juez, más los impuestos dejados de pagar a la DGII, y en el caso de contrabando la incautación del bien. 

Tres, el porte de un dispositivo (tatuaje permanente) visible que los identifiquen con el delito cometido.  En este caso: ¨defraudación fiscal y contrabando¨.    Es decir, se le colocaría dicho dispositivo en la mano o en la frente -que sea notable e identificable a la vista del público,  por un color o tamaño. 

Cuatro, la creación de la cultura émula.   Que nuestros hijos y nietos sepan que el que  atenta contra el colectivo público tendrá de frente la ley y su repercusión ejemplarizador: no hay vacas ¨ni toros¨ sagrados.

Quinto, que sentemos las bases para la creación de una nueva sociedad de pagadores  fiscales.  Sabiendo que si pagamos nuestros impuestos al Gobierno, nos lo devolverá en servicios sociales eficientes y seguridad ciudadana.

El escarnio público, ¿para qué? Para que el escarnecido nunca olvide al pueblo.  Ni el pueblo olvide nunca, el nombre de su defraudador fiscal y contrabandista.  El haya intentado una, dos o más veces contra el desarrollo del pueblo y en particular, de las familias, llevándose entre las patas: la educación de los hijos, el aumento de los combustibles, los elevados precios de las viviendas,  el costo de los medicamentos…que cargue con la vergüenza publica; no el pueblo.