“Luchar por la cultura nacional es, en primer lugar, luchar por la liberación de la nación, matriz material a partir de la cual resulta posible la cultura “(Frantz Fanon)

Fue el espíritu insurrecto y revolucionario del psiquiatra afroantillano Frantz Fanon, que evocó uno de los pensamientos filosóficos de mayor transcendencia del siglo 20. La obra de Fano no tuvo la divulgación que mereció hasta que fue rescatada y divulgada por los intelectuales norteamericanos y europeos de izquierda en la década de los 80´. En el prefacio de la última publicación de Frantz Fanon – Condenados de la tierra – Jean Paul Sartre señala que lo fundamental para Fanon es: “…el europeo ya no es sujeto de razonamiento, es objeto de si mismo. El colonizado es ahora el que razona. No denuncia: analiza para derrotar al colonizador “. Consideraciones como estas iremos viendo más abajo en este intento de opúsculo.

Frantz Fanon nació en 1925 en Martinica durante la época colonial francesa. Después de que Francia se rindiera ante la Alemania Nazi en 1940, las tropas navales francesas en Martinica se comportaron de forma abiertamente racista, abuso sexual y atropellos a la población negra de aquella isla antillana. Estas humillaciones ejercieron una gran influencia en Fanon. A los 18 años viaja a Dominica, donde se integra en las Fuerzas de Liberación Francesa, para después alistarse en el ejército de ese país en la guerra contra la Alemania Nazi, destacándose especialmente en la Batalla de Alsacia, por lo que en 1944 recibe la medalla de la Croix de Guerre. Al terminar la guerra Fanon sintió otra indignación tras la derrota alemana cuando los aliados cruzaron el rio Rin hacia Alemania, el regimiento de Fanon fue "blanqueado", lo que significó que él y todos los soldados no blancos fueron concentrados en Toulouse (La Provenza). El ejercito vencedor de los aliados no les permitieron participar en desfile militar por las calles de Paris.

En el 1946 Fanon ingresa a la facultad de medicina la universidad, donde conoció a Maurice Merleau-Ponty. En el en 1951 se gradúa de psiquiatra y empieza a ejercer la psiquiatría bajo la supervisión del médico catalán Francesc de Tosquelles, de quien tomó la idea de la importancia de lo cultural en la psicopatología. Fanon se traslada en el 1953 a Argelia y se incorpora como jefe de Servicio al Hospital Psiquiátrico de Blida-Joinville en Argelia, donde revolucionó el tratamiento, introduciendo prácticas de terapia social, para las que se basaba en la idea de la relevancia de lo cultural tanto para la psicología normal como para la patología.

Tras el comienzo de la Guerra de Liberación de Argelia (noviembre de 1954) Fanon se unió clandestinamente al Frente de Liberación Nacional (FLN). Durante este periodo viajó por Argelia, con el aparente propósito de ampliar sus estudios culturales y psicológicos acerca de los argelinos. En el verano de 1956 escribió su famosa Carta Pública de Renuncia al Ministro Residente y como consecuencia fue expulsado de Argelia en enero de 1957. En esa carta, Fanon rechazaba de una vez por todas su pasado "asimilacioncita". Después de una estancia muy corta en Francia, viajó en secreto a Túnez donde formó parte del colectivo editorial "El Moudjahid". Sus escritos de ese periodo fueron coleccionados y publicados después de su muerte bajo el nombre: Por la Revolución Africana. En ellos Fanon se revela como uno de los estrategas del FLN (Frente de liberacion nacional de Argelia).

Fanon y Sartre

“El europeo, además, ha creado diferencias sociales, raciales y políticas entre los colonizados. Luchar contra esas diferencias para barrerlas “– dice Fanon – es ya luchar contra el europeo. ¿De dónde surgirá la lucha, esa rebelión? Del campesinado, que al haber sufrido mucho más que el proletariado urbano, es el que más se radicaliza. “Si triunfa “– dice Sartre – “la revolución será socialista “. “Si, por el contrario, triunfa la burguesía colonizadora, el imperialismo seguirá dominando, con exterioridades de soberanía “(Condenados de la tierra. Pág. 10).

Los colonizados, entonces, deben unirse bajo la dirección del campesinado. Fanon es contundente: o se realiza el socialismo en todo el tercer Mundo o la liberación fracasará. Sartre se pregunta ¿no teme Fanon que al revelar su programa se alerte a las Metrópolis? En absoluto. Por qué no deben temer los colonizados es una prueba del optimismo de la época: “pueden retardar ocasionalmente la emancipación, pero no la detendrán” (Condenados de la tierra. Pág. 11).

Es decir, a emancipación es inevitable. De este optimismo estaba impregnada la militancia en América Latina de los años 70. ¿Para qué debe un europeo leer este libro? Para ver cómo le quita la condición humana al colonizado se la hace perder también al colonizador. Lanza aquí, Sartre, una de sus frases más contundentes: “Nuestras víctimas nos conocen por sus heridas y por sus cadenas” (Pág.11).

Sartre, luego habla al europeo medio, al que disfruta el nivel de vida del primer mundo, sus logros, su cultura. Dice: “parecen olvidar que tienen colonias y que se asesina en su nombre “(Pág. 13). Y asoma entonces el tema de la violencia, de la “partera de la historia”. Europa –de mala gana- incluyó al antiguo proletariado en “la humanidad”, poseedora, de este modo, de derechos. ¿Por qué? Porque necesitaba un proletariado que tuviese libertad para vender su fuerza de trabajo. Pero ¿cómo someter totalmente al colonizado si lo incluyo en la especie humana, si por el hecho de haber nacido es sujeto de derechos?

