I.-Del tollo electoral

A estas alturas a nadie duda de que las elecciones generales de 2016 han sido un total fiasco, un tollo. Evidentemente, la Junta Central Electoral (JCE), como entidad encargada en el montaje de las elecciones y como garante de la transparencia del proceso, es la principal responsable del aluvión de irregularidades, del retroceso en la rapidez de los resultados y de la desconfianza post-electoral en algunos sectores de la población.

Ahora bien, toda la cuota de responsabilidad no pesa solamente sobre la JCE sino también sobre los partidos políticos que quince días antes de las elecciones decidieron echar hacia atrás todo lo que sus delegados políticos ante la JCE conocían y habían discutido desde el año 2014. La JCE no aprobó el escrutinio electrónico sin la consulta previa o por lo menos discusión con los partidos políticos. Pero oportunamente a pocos días antes de las elecciones, los partidos políticos sufrieron una amnesia generalizada de todo lo que fue el montaje de las elecciones.

Mes y pocos días antes de las elecciones a los partidos políticosse les ocurrió que había que auditar el software de las máquinas que realizarían el escrutinio. Mes antes que había que hacer el conteo manual de los votos conjuntamente con el electrónico. ¿Por qué no solicitaron el escrutinio manual con tiempo prudente? Más bien: ¿Por qué no solicitaron que el escrutinio electrónico se hiciera solo en una porción de los colegios electorales como plan piloto?

Lo más triste de todo es que los platos rotos los recoge y los paga la población

Los partidos políticos también son culpables del tollo electoral en que el país está metido y la población no se merece eso. El montaje de estas elecciones data desde el año 2014. La licitación de los equipos comenzó a principios de 2015 y la adjudicación para la compra de los equipos a INDRA Sistemas, S.A. se hizo en septiembre de 2015. Todo esto ante los ojos de los partidos políticos, quienes pudieron hacer todos los reparos que entendían para garantizar la transparencia y la confiabilidad en los resultados con mucho tiempo de antelación y no solamente un mes antes de las elecciones.

Por suerte a los partidos de oposición se les ocurrió solicitar con insistencia irreconocible, incluso se unieron para esto, el conteo manual en todos los niveles eleccionarios porque de lo contrario no habría habido escrutinio.

No puede ocultarse que las pasadas elecciones estuvieron plagadas de irregularidades, comunes cuando se celebran elecciones municipales y congresuales. El voto preferencial siempre retrasa considerablemente el conteo de los votos y es una causa de irregularidades en las actas. Claro, como siempre hay irregularidades muy serias, con visos de fraude o por lo menos capaces de cambiar el resultado. Verbigracia: Santo Domingo Este y Santo Domingo Oeste.

Ahora bien la queja generalizada viene en el escrutinio y cómputo de la boleta congresual, la boleta C. Principalmente porque muchos colegios electorales no detallaron los votos preferenciales y con ello afectando la elección de los diputados y diputadas. Esto se debe a que en una cantidad considerable de colegios electorales no se completó el acta C1, en la que se designaban los votos preferenciales al momento del escrutinio.

En mi opinión y desde mi experiencia como delegado ante un colegio electoral, esto se debe a varios motivos. Primero, en los colegios electorales donde no funcionaron las máquinas para el escrutinio se perdió tiempo intentando instalarlas y por tanto, el conteo empezó más tarde. Segundo, se contó dos veces cada nivel electoral, incluso donde no funcionaron los equipos se hizo el conteo dos veces. Tercero, para cuando se llegó a la boleta C, en muchos colegios electorales esto fue en la madrugada del 16 de mayo, los miembros de los colegios estaban agotados sin deseos de continuar contando votos y llenando actas. Y esto es humanamente comprensible.

Todo esto era previsible y los partidos políticos lo sabían. En el 2010 se contaron dos boletas, manualmente y una sola vez. Igual pasó en el 2006. En el 2012 solamente era la boleta presidencial: se contó una vez y manualmente. En este año fueron las 3 boletas contadas dos veces. Hagamos un pequeño ejercicio: en un colegio electoral donde votaron 500 personas, significa que habrían 1500 boletas (500 A, 500 B y 500 C) y que debían ser contadas dos veces.

Estoy convencido que si el conteo habría sido solamente manual en la mayoría de los colegios electorales, el proceso habría sido mucho más ágil y transparente (aunque históricamente los fraudes se hicieron con escrutinio manual).

Pecando de inocente, pudiera uno lucubrar si ante la irremediable y arrolladora victoria del oficialismo, como anunciaban las encuestas más fiables, los partidos políticos de oposición apostaron al desorden del proceso electoral.

Lo cierto es que tanto la JCE como los partidos políticos son los culpables del tollo electoral, cada cual con la cuota de responsabilidad que le corresponde. Lo más triste de todo es que los platos rotos los recoge y los paga la población, que además, ante la insensatez y la agitación de algunos políticos, también pone los muertos.