El 23 de julio de 1921, hace más de 9 décadas, se produjo en Shanghai el I Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), que apenas 22 días antes se había fundado. El Congreso es el órgano supremo del PCCh, aunque carece de atribuciones específicas, es donde se plantea la composición y la ideología del PCCh, re revisan planes anteriores y donde se trazan las grandes líneas a seguir.  Es también donde se nombran los miembros del Comité Central, que es el órgano más importante cuando el Congreso no está reunido.

De acuerdo al historiador francés Jean Marie Montperland en su “Historia de China”, en ese primer congreso, se reunieron 10 chinos y dos rusos, a hacer historia, y es verdad, porque esos 10 chinos, que representaban menos de 50 comunistas en todo el país, estaban sentando las bases para lo que hoy es China.  No hubo grandes avances, las discusiones fueron ideológicas, los que defendían el “marxismo legalista” o conservadores por un lado y los radicales, por otro lado. Mao Zedong, con 28 años, apenas habló.

A partir de ese primer congreso, se han celebrado otros 16. Casi un año después, el 16 de julio de 1922, se inauguró el II Congreso, también en Shanghai, de este resulta un documento titulado “El manifiesto sobre la situación actual”. El III Congreso, donde participaron 40 delegados, se produjo en junio de 1923 en Guangzhou. Es a partir del IV Congreso en 1925, que se comienza dividir en sesiones plenarias. En el VII Congreso, inaugurado el 23 de abril de 1945, en la ciudad de Yanan, es donde Mao, que ya había alcanzado el liderazgo como consecuencia de la “Larga Marcha”, es designado presidente del Comité Central del PCCh y por tanto líder nominal del PCCh. Este control de Mao se mantiene hasta el X Congreso en agosto de 1973.

La Tercera Sesión Plenaria del VII Congreso, que se produce en junio de 1950 en Beijing, que es donde se van a celebrar todos los demás, es la primera vez que se reúne el PCCh, después de proclamada la RPCh. A partir de este momento el PCCh y sus congresos se convierten en el escenario donde se trazan las pautas, no ya sólo de ideas vagas de opositores a un gobierno establecido, sino ideas concretas acerca de qué hacer y cómo ejercer un poder que ahora detentaban.

Los primeros planes quinquenales, las ideas del “Gran Salto Adelante”, hasta la implementación de la “Revolución Cultural Proletaria”, se discutieron en estos congresos donde Mao tenía el control.

El verdadero gran salto se produce a  partir del XI Congreso, inaugurado a poco menos de un año de la muerte de Mao, en agosto de 1977. Es en la Tercera Sesión Plenaria de este Congreso, entre el 18 y el 22 de diciembre de 1978, que Deng Xiaoping plantea las nuevas políticas, de “Reforma y Apertura”, o sea, el “socialismo con características chinas” a partir del cual se inició el ascenso del dragón.

Otra singularidad de este XI Congreso es la regularidad cada 5 años de la celebración de los congresos. El XII en el 1982, el XIII en el 1987, el XIV en el 1992, el XV en el 1997, el XVI en el 2002. El XVII, que ha sido el último hasta este momento, tuvo su sesión inaugural en octubre de 2007, con la participación de 2220 delegados y la quinta sesión, hace dos años,  en octubre del año 2010, donde se dio a conocer el “XII Plan Quinquenal de Desarrollo (2011-2016)”, entre otras medidas.

El Congreso XVIII, será inaugurado el jueves 8 de noviembre próximo, en este año del “Dragón de Agua” para los chinos. Se trata del principal asunto que ocupa al liderazgo chino en estos momentos, porque este Congreso es quizás uno de los más importantes en la historia de los mismos y sin quizás, el de mayor interés para el planeta, por lo que es China hoy, pero además, porque la IV Generación de liderazgo, encabezada por Hu Jintao y Wen Jiabao, le dará paso a la V, que encabezarán Xi Jinping y Li Keqiang.