Hablábamos de Jesucristo, ahora vamos a hablar de sus seguidores. Como dijimos, después de la muerte y resurrección del Señor, presentaron una superación impresionante, lo que el maestro dijo que sucedería “cuando el Espíritu Santo viniera sobre ellos” (Hechos 1:8)

Durante años, los judíos seguidores de Jesús fueron combatidos tanto por judíos como por romanos, pero se mantuvieron firmes en su fe. Pablo era uno de los perseguidores romanos más temibles. En un hecho milagroso, tuvo un encuentro místico con Jesús. Pablo pierde la vista y le es devuelta por un cristiano (Hechos 9: 1-19).

Así Pablo se transforma radicalmente de asesino de cristianos a su principal promotor. Los demás apóstoles se dedicaron principalmente al pueblo judío, Pablo se lanza a recorrer el mundo conocido (Tesalónica, Corintos, Éfeso, Roma, Tiro, Colosas, Galacia, Antioquía, Sidón, Filipo, etc.)  Pablo es la pieza clave para que los seguidores de Jesús no fueran simplemente una secta judía. Es quien convence a Pedro de que los cristianos no tienen que hacerse primero judíos. Finalmente los romanos lo ejecutan por haberse adherido a esa “peligrosa superstición” como decían.

Durante muchos años se desarrolla el cristianismo, pese a las persecuciones especialmente del Imperio. Pero el emperador romano Constantino se convierte al cristianismo en el año 312 D.C. Así los cristianos adquieren poder político. Salen de sus escondites, a ocupar palacios. Triunfo lamentable.

Conforme los líderes cristianos adquieren poder, comienzan a perseguir a los que se muestran renuentes a hacerse cristianos. Los perseguidos se vuelven perseguidores. Posteriormente deciden tomar medidas enérgicas también contra los cristianos que tengan ideas diferentes, entonces surgen grandes matanzas de cristianos herejes (docetismo, montanismo, maniqueísmo, arrianismo, pelagianismo).

Hacia el año 1095 se inician las Cruzadas, en las que los cristianos deciden recuperar la Tierra Santa (que estaba habitada). Por lo que durante 4 siglos se mantienen en guerra con esos sorprendidos pueblos, realizando verdaderas masacres. Los musulmanes vieron a los cristianos como una horda de asesinos despiadados.

El monje agustino Lutero entiende que la Iglesia debe mejorar y propone una reforma, pero la Iglesia lo considera hereje y Lutero huye. Surge así el protestantismo. Posteriormente la Iglesia reconoce el valor del aporte de Lutero. Pero antes, se producen guerras entre católicos y protestantes por diferencias doctrinales.

Mediante la inquisición, los católicos torturaban y mataban a supuestas brujas, actividad que también continuaron los protestantes (como en Salem y Edimburgo).

Las expediciones españolas que saquearon y masacraron la población de América, fueron enviadas por los Reyes Católicos, quienes siempre insistían en que había que cristianizar a los indios. Los Nazis que exterminaron millones de judíos, eran cristianos y algunos muy devotos. Las bombas atómicas no necesariamente son producidas por ateos.

Al mismo tiempo de todas estas barbaridades, hubo muchos cristianos con vida de santidad, aunque usualmente fueron atacados en vida por el poder religioso y reconocidos después de muertos, cuando las autoridades dejan de temerles.

Muchos detestan ver estas realidades, pero como decía Santayana: “aquellos que no pueden recordar el pasado, están condenados a repetirlo”. Mientras más pequeño y reciente es un grupo religioso, proclama más pureza y perfección, hasta que crece. Lo religioso cuando se mezcla con poder, tienden a degenerarse. Algunos creen que solamente en las religiones orientales puede encontrarse alta espiritualidad, porque las doctrinas que vienen de lejos, suelen llegar bastante depuradas y adaptadas.

Aunque estés bautizado, participes en tu iglesia y leas la Biblia, eso no garantiza que lleves a Dios en tu corazón, ni que seas una bendición para los demás. No debes menospreciar a los que están fuera de tu templo, ni creer que los que nacieron en el oriente, por no ser culturas cristianas, seguramente irán al infierno.

Si desprecias a los pecadores, rechazas a Jesucristo, quien buscaba a “publicanos y pecadores” (Mateo 11:19). Si logras que un homosexual se suicide por tus presiones, no creas que te espera un premio en el cielo. Si sólo ves como hermanos a tus compañeros de Iglesia, no has aprendido nada.

Es sencillo lo que tiene que saber un cristiano, pero evidentemente es difícil serlo. La Tierra no es un paraíso, es más bien: escuela, gimnasio o campo de entrenamiento. La misión del cristiano es divina, por lo que no la puede hacer solo, tiene que activar su esencia semejante al Padre. Fuerzas superiores esperan su apertura.