Sólo hay una forma: despojándolo de su humanidad. O mejor, no concediéndosela nunca. Son reducidos “al nivel de monos superiores”. (Pág. 14) Pero esta aniquilación de la humanidad no puede ser total, porque el colonizado puede ser sujetado por el hambre hasta cierto punto. Tiene que rendir en su trabajo. Ahí es donde el colonizado, al no perder completamente su humanidad, puede orientarse hacia la descolonización.

Esa Europa que engendró esa sublime cultura filosófica humanista, esa culta Europa de palacios y valores estéticos lleno de humanismo, todo eso fruto del saqueo. Mientras este continente se llenaba la boca con palabras como “Libertad, Igualdad, Fraternidad, Patria” engendraba otras: “cochino negro, cochino judío”, etc.

Esta Europa tiene su extensión, hoy potenciada, en América del Norte. Sartre plantea otra cuestión central: “nosotros –los europeos- creíamos que hacíamos hombres a los indígenas, dándoles el humanismo, la cultura occidental, etc.” Pero no, resulta que los indígenas se hacen hombres “en contra” nuestra, lo que quiere decir que “somos enemigos del género humano; la élite descubre su verdadera naturaleza: la de una pandilla”. (Pág. 24). No se puede hallar un solo valor europeo que no esté manchado de sangre. ¿Qué será entonces del viejo continente? Está perdido, porque ha perdido su humanidad al ser opresor. Ya no genera transformaciones revolucionarias, sino que lucha contra ellas. De allí que Sartre dice “(…) éramos los sujetos de la historia, (…) ahora somos sus objetos” (Pág. 25) ¿Quiénes ahora el sujeto? Sin duda alguna, el Tercer Mundo. Es allí donde, mediante la búsqueda de su humanidad, el hombre plantea la revolución. Y esta –insiste Sartre- es inevitable.

Cuando un país del Tercer Mundo se libera, pretende, por lo general, recorrer el camino hacia un nivel de desarrollo similar al europeo a marcha forzada. Fanon considera esto un error: “… el Tercer Mundo es un mundo de hambre, de falta de médicos, de ingenieros, etc. Es un error competir con un continente opulento que, sobre todo, se ha hecho en base a sangre de esclavos. Pero, por lo general, los países centrales establecen todo tipo de trabas y bloqueos a los países descolonizados. Parecieran decir “si ustedes quieren la independencia, tómenla y muéranse” (Pág. 90) ¿Cuál es la vía económica que deben adoptar los países del Tercer Mundo? En una primera etapa, parecía que debían elegir entre capitalismo o socialismo. Pero no. Deben elegir un sendero propio, valores y métodos propios. Que tenderá al socialismo, pero no a un modelo de socialismo preestablecido desde afuera. Surge aquí en Fanon la “Teoría de la Dependencia”. Hay países ricos porque los hay pobres. Dice: “De todos esos continentes, frente a los cuales la Europa de hoy eleva su torre opulenta, parten desde hace siglos hacia una misma Europa los diamantes y el petróleo, la seda y el algodón, las maderas y los productos exóticos. Europa es, literalmente, la creación del Tercer Mundo. Las riquezas que la ahogan son las que han sido robadas a los pueblos subdesarrollados” (Pág. 94)

Los conceptos de Fanon podemos aplicarlos en todos los ámbitos de relación política, social y económica. No solos entre el sujeto dominado y dominador en la jerarquía de la sociedad, sino también hasta en la relación familiar entre el hombre y la mujer.

Fanon es partidario de una amplia descentralización de la administración y de una participación de las masas lo más amplia posible. Se debe tender a que éstas tomen conciencia de que todo depende de ellas: “no hay un benefactor “. Escribe al final el capítulo de su libro -Los condenados de la tierra-, y sintetiza en la página 187: “el gobierno nacional si quiere ser nacional, debe gobernar por el pueblo y para el pueblo, por los desheredados y para los desheredados. Ningún líder, cualquiera sea su valor, puede sustituir a la voluntad popular, y el gobierno nacional debe antes preocuparse por el prestigio internacional, devolver la dignidad a cada ciudadano, poblar los cerebros, llenar los ojos de cosas humanas, desarrollar un panorama humano, habitado por hombres consientes y soberanos.”

La disonancia cognitiva en la obra de Franz Fanon, es la que nos conduce a comprender la trampa de la desinformación. El “Yo“ como instrumento de lectura no está acoplada en uno mismo y nos despoja de las capacidades del pensamiento crítico. Cada vez más se nos hace difícil separar la verdad de las mentiras y sin uno saberlo se convierte en promotor de la desinformación. En otras palabras, necesitamos comprender primero la estructura de esa máquina que crea nuestras ideas y los pensamientos para visualizar como nuestras reacciones emocionales introyectadas por falsas percepciones, distorsionan la realidad mediante los prejuicios y las creencias inducidas, actuando, así como filtros que nos encauzan a un estado perenne de ignorancia. A veces las personas poseen una creencia fundamental que es muy fuerte y cuando se les presentan evidencias que van en contra a sus creencias, esa nueva evidencia no puede ser aceptada por ellos, y les crea una sensación extremadamente desagradable que concluye en una disonancia cognitiva.

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Literatura consultada:

  1. Frantz Fanon: Piel negra, mascaras blancas. 2009. Nº de páginas: 384 págs. Editorial: AKAL. ISBN: 9788446027959.
  2. Frantz Fanon:  Los condenados de la tierra. 2010. Nº de páginas: 319 págs. Editorial: S.L. FONDO DE CULTURA ECONOMICA DE ESPAÑA.ISBN: 9789505577194

3) Education & psychothérapie institutionnelle, Ed. Matrice, 2001, coll. P.I, ISBN 2-904979-00-X

https://es.wikipedia.org/wiki/Francesc_Tosquelles_Llaurad%C3%B